1.- Algunos obispos venezolanos rezan porque desaparezca de la faz de la Tierra la Revolución Bolivariana, y ese ruego lleva el añadido de que en tal Apocalipsis político también se acabe con cuanto chavista castrocomunista haya (aunque muy católico sea).
Tales señores vienen y declaran que eso de perseguir a hermanos no es muy cristiano que se diga. Y claro, debe deducirse —por el contexto político en que vivimos— que, según ellos, hay que considerar que en sus oraciones entran con prioridad los guarimberos del 29-J y no los dirigentes de base y demás ciudadanos agredidos por el hampa contratada con dólares y/o euros provenientes de los fondos secretos de alguna potencia extranjera.
Undécimo mandamiento de la cúpula eclesiástica: el Gobierno tiene el deber de dejarse tumbar.
2.- En cualquier parte del mundo, quién acusa debe fundamentar con pruebas sus aseveraciones. Aquí en Venezuela, la dirigencia opositora a todo, la del NO es NO, que presume pensar, hablar y hasta actuar en inglés —como para que la entienda mejor el amo—grita fraude y listo, que se le crea porque sí.
Nada de entregar por escrito documentos que demuestren el porqué de sus alaridos. Y, en medio del entuerto, un gobernador no muy tocado por el don de la inteligencia y el gusto por la cultura, admite haber puesto sus esperanzas de convencer al público incauto con la salida al ciberespacio de una página no oficial atestada de información amañada tipo Súmate (y que valga la redundancia).
Moraleja opositora: no importa la verdad, pero sí la ficción que viaja por las redes sociales.
3.- Donald Trump no es un ciudadano cualquiera. Esto es más que obvio. Sin embargo, lo señalo por lo siguiente: soberbio, mentiroso, poderoso y loco; como lo ha demostrado en innumerables ocasiones, asistió a los tribunales a declarar como imputado por diversas faltas cada vez que un juez así lo ordenó.
En cambio, tenemos por estos lares un señor que sabemos no se manda solo y que, en el colmo de la sumisión, acepta ser llevado al banquillo de los acusados por desacato, entre otros delitos.
Pase lo que pase, ya caducó su utilidad. Así como apareció, prontamente será olvidado.
4.-En el Reino Unido, el gobierno comenzó a investigar y arrestar a quienes usan las redes sociales para mentir o promover el odio. Irlanda, denuncia X (Elon Musk), por aprovecharse, sin consulta, de datos de usuarios europeos para entrenar su modelo de Inteligencia Artificial.
Nadie los acusa de dictaduras. Ese señalamiento apunta a Venezuela por hacer algo similar.
5.-El karma alcanza a Antonio Fernández y también a Elon Musk. El primero cae en desgracia por golpear a su mujer. Y el segundo pierde cerca de 6 mil millones de dólares en el mercado de valores. Ambos emitieron opiniones negativas sobre el resultado del proceso electoral recientemente cumplido en Venezuela. La justicia cósmica hace su trabajo.