En la vida de los imperios, siempre surgen personajes que se salen de las conductas humanas promedio. Casualmente, en el estadounidense hemos visto en seguidillas dos figuras que han roto el molde, pero el molde de lo malo y de la maldad. Al casi zombi de Joe Biden le sucedió Donald Trump. Dos caras del mismo billete verde.
Dejemos a un lado al promotor de la guerra en Ucrania y de la intensificación del genocidio en Palestina para concentrarnos en el nieto de migrantes que odia a los migrantes. Muchos son los que consideran que el mandatario gringo transita a menudo por el nebuloso mundo de la demencia. En lo personal, creo que, lamentablemente, está tan cuerdo que no da puntada sin dedal. Y es esta característica la que lo hace sumamente peligroso, que algunas veces se contradice y al ir a toda velocidad por la autopista de la política aparente, cambia de canal sin activar las luces laterales. Pareciera ser su estrategia preferida para tratar de confundir a sus víctimas: es decir, a todo el que no sea estadounidense blanco, anglo y protestante.
A Trump, sus opositores lo acusan de querer ceñirse una corona, por su estilo absolutista. Y de seguro, en su soberbia, el tipo se cree un Luis XIV del siglo XXI. Sin embargo, vale decir que frente al emperador francés, conocido como el Rey Sol, este tenía brillo propio y una corte llena de gente de la talla de Mazzarino, Colbert, Racine o Moliére; en contraste, el presidente-empresario, tosco de trato y, además, falto de cultura, solo puede mostrar en los pasillos de la Casa Blanca a cavernícolas como su secretario de Estado, Marco Rubio, o su secretaria de Seguridad, Kristi Noem, que no son precisamente dos lumbreras.
El emperador no se anda con rodeos. No está loco. Tiene claro cómo ganar dinero y cómo hacer que también aumenten sus dividendos quienes financiaron su campaña. Muestra de ello es el lucrativo negocio que están haciendo empresas como GEO Group y CoreCivic, dedicadas al sector carcelario (privatizado) de Estados Unidos y especialmente enfocadas en el segmento de la trata de migrantes.