México ha sido en las últimas semanas, el epicentro de un nuevo capítulo para la historia política de Venezuela: lo que supone sea el fin de años de violencia y de irrespeto a la institucionalidad por parte de los sectores más extremistas de las oposiciones en Venezuela.
Parafraseando palabras del Presidente Nicolás Maduro: se logró sentar en la mesa del diálogo a un sector de la derecha venezolana que no ha cesado, desde hace más de 20 años, de amenazar y conspirar con golpes de estado, intentos de magnicidio y guarimbas para acabar con la Revolución Bolivariana; ya eso es una gran victoria de quienes apostamos fervientemente a la paz política.
Aquellos que, a pesar de tener conocimiento de este prontuario y de todo el daño que le han hecho al país, hoy osan cuestionar los esfuerzos que realiza el Gobierno Bolivariano realizando acusaciones de entreguismo y traición; sepan que por la paz del pueblo, nos sentaremos a negociar hasta con el mismo Diablo.
Y es que no es casual, que no solo actores internos se opongan a este Diálogo, ahora desde Colombia el subgobierno de Iván Duque, quien debería estar ocupándose del desastre social y las constantes violaciones a los DD.HH. en contra de su pueblo, prefiere meterse en nuestros asuntos internos, pretendiendo sabotear este proceso de diálogo.
El éxito rotundo que hemos conseguido en México, a través de los dos acuerdos tempranos que se han firmado, sin duda ha colocado en una situación incómoda a más de uno que sueñan con mantener sometido en situación al pueblo venezolano.
A pesar de todos estos factores en contra, es innegable la trascendencia histórica de estas negociaciones que colocan sobre la mesa la inmensa voluntad que tenemos por recuperar la estabilidad de la Patria.
«Acuerdo para la ratificación y defensa de la soberanía de Venezuela sobre la Guayana Esequiba», es el primer acuerdo alcanzado por los representantes del Gobierno Nacional y la Plataforma Unitaria de Venezuela, firmado el pasado 06 de septiembre, un día que quedó para la historia.
Pero, de verdad tenemos idea de la importancia y trascendencia que representa que todos los sectores del país hayan decidido unirse en la justa y legítima reclamación de los derechos soberanos sobre estos espacios geográficos que históricamente correspondían a nuestra Patria.
Después de casi 200 años de disputa entre la República Cooperativa de Guyana y Venezuela, lograr que todas las partes que hacen vida política en nuestro país, unifiquen la lucha por el reconocimiento al Acuerdo de Ginebra, es una victoria histórica.
Voluntad de trabajo y compromiso real por el país que se vieron reflejados también en el segundo punto logrado: “Acuerdo parcial para la protección social del pueblo venezolano”.
Sin duda, un valioso esfuerzo y apoyo unánime para que Venezuela recupere sus activos secuestrados en el extranjero y colocarlos al servicio de la protección y atención del pueblo, en especial, para la atención de la pandemia de Covid-19.
Es la línea central que el Presidente Nicolás Maduro dijo que plantearían en las negociaciones, y se está cumpliendo. Atender las necesidades y darle respuestas inmediatas a un pueblo que exige estabilidad económica, respeto a su decisión soberana y paz, a través de la vía electoral.
Todo indica que, ha valido la pena el sacrificio, el esfuerzo y la inmensa paciencia de las y los revolucionarios; que apostamos al camino del entendimiento como única vía para solucionar nuestros problemas.
Todos los Venezolanos, tenemos tareas centrales en este proceso de diálogo, desde las cupulares oposiciones que defienden su derecho a acceder a espacios políticos para aumentar sus privilegios, como los Revolucionarios que defendemos la posición de los millones de venezolanos, quienes entendemos la política como un instrumento para defender las luchas en favor de la defensa de las causas nobles, justas e históricas; por tanto, es de entender que las delegaciones sentadas defenderán sus posturas: en el caso de la delegación del Gobierno Bolivariano, ser voceros fieles de nuestro Pueblo que demanda acciones justas y frontales a tanto daño generado por sectores extremistas; pero cada uno de los 30 millones de Venezolanos (as) tenemos el vital deber republicano y Revolucionario de defender la línea del dialogo honesto como vía para la paz, ser veedores y vigilantes de que todos los involucrados respeten y hagan respetar los acuerdos que del proceso de dialogo puedan derivarse, así como alejar a los actores nacionales y/o extranjeros que pretendan vulnerar o boicotear los esfuerzos de solución pacífica que se van gestando. Recuerden la máxima que: para la oposición, la política es un instrumento para aumentar Privilegios; para los Revolucionarios es un instrumento de Lucha.
Estaremos atentos a los nuevos acuerdos que se debatirán desde el próximo 24 al 27 de septiembre, que promete darle nuevas noticias positivas al país.
Por: Rander Peña