Finalmente, la división de aguas causada por la desaparición física de Fidel pone en evidencia a los que fueron revolucionarios y siguen siéndolo. Entre estos hay verdaderos héroes, que en los años 60 y 70 se empeñaron en seguir los pasos del gran comandante y asumieron el camino de la subversión para luego retornar derrotados y –lo peor- traicionados por sus supuestos líderes.
En este campo también están hombres y mujeres de generaciones más recientes, que no participaron en la lucha armada, pero siempre vieron al proceso cubano (y, por supuesto, a Fidel) como un faro en medio del mar más tenebroso.
Con la virtud de la consistencia ideológica como enseña, esta gente ha ido a despedir a Fidel con la frente en alto. Se les ha podido ver, con la tristeza que deja la muerte, pero al mismo tiempo con la alegría de haber tenido como líder a un ser humano indoblegable, a uno de los mayores rebeldes de la historia de este planeta.
¿¿Quieres ampliar la información?? Busca tu semanario Cuatro F en su versión impresa con tu pregonero en cualquier región del país.
Clodovaldo Hernández / Redacción Web.