El comandante Chávez, fiel a lo ofertado en su campaña electoral, impulsó y concretó el proceso constituyente que dio inicio a la reforma, derogación y aprobación de leyes; con la finalidad de adecuarlas a la nueva carta magna, donde se destaca la búsqueda de una redistribución positiva de la renta nacional, en favor de los programas económicos y sociales.
En este sentido, por medio de la Ley Habilitante se aprobaron 49 Decretos con Rango, Valor y Fuerza de Ley, resaltando la Ley Orgánica de Hidrocarburos, que incrementó las alícuotas de tributación y regalías de las actividades petroleras. Del mismo modo, fijó la participación mayoritaria del Estado en sociedades mixtas; y aprobó la Ley de Pesca y Recursos Acuíferos que beneficia a los pescadores artesanales e impone reglas precisas contra la pesca de arrastre; además de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, que propone una distribución de las tierras ociosas, en favor del campesinado.
Las leyes habilitantes causaron la ira del poder económico representado por sectores reflejados en FEDECAMARAS, CONSECOMERCIO y FEDENAGA, así como la CTV, la Conferencia Episcopal, y la Embajada de EE. UU. en Venezuela; quienes agrupados en la Coordinadora Democrática, decidieron unir esfuerzos y agotar todos los medios disponibles para frenar el avance de la Revolución Bolivariana.
Con el soporte de la mayoría de los medios de comunicación, comienza un proceso de desinformación y descontextualización del contenido de las leyes recién aprobadas. Con el objetivo de ganar adeptos a su causa, promueven un paro nacional que combinaron con ataques sistemáticos, donde fusionaron lo mediático con lo psicológico; y lograron cristalizar un golpe de Estado, el 11 de abril de 2002.
Al consumarse la ruptura del hilo constitucional, el autojuramentado presidente Pedro Carmona Estanga, dictó un decreto desconociendo a la CRBV, destituyendo de sus cargos a las y los diputados principales y suplentes de la AN, al presidente y demás magistrados del TSJ; así como al Fiscal General de la República, al Contralor General de la República, al Defensor del Pueblo; y a quienes integraban el CNE.
Los golpistas impusieron la matriz de la renuncia del Presidente Chávez; cuando realmente estaba secuestrado. Luego de horas sin conocer el paradero del presidente, aunado a las declaraciones del Fiscal General Isaías Rodríguez; y la aparición de una carta del comandante Chávez desde su cautiverio en Turiamo, estado Aragua; el pueblo patriota se lanzó a las calles exigiendo la presencia de su Presidente, inspirado en ese escrito que de manera espontánea fue multiplicado por el pueblo que se convirtió en comunicador:
Al pueblo venezolano (y a quien pueda interesar).
Hugo Chávez Frías.
Yo, Hugo Chávez Frías, venezolano, Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, declaro: no he renunciado al poder legítimo que el pueblo venezolano me dio.
!Para siempre!
La movilización popular rompió el silencio informativo, expulsó a los golpistas e hizo retornar —el 13 de abril de 2021— al Comandante Chávez a Miraflores; cumpliendo la premisa señalada por Fabricio Ojeda: “Cuando un pueblo se propone vencer, ninguna fuerza puede detenerlo”. Fue una demostración de valentía y confianza en sí mismo que abrió el camino para la organización popular; con miras a profundizar la democracia participativa y defenderse de futuros eventos golpistas.
A veinte años de estos hechos, la Patria de Bolívar se mantiene firme ante los continuos ataques de la derecha nacional e internacional, que en el último lustro posibilitaron —mediante el bloqueo económico— afectar la calidad de vida de la población; situación que ha comenzado a revertirse gracias a la conducción sagaz del Presidente Nicolás Maduro, que ha permitido ir sorteando las dificultades generadas por las medidas coercitivas unilaterales, conocidas también como “sanciones”.
Por: Ramón Lobo