Por Jose Roberto Duque
Sub Comandante del ejercito garitero y garitera
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NOTA DE ENNIO: FELICITO (antes que leas) AL SUB COMANDANTE GARITERO, Y AÑADO:
1. No hay ninguna razón para comerle finta a quien no ha logrado nada en estos días, desde su auto proclamación (incluso, no puede competir en el más nauseabundo de los logros de sus predecesores: decenas, centenas, de muertos)
2. Increíble que ya hemos visto esta misma película CINCO VECES (solo con el presidente Maduro) y no hemos aprendido: ¿No nos bastan CINCO VICTORIAS (Capriles, 2013, López, 2014, Ramos Allup, 2016, Guevara, 2017, y Borges, 2018) para saber que con shows y en paz somos imbatibles (y no les daremos el gusto de probarnos donde estoy seguro que haríamos flamear la bandera de Venezuela sobre la casa blanca, como antes arriamos la última bandera del imperio español sobre esta tierra nuestro Americana, en Ayacucho)? Tal como dijo el Duque. El niño consentido de Washington, POR AHORA. Y ya le queda menos que sus predecesores, cuando ellos tuvieron más auge (porque tuvieron con qué generar caos y muerte, cosa que este pelmazo no tiene)
Citemos al sabio Confucio:
«Cuando veas a un mosquito posarse en un testículo (o seno) tuyo, te darás cuenta que no todo se resuelve con violencia»
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«Tan fácil como entender que la política de un país no puede manejarse con el mismo criterio con que usamos nuestra ética individual de guapos de barrio. Si el vecino o el pran o el coñísimo de la puta madre del ejército que sea dice que se va a meter en mi casa, pues aquí lo espero, y vamos a matarnos todos en esta mierda.
Pero el presidente de un país no puede exponer a todo un pueblo, arriesgarlo a que padezca un bombardeo, nada más para demostrarle al mundo que «yo sí tengo cojones», y que sí soy capaz de meter preso al muchacho consentido de los gringos (consentido por ahora; vamos a ver qué pasa cuando ya no les sirva para nada).
Haríamos bien en quitarnos de la cabeza esa lógica cinematográfica que ni siquiera es de Hollywood sino de películas mexicanas de los años 50: «El honor se cobra con sangre».
Zumbar al país por la lógica de la guerra tiene sentido cuando ya la mutilación y la penetración es evidente (caso del 23-F en la frontera), pero, ¿arriesgarnos a que venga un ejército multinacional sólo «para que no digan» que le tengo miedo a Guaidó? ¿Qué clase de lectura de la historia es esa? ¿Vamos a seguir creyendo que la política requiere más fuerza bruta que habilidad para la maniobra?
Léanlo desde esta otra perspectiva pues, a ver si se aclara mejor todavía: Guaidó es tan culillúo y tan cobarde, que cuenta con el apoyo de Estados Unidos, Europa y varios países títeres de Latinoamérica, y FUE INCAPAZ de convocar a su gente para la plaza Catia, la O’Leary o la avenida Urdaneta: mieeee, qué cagaaaao, se fue pa Las Mercedes…
Toda la OTAN y la maquinaria de guerra más poderosa de la historia de la humanidad han decidido cuidarle el pellejo a ese bicho, y aún así NO SE ATREVIÓ a llamar a la gente HOY a Miraflores a sacar a Nicolás.
Fin de la provocación. Ahora les voy a decir lo que pienso en realidad: Guaidó, EEUU, la OTAN y todos los aliados segundones saben que esto es un juego de ajedrez y no una competencia a ver quién tiene las bolas más grandes. Y por cierto que la valentía no reside en las bolas.
Revísense, estimados. Sobre todo esos que dicen que han leído mucho pero quieren aparentar que las batallas políticas se ganan cuando uno tiene esas pelotas del tamaño de dos patillas.
Relájense y serénense, esto se planifica y se juega con actitud tranquila, no a los coñazos (ya vendrán los coñazos, y nosotros seguramente seguiremos opinando sobre esos coñazos en twitter)»