Por: Beatriz Rondón
La mujer se revela como la esencia misma de la vida. Su presencia multifacética y poderosa condición se manifiesta en cada rincón de la existencia. La mujer es revolución en acción, torbellino de fuerza y ternura, que transforma el mundo a su paso.
Es conexión con la Tierra, vínculo ancestral, generosa y sabia; acogedora desde su seno que ofrenda refugio y sustento.
En las llanuras infinitas, donde el horizonte se funde con el cielo, la mujer se arraiga a la vida con fuerza inquebrantable, se hace música y poesía; fuente de extraordinaria materia para la imaginación del jinete solitario, taciturno, que estremece sus compases de silencio.
Sus raíces se extienden profundas, nutriéndose de la savia de la Tierra, floreciendo como apamates en abril, llenando el paisaje de color y esperanza: son las raíces del amor.
La presencia de la mujer es constante reflexión y contemplación de la belleza que nos rodea, y de la acción para cuidar y proteger nuestro hogar común.
Su figura trasciende el tiempo y el espacio, una luz que guía a la humanidad en la lucha por un futuro justo. La mujer, refugio para el errante, fuente de inspiración y fortaleza; es la esencia de la vida, la raíz, la figura que trasciende el tiempo y el espacio.
Su presencia nos recuerda que somos parte de un todo.
Dejemos las palabras de Claudia Sheibaun como un legado desafiante, dirigidas a Trump y Musk en nombre del resto del mundo:
«Así que han votado para construir un muro… Bueno, mis queridos estadounidenses, aunque no sepan mucho de geografía, ya que para ustedes América es su país y no un continente, es importante que, antes de colocar los primeros ladrillos, sepan lo que dejan fuera de ese muro…
Hay 7 mil millones de personas en el mundo; pero como eso de “personas” no les parece muy relevante, los llamaremos consumidores…
Hay 7 mil millones de consumidores listos para reemplazar un iPhone por un Samsung o un Huawei en menos de 42 horas. También podemos sustituir Levi’s por Zara o Massimo Dutti…
En menos de seis meses, podemos dejar de comprar vehículos Ford o Chevrolet y reemplazarlos por Toyota, KIA, Mazda, Honda, Hyundai, Volvo, Subaru, Renault o BMW, que son técnicamente muy superiores a los autos que ustedes producen.
Con esos 7 mil millones, también podemos cancelar nuestras suscripciones a Direct TV y, aunque no nos guste mucho, podríamos dejar de ver películas de Hollywood y empezar a ver más producciones latinoamericanas o europeas, que tienen mejor calidad, mejores mensajes, mejor técnica cinematográfica y mejor contenido. Aunque les parezca increíble, podríamos dejar de ir a Disney y en su lugar visitar Xcaret en Cancún, ir a Canadá, Europa, o explorar otras excelentes opciones en Sudamérica, Asia y Europa.
Y créanlo o no, incluso en México hay mejores hamburguesas que las de McDonald’s y con mejor contenido nutricional«.
“¿Alguien ha visto pirámides en Estados Unidos? Hay pirámides y culturas increíbles en Egipto, México, Perú, Guatemala, Sudán y muchos otros países.
Descubran dónde están las maravillas del mundo antiguo y moderno…
Ninguna está en Estados Unidos. ¡Qué lástima para Trump! Si pudiera, ya las habría comprado y revendido.
Sabemos que existe Adidas y no solo Nike, y podemos empezar a usar tenis mexicanos como Panam.
Sabemos mucho más de lo que creen. Sabemos, por ejemplo, que si esos 7 mil millones de consumidores dejan de comprar sus productos, habrá desempleo y su economía (encerrada dentro del muro racista) se derrumbará hasta el punto de que nos rogarán que derribemos ese muro desastroso.
No queríamos, pero… Querían un muro, tendrán un muro…«
Palabras de Claudia Sheinbaunm: una de las nuestras.