El comandante Chávez fue un líder político dotado de un extraordinario talento, enorme brillo intelectual y entregado totalmente a la lucha en contra de los enemigos de la patria. En ese sentido, son precisamente el sistemático y profundo estudio de las tesis teóricas del socialismo en combinación con una tenaz lucha por su programa político, lo que permite la transición de sus iniciales posiciones antiimperialistas y democráticas a un sólido proyecto de transformaciones socialistas.
Precisamente, de la dialéctica de teoría y práctica, de lo general y lo histórico-concreto en la lucha del pueblo venezolano, se derivan las 6 dimensiones del socialismo bolivariano que tan pedagógicamente difundió el comandante Chávez.
En primer lugar, tenemos la dimensión internacional. Allí sobresale el enemigo fundamental de nuestro pueblo y de los pueblos del mundo, el imperialismo estadounidense, así como la necesidad de unidad de las fuerzas progresistas en el planeta para derrotarlo. Se trata de un principio eminentemente bolivariano que movió cada una de los combates librados por el comandante Chávez y que le imprime un carácter internacional a nuestra lucha. A partir de acá se establece la soberanía nacional como una condición indispensable para el desarrollo nacional y la justicia social.
En el ámbito de la política, una nueva forma del ejercicio del poder, expresado en el Poder Popular y la democracia participativa, tiene que traducirse en un nuevo Estado popular y revolucionario que desplace definitivamente a la maquinaria del poder burgués. El comandante Chávez tenía absoluta claridad, en que el aspecto esencial de la lucha política revolucionaria radica en la conquista del poder para su ejercicio en función y a través de las masas populares. Este proceso se convierte en un indicador fundamental del avance histórico de nuestra revolución.
En cuanto a la economía, el comandante Chávez concebía la trasformación del modelo rentístico en uno productivo sustentado en el trabajo como base para la transición socialista. El desarrollo de las fuerzas productivas, a su vez, tiene que estar acompañado por radicales transformaciones en las relaciones de producción. En ese contexto, su modelo económico para la larga transición socialista radicaba en una economía mixta, donde el Estado revolucionario ejerce la rectoría del desarrollo, los trabajadores asumen un creciente protagonismo y el sector privado contribuyen con sus inversiones al desarrollo integral de la nación.
Por su parte, la dimensión social para el comandante Chávez contenía fundamentalmente dos facetas. En primer lugar, la necesidad de que con el ejercicio revolucionario del poder político la distribución de la riqueza se produzcan avances sustanciales en el combate de la pobreza y las desigualdades. Por otra parte, están las relaciones sociales de subordinación y explotación del capitalismo, que tienen que ser desplazadas por la igualdad social, condición histórica inequívoca de la nueva sociedad.
Asimismo, destaca su visión de las comunas como espacios territoriales de construcción del socialismo. Estas células de la nueva sociedad se deben constituir en la forma de movimiento del socialismo, en nuevos escenarios de poder popular.
Finalmente, pero no menos importante, los cambios éticos adquieren en la formulación socialista del comandante Chávez una gran relevancia a la luz de la fallida experiencia socialista europea. Las grandes transformaciones culturales, la creación de una arraigada consciencia socialista, la lucha contra los vicios y antivalores del capitalismo, son factores determinantes el socialismo bolivariano. Sin ello será estéril cualquier esfuerzo de cambo social.
Nunca gravitó el comandante Chávez en torno al romanticismo, siempre fue muy consciente de que para alcanzar estos objetivos se requiere de una poderosa fuerza popular organizada y consciente. En tal sentido, la unión cívico-militar y el PSUV constituyen dos de sus obras más relevantes. Ellos están llamados a garantizar la fuerza que propulsa el despliegue popular que, a su vez, es donde descansa la vitalidad de toda revolución.
A 8 años de la siembra del comandante Chávez, con su legado socialista vamos superando desafíos gigantescos, vamos sentado base para una compleja, pero victoriosa transición al socialismo.