El Gobierno de Estados Unidos, bajo la administración de Donald Trump, anunció la cancelación del 83% de los programas de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), una decisión que ha generado revuelo internacional. Según el secretario de Estado, Marco Rubio, esta medida busca “optimizar recursos” que, en muchos casos, no beneficiaron los intereses nacionales de EE. UU. Este recorte parece un reconocimiento implícito del fracaso de sus programas de injerencia política disfrazados de ayuda humanitaria.
Tras una revisión de seis semanas, se eliminaron 5.200 contratos que representaron un gasto de miles de millones de dólares. Rubio justificó la decisión argumentando que estos programas no cumplieron con los objetivos estratégicos de su país y, en algunos casos, incluso los perjudicaron. El 18% restante de los programas, aproximadamente 1.000, será administrado por el Departamento de Estado en coordinación con el Congreso.
La USAID también anunció el despido de 1.600 empleados y la suspensión administrativa de la mayoría del personal restante. A partir del 23 de febrero de 2025, solo permanecerán activos aquellos encargados de funciones críticas o proyectos específicos.