El capitalismo hegemónico muestra a cada momento sus peores expresiones
Nueva expresión monetaria y nueva ola especulativa
Venezuela es un país que ha ido durante 22 años en la ruta hacia el socialismo; pero todo el mundo sabe que sigue teniendo un sistema económico controlado por el capitalismo. En los últimos años, por la fuerza de la guerra económica, las medidas coercitivas unilaterales, el robo de activos y el bloqueo, ese capitalismo se ha hecho mucho más violento y salvaje, especialmente en el punto donde hace contacto con la gente: la actividad comercial y de servicios.
Esto ha quedado demostrado una vez más y de manera muy dolorosa en los últimos días, cuando las autoridades han puesto en marcha la Nueva Expresión Monetaria, con el propósito de hacer más fluidas las transacciones y encaminar al país hacia la digitalización del bolívar. En ese trance, la respuesta de los mal llamados “empresarios” ha sido la de una también nueva escalada especulativa (aunque, en realidad, es la misma de siempre).
No existen razones para el aumento bestial y general de precios y tarifas, porque la medida tomada por el Gobierno y el Banco Central de Venezuela solo pretende racionalizar las operaciones de la economía cotidiana, mediante la eliminación de seis ceros al signo monetario. Pero la ola alcista ha sido demencial.
Es una clara expresión de la voracidad capitalista, que ve oportunidades para el enriquecimiento especulativo tanto en los problemas de la economía como en los intentos de solucionarlos que hacen los Estados.
Los líderes de la derecha en la caja de Pandora
Con gran pompa, una alianza internacional de medios y periodistas dedicados a la investigación lanzaron una nueva andanada de denuncias sobre la corrupción que campea en el mundo y sus principales protagonistas.
Contrario a lo que se había pronosticado, los dedos acusadores han apuntado (al menos en las primeras revelaciones) hacia prominentes líderes de la derecha y la ultraderecha, que aparecen como depositantes de cuentas y titulares de empresas de maletín en los llamados paraísos fiscales del mundo.
De entrada, surgen muchas reflexiones y seguirán otras, pero remitámonos al hecho de que no aparece entre los señalados ninguno de los líderes de la izquierda que han sido derrocados, destituidos o impedidos de postularse mediante los recursos del llamado lawfare (enjuiciamientos con fines políticos). Tampoco los presidentes vilipendiados hasta la saciedad, como Nicolás Maduro o Daniel Ortega. En lugar de ellos o de Rafael Correa, Luiz Inacio Lula Da Silva y Cristina Kirchner, de la caja de Pandora han salido demonios como Sebastián Piñera, Mauricio Macri, Guillermo Lasso, Luis Abinader, Pedro Pablo Kuczynski, Andrés Pastrana, Porfirio Lobo, Horacio Cartes, Juan Carlos Varela, Ricardo Martinelli y Ernesto Pérez Balladares. Todos de derecha o ultraderecha, todos enemigos de las revoluciones y de los gobiernos progresistas de América Latina. ¿Será casualidad que todos son corruptos?
Caída de las redes demuestra un peligroso poder omnímodo
Hace poco ocurrió una caída mundial de WhatsApp, Facebook, Instagram y otras redes sociales y aplicaciones muy populares a escala planetaria.
El incidente fue causa de grandes trastornos, por la importancia que han adquirido estas plataformas tecnológicas en la vida cotidiana de la población mundial y especialmente por el peso específico que tienen en medio de la pandemia, para las organizaciones que dependen del teletrabajo.
Lo ocurrido dispara también las especulaciones de lo que puede ocurrir si los monopolios que dominan el sector de la economía digital (del cual ya dependen absolutamente todos los demás) deciden en algún momento ejecutar un blackout para hacer aún más evidente su hegemonía.
Es más, muchos de los llamados conspiranoicos piensan que esto no fue un accidente, sino un ensayo que ya puso en claro cuan omnímodo es el poder de estas corporaciones.
Vargas Llosa: la intelectualidad fascista
Hace ya mucho tiempo que Mario Vargas Llosa se reveló ante el mundo como un intelectual de derecha. Pero en su etapa de adulto mayor ha ido corriéndose cada vez más hacia el extremo y hoy en día puede afirmarse que es un egregio ejemplar de la intelectualidad fascista.
El Premio Nobel de Literatura —que nació en Perú y asumió la nacionalidad española y un título nobiliario otorgado por el infame rey Juan Carlos— se ha hecho referencia predilecta para los movimientos más ultra de la derecha europea y latinoamericana.
La última perla del connotado marqués es que en las elecciones lo que importa no es que el voto sea libre, sino que la gente vote bien, que no se equivoque, es decir, que los pobres (que son mayoría) voten por los candidatos que les gusten a los ricos y a las potencias imperiales. ¡Qué democracia!