«No sé si soy feminista (…) ¿Qué es ser feminista? Yo amé y luché (…)”
En entrevista a Márgara Russotto
Por la igualdad
En la lucha por ser reconocidas ciudadanas con plenos derechos políticos, las mujeres han transitado un largo camino, que pese a lo espinoso, está lleno de historias y testimonios de cientos de miles de mujeres, que florecieron con fuerza y conciencia feminista para tomar las calles, alzar la voz y ocupar su lugar en la sociedad. Ada Pérez Guevara, fue una de esas mujeres aguerridas, que al lado de otras, entre 1936 y 1948, salieron a la escena pública para hacer valer sus derechos, a través de la organización de un rico y diverso movimiento, que combinó la militancia política y el desarrollo de innumerables actividades formativas, culturales y literarias, para promover el debate de ideas sobre la participación de la mujer en la sociedad.
Como escritora y periodista, emprendió la lucha por los derechos de la mujer y desde la pluma, testimonió, a modo de denuncia y también en clave de ficción, momentos efervescentes de la participación de las mujeres en nuestra historia. Según María Cristina Solaeche, la poetisa de Cantaura, “es una de las figuras más representativas de la escritura de denuncia, en cuyas obras narró la precariedad del parto en la mujer campesina y la desesperación frente a la violencia sexual, en la mujer trabajadora, en Pelusa y otros cuentos (1946); la explotación del salario de la empleada y las vejaciones contra “la solterona”, en Flora Méndez (1934); la subalternidad femenina, en la criollista novela Tierra talada (1937); la explotación de las mujeres, los niños, los obreros, los campesinos, los extranjeros y el rechazo a la subordinación conyugal. Todo sometimiento de la mujer por parte del hombre, lo denuncia en hermosas páginas literarias”.
De igual forma, sobre su novela Tierra Calada, Márgara Russotto, afirmó que la escritora dio cuenta de un período “(…) en que florece uno de los primeros brotes de la lucha por la emancipación de la mujer, después de la muerte de Gómez, el cual, sirvió de impulso al voto femenino”.
Para Ada, “no podrá en ningún caso alcanzarse la democracia verdadera e integral, mientras no se decidiera la igualdad política entre hombres y mujeres venezolanos (…) Si ello no ocurre, la democracia será inestable, huidiza, intangible”.
De madre poetisa
Nació el 3 de noviembre de 1905 en Cantaura, en el estado Anzoátegui. Su padre fue Octaviano Pérez Freites y su madre, la poetisa Mercedes Guevara Rojas, reconocida como la precursora literaria del Oriente del país y quien escribía versos desde los ocho años de edad. Cuentan que ya a los 14 años, Mercedes logró publicar sus escritos en El Cojo Ilustrado. Obviamente, su madre no solo le enseñó a leer y a escribir, sino que cultivó en Ada el amor por las letras. Culminando 1917 la familia se vino a Caracas y la jovencita fue inscrita en el colegio San José de Tarbes, donde además de los estudios regulares, aprendió francés como segunda lengua. Amorosa de las letras, se incorporó activamente a partir de 1931 en los diversos movimientos culturales de mujeres, y desde allí a las luchas por los derechos. Incluso, estuvo presa en La Rotunda.
Mensaje al Presidente
Apenas se supo la noticia de la muerte de Gómez, el poeta Andrés Eloy Blanco escribió un documento conocido como el “Manifiesto”, el cual era un mensaje dirigido al general López Contreras, sobre la democracia y por supuesto, una solicitud de libertad a los presos políticos y el regreso de los exilados. Resulta que días después, las mujeres organizadas se reunieron en la casa de Ada, ubicada en la Avenida Norte 20 de la ciudad de Caracas y tras horas de debate, escribieron “Mensaje de mujeres venezolanas al general Eleazar López Conteras”, el cual, fue entregado el 30 de diciembre de 1935 y tenía como tema fundamental la necesidad de cambiar la visión sobre las mujeres y su papel en la sociedad y a su vez, llamar la atención sobre temas de salud y seguridad social tanto de las mujeres, como de niños y niñas.
La Asociación Venezolana de Mujeres
Con el objetivo de impulsar las propuestas de modificación del Código Civil y el derecho al sufragio, junto a Luisa del Valle Silva fundó la Asociación Venezolana de Mujeres. En su casa, por cierto, también se realizaban las reuniones del Comité pro sufragio femenino. Desde la AVM, se organizó también la Conferencia preparatoria al Primer Congreso Venezolano de Mujeres y se creó la Revista Correo Cívico Femenino, la cual circuló gratuitamente entre 1945 y 1947 y se entregaba a las maestras de las escuelas, para que a su vez fuera compartida con las madres de los alumnos y alumnas.
Escribir y luchar
No conformes con toda la red establecida, Ada, Luisa del Valle Silva, Blanca Rosa López Contreras e Irma De Sola Ricardo, crearon la Asociación Cultural Interamericana, dedicada a la promoción de la escritura de las mujeres. Entre 1939 y 1962 ésta asociación organizó anualmente el Concurso Femenino Venezolano, con cuyas obras ganadoras conformaron la Biblioteca Femenina Venezolana, donde están, entre otros, Umbral, de Ida Gramcko y El Cristal Nervioso, de Enriqueta Arvelo Larriva.
Por cierto, fue en 1964 cuando Ada se graduó de periodista en la Universidad Central de Venezuela y pasó al ejercicio de la crónica en los principales diarios de circulación nacional del país. Con su cuento Luz nueva, obtuvo en 1970 el premio único Violeta de Oro, del concurso literario de Ciudad Bolívar.
Forjadas en la lucha
Ada, mujer emancipada, junto a otras tantas dedicó su vida a luchar y a construir espacios para la creación y la acción femenina. No tuvieron escuela ni referente cercano, y sin embargo, nada las detuvo. En Las mujeres y las letras, un recuento en el hilo de lo escrito, mi querida amiga Laura Antillano, periodista y escritora, hace una revisión sobre autoras venezolanas del siglo XX, sus obras y motivaciones; y visibiliza el papel de las escritoras, como protagonistas en la lucha por los derechos cívicos y políticos. Al cierre, concluye: “La Mujer, en su circunstancia, mantendrá en la escritura el predicamento, aparentemente ‘antiguo’, de Simone de Beauvoir, el ‘hacerse” a través de la vida misma, más que el nacer siendo mujer’. Ada y todas esas mujeres, se forjaron en la lucha.