Donald Trump asumió nuevamente la presidencia de Estados Unidos, marcando el inicio de una era que podríamos denominar como la «Doctrina Monroe 4.0». Este concepto, inspirado en la histórica Doctrina Monroe de 1823, que sirvió como excusa para la expansión imperial de Estados Unidos en todo el continente, busca reafirmar la influencia estadounidense en el hemisferio occidental, pero adaptado a los desafíos y realidades del siglo XXI. En su discurso inaugural, Trump enfatizó la necesidad de priorizar los intereses de Estados Unidos, señalando: «A partir de hoy, nuestro país florecerá y volverá a ser respetado en todo el mundo. Seremos la envidia de todas las naciones, y no permitiremos que «se sigan aprovechando de nosotros».
Esta retórica resuena con el concepto del «Destino Manifiesto», una creencia de las élites yanquis del siglo XIX que promovía la expansión territorial de Estados Unidos bajo la premisa de una misión divina. Sin embargo, además de territorios físicos, la expansión contemporánea resurge en un nuevo campo de batalla: el mundo digital. La presencia destacada de magnates tecnológicos como Elon Musk (Tesla y SpaceX), Jeff Bezos (Amazon), Mark Zuckerberg (Meta), Sundar Pichai (Google) y Tim Cook (Apple) en la ceremonia de investidura simboliza la fusión entre el poder político. y las corporaciones tecnológicas, sugiriendo una nueva forma de imperialismo: la dominación del ciberespacio y los datos.
Geopolítica Digital: La Nueva Frontera del Poder
En este contexto, surge el concepto de Geopolítica Digital, que describe la competencia entre naciones y corporaciones por el control de los recursos tecnológicos y los datos de todos los seres humanos que están en línea. Esta lucha no solo abarca la obtención de minerales y tierras raras esenciales para la fabricación de dispositivos electrónicos, sino también la captura y el control de los datos personales de miles de millones de usuarios y usuarias en todo el mundo. Las empresas tecnológicas, al acumular vastas cantidades de información, poseen un poder sin precedentes para influir en comportamientos, decisiones políticas y económicas.
La asistencia de los CEOs de las principales empresas tecnológicas a la toma de posesión de Trump no es mera coincidencia. Representa una alianza estratégica en la que el gobierno busca fortalecer su posición en el ámbito digital, mientras que las corporaciones tecnológicas buscan consolidar su influencia en las políticas públicas. Esta simbiosis plantea interrogantes sobre la concentración de poder y la erosión de las fronteras entre el estado-nación que conocíamos y los grandes conglomerados digitales.
Por su parte, el renovado interés del presidente Donald Trump en incorporar Groenlandia a Estados Unidos se debe a la abundancia de recursos naturales estratégicos en la isla, especialmente minerales y tierras raras esenciales para las tecnologías modernas. Según el Instituto de Recursos Naturales de Groenlandia, el subsuelo de la isla contiene tierras raras, piedras preciosas, carbón, grafito y uranio.
Actualmente, China domina el mercado global de tierras raras, representando aproximadamente el 70 % de la producción mundial y casi el 85 % de la capacidad de procesamiento. Esta hegemonía obliga a los conglomerados digitales de la OTAN a buscar fuentes alternativas para competir con el gigante asiático. La estrategia de adquirir Groenlandia refleja una transición de la geopolítica clásica hacia una «geopolítica digital», donde el control de recursos tecnológicos y datos es primordial. Sin embargo, el primer ministro de Groenlandia, Múte Bourup Egede, ha rechazado firmemente esta propuesta, enfatizando el deseo de la isla de mantener su autonomía y aspirar a una eventual independencia de Dinamarca.
La Corporatocracia Digital: ¿Hacia Dónde Nos Dirigimos?
La convergencia del poder político y tecnológico da lugar a una «Corporatocracia Digital», donde las decisiones que afectan a miles de millones son tomadas por una élite que controla tanto los gobiernos como las plataformas digitales. Esta concentración de poder tiene implicaciones profundas:
- Privacidad y Vigilancia: La recopilación masiva de datos permite una vigilancia sin precedentes, erosionando las soberanías, la privacidad individual y otorgando a las corporaciones y gobiernos la capacidad de monitorear y manipular comportamientos.
- Manipulación de la Opinión Pública: El control de las plataformas de información facilita la difusión de narrativas que pueden influir en procesos democráticos, moldeando percepciones y decisiones electorales.
- Desigualdad Económica: La concentración de riqueza y poder en manos de unas pocas corporaciones tecnológicas exacerba las disparidades económicas, limitando las oportunidades para actores más pequeños y emergentes.
La «Doctrina Monroe 4.0» y el resurgimiento del «Destino Manifiesto» en la era digital plantean desafíos inéditos. La alianza entre el gobierno de Trump y los gigantes tecnológicos sugiere una reconfiguración del orden mundial, donde el control de la información y la tecnología se convierte en la nueva moneda de poder, no solo para dominar el mundo sino incluso la galaxia.
El problema para la nueva administración estadounidense es que Trump no se enfrenta al mismo mundo que en su primer mandato. Los BRICS y sus aliados son ahora una fuerza real consolidada en términos de fabricación, economía, energía y poder militar, que en las condiciones actuales no es posible doblar fácilmente. Por su parte, países como Venezuela, que durante el primer mandato del empresario enfrentanban graves dificultades geopolíticas, económicas y de orden interno, hoy cuentan con un gobierno mucho más consolidado, un país seguro y estable, recién elegido por seis años, y con más del 9% de crecimiento de su PIB en el último año.
Podemos decir que las grandes interrogantes de esta nueva administración que el tiempo resolverá en esta geopolítica digital son: ¿De las guerras que se cerrarán, cuáles serán las nuevas guerras que se abrirán? ¿Quiénes serán las víctimas del intento por restituir la economía real norteamericana, destruida por el neoliberalismo? ¿A quién desgarrará el Águila en picada en el intento de reconfigurar el «sueño americano», carcomido por el fentanilo, la pobreza y la inflación de una moneda vacía y sin sustento desde hace muchos años?
Toca estar alertas, nunca bajar la guardia, seguir unidos, combatiendo y construyendo alternativas desde el Sur Global para tener un mundo más justo y equitativo. Ese es el camino.