La mentalidad personal y colectiva no es una “esencia” consustancial al humano y eterna en el tiempo; según cree la ideología idealista y no materialista. Es “el ser el que determina la conciencia y no la conciencia la que determina el ser” como aclaró Carlos Marx.
La Venezuela que he conocido de agosto 2006 a noviembre 2017, en que realicé mi “observación participante” continuada, como dicen los antropólogos, ha cambiado. Sociedad entonces sometida a las pulsiones consumistas instaladas en la sociedad por un desmedido sistema de publicidad por parte de los monopolios norteamericanos; como fue descrito por Antonio Pasquali en su libro “Comunicación y cultura de masas”.
Nadie recibía la presión diaria de más de mil mensajes publicitarios que crearon una mentalidad consumista que además solo podía ser satisfecha por un sector minoritario de la población que, según el momento la bonanza petrolera, se extendía algo más.
Y en los cerros una masa famélica viendo desfilar los derroches de la oligarquía y alguna “aristocracia obrera”. El alza de los precios petroleros permitió a la Revolución enfrentar la pobreza y desigualdad con inmenso éxito. Se guiaba por un concepto dudoso que es “la deuda social” (¿deuda de quien con quién? La única deuda es de las potencias imperialistas con los pueblos oprimidos) pero eso importaba poco.
La mentalidad usurera de un sector de los pequeños comerciantes (mi entrañable comerciante de la esquina de San Ruperto nunca abusó) fue controlada por Chávez instalando los maravillosos PDVAL y MERCAL. Pero el afán noble de erradicar las injusticias y reconocer a un pueblo oprimido llevó a excesos como importar innecesarios productos de lujo y costosa maquinaria sin la debida planificación (como la enorme inyectora de plástico traída de la lejanísima Belarus y sin desempacar que vimos en una inspección en La Rinconada al mando de Jesús), regalar prácticamente la gasolina y las divisas para favorecer los viajes derrochadores de los “raspadores de cupo”.
La necesidad de la producción sometida a estándares de calidad era reemplazada por la importación masiva. Se postergaba la adquisición de una tecnología no dependiente del imperialismo (esto no es crítica destructiva ¿Quién puede superar 3 siglos de colonialismo y un siglo de neocolonialismo en 20 años?). Sin embargo, la incansable labor pedagógica del gran Chávez en sus Alós Presidente y en cuanta ocasión le surgía, y su labor de extender el hábito de la lectura y el debate; proseguida sin descanso por el Presidente Maduro; el admirable liderazgo de Jesús Faría al frente de la Escuela del PSUV con camaradas inolvidables como Bonaldi; la pedagogía e investigación de intelectuales populares como Vladimir Acosta, Pedro Pablo Linares, Ramón Losada, Fermín Toro, Mario Sanoja, Alesandra Mulino, Joel Sangronis, Yván Ramírez y muchos otros; y de comunicadores como Mario Silva, publicaciones como “Poliética” de Daniel Hernández; el esfuerzo del general Angiolillo y el entonces coronel Prieto en la educación revolucionaria del mando militar; la música revolucionaria con Solimar Cadenas, Evio di Marzo, Omar Acedo, Luis Suárez, Dame pa Matala,… las universidades y centros de posgrado patrióticos como la Bolivariana con el vicerrector Damiani y el coordinador Pablo Giménez, la “Jesús Rivero” con Martínez, la de las Artes con Alí Rojas, la Pedro Gual con Johnny Balza que hacía subir a los cerros a los futuros diplomáticos y otros esfuerzos de la Revolución han producido una “revolución de la conciencia” de las masas populares.
Esta nueva conciencia no ha erradicado por completo los vicios heredados por el modo de producción colonial y neocolonial (me espantó el nivel de desastre de atención pública del Seniat, Saren y Suma en febrero de 2022 y la inoperancia judicial).
Pero explica el milagro tangible que produce cotidianamente la sociedad venezolana: el elogio del secretario general de la OPEP, Barkindo, a la recuperación de PDVSA, un millón de toneladas de maíz en 2022, según la federación de productores agropecuarios; la contención del COVID-19 y de la hiperinflación; el levantamiento parcial de sanciones al que se ve obligado el imperialismo; la previsión de crecimiento económico de un 20% de Crédit Suisse; el aumento de la exportación no petrolera.
No dudo que se desarrolla una nueva mentalidad proletaria y productiva, una moral más colectivista, comunal y solidaria y un planteamiento económico pragmático sin renunciar a los objetivos revolucionarios como nos enseñaron Lenin, Oscar Lange, Deng Xiao Ping, Tito, Andropov, Phan Van Dong y Fidel; entre otros grandes constructores socialistas.
Por: José Antonio Egido.-