El mes de abril marca la historia del imperialismo estadounidense en su afán por hacerse dueño del mundo. En 1961, el 19 de abril, culmina la acción militar de las Fuerzas Armadas Revolucionarias Cubanas que expulsó a unos 1.500 mercenarios que intentaron, con el apoyo de Estados Unidos, derrocar al gobierno revolucionario liderado por Fidel Castro Ruz.
En 1975, el 30 de abril, tropas norvietnamitas toman el palacio de gobierno en Saigón; lo que representa la derrota de Estados Unidos en la guerra de Vietnam. Fue también en el mes de abril, de 2002, la fecha escogida por las instituciones sociales controladas por la derecha; tuteladas por los gobiernos de Estados Unidos, Colombia y España, para intentar derrocar el gobierno del Presidente Hugo Chávez; con la participación de las cúpulas militares formadas en la Escuela de las Américas, como punto culminante de una operación psicológica impulsada por los medios de comunicación privados devenidos en actores políticos, manipularon a un sector de la sociedad para impulsar protestas; siguiendo la metodología de Gene Sharp.
La participación de la mujer venezolana es clave para esta nueva derrota al imperialismo estadounidense. Hay miles de heroínas anónimas en los medios comunitarios, en las organizaciones sociales; en las comunidades cuya acción clave reconocemos. Hay que recordar que para aquel momento el Poder Popular, tal como lo conocemos hoy, se encontraba en proceso de organización.
Los liderazgos visibles estaban sometidos a asedio, lo que limitaba su acción. Desde 1999, el Instituto Nacional de la Mujer se desplegó a nivel nacional en la conformación de los Puntos de Encuentro con INAMUJER que desempeñaron un rol fundamental en la movilización y la información al pueblo. Las declaraciones de María Gabriela Chávez a los medios internacionales sobre la detención del Presidente Hugo Chávez fueron claves para desmontar la patraña golpista. Esta acción, las declaraciones del Fiscal General Isaías Rodríguez y la carta del Presidente Chávez en la que desmiente la supuesta renuncia, activaron la movilización popular para el rescate del Jefe de Estado.
El cacerolazo del 12 de abril en la noche, luego de los anuncios del gobierno de facto que presidió brevemente Pedro Carmona Estanga, despertó la rebeldía del pueblo, especialmente por la convicción que ya se tenía de que el Comandante Chávez no había renunciado. Sin duda, esta acción de conciencia contó con la masiva participación de las mujeres en las comunidades. Las diputadas Cilia Flores e Iris Varela, el diputado Nicolás Maduro, lideraron el pueblo que junto a militares patriotas se activaron en la entrada de Fuerte Tiuna para exigir la libertad del Presidente Hugo Chávez; que rápidamente fue trasladado a la Base Naval de Turiamo y luego a La Orchila.
Los medios de comunicación, cómplices del Golpe de Estado, mantuvieron silencio a nivel nacional e internacional sobre la rebelión popular que exigía la libertad del Presidente Chávez, secuestrado por los golpistas. Para romper el cerco mediático, la sintonía de la inteligencia popular se activó para cerrar la autopista Caracas – La Guaira para provocar la suspensión de los vuelos internacionales y obligar a que en el exterior se dijera la verdad de lo que ocurría en Venezuela.
Esta toma popular de la vía que comunica a Caracas con el principal aeropuerto del país, coordinada por lideresas de Catia, el sector El Limón y de La Guaira, también impedía que los golpistas pudieran huir del país luego de fracasada su felonía. Por todo esto, la rebeldía bicentenaria de abril, que le propinó una nueva derrota al imperialismo estadounidense tiene nombre y rostro de mujer, heroínas de la defensa de nuestra soberanía y forjadoras de conciencia patria.
Por: Vicepresidencia