Jonny Hidalgo
En la década de los 80, con el auge del neoliberalismo, se desarrollan en el mundo los Mercados Mayoristas de Electricidad (MME), artificio tecnocrático que, excluyendo a los Estados, trata de manejar a la electricidad como una mercancía del “libre mercado”, lo que resulta imposible porque el equilibrio entre la oferta y la demanda se da por condiciones físicas del sistema, en tiempo real, y no por los fundamentos del mercado.
Con la política de “el gran viraje” de principios de los 90, se inicia un proceso de apertura para favorecer a las transnacionales mediante la creación de un MME en Venezuela. El Comandante Chávez gana las elecciones en 1998 y frena el proceso de privatización. Sin embargo, entre los años 1999 y 2003, el Ministerio de Energía y Minas desarrolló todo el andamiaje legal requerido para establecer el MME. Además, se excluyó al gas de la Ley Orgánica de Hidrocarburos, siendo el sector eléctrico el principal consumidor de este combustible. Para constituir los entes operativos, se conformó una comisión especial que crearía el Centro Nacional de Gestión que fue aprobado y decretado en G.O. el 01/12/2006.
Con la quiebra de Enron, 2001, muchos países, incluido EEUU, dudaron sobre la conveniencia de los MME. En Venezuela es físicamente inviable instalar un MME, pues para ello debe reservarse al Estado la central de Guri, ya que genera más del 60% de la energía, ofreciendo un poder de mercado que no podría adjudicarse a un actor privado. Siendo así, es inevitable la participación del Estado, que es lo que se pretendió con la creación del MME.
Este resultado es previsible porque el Estado es quien desarrolló el 90% del sistema eléctrico nacional, percibiendo menores beneficios económicos, pues las empresas privadas monopolizaban las regiones más rentables; tal fue el caso de la Electricidad de Caracas C.A.
En el año 2007, se creó Corpoelec nacionalizando la industria eléctrica. Esto representó una transformación profunda del sector que cambió sus flujos de capital e hizo que los trabajadores salieran del aislamiento privado para comenzar a pensar de forma holística el Sistema Interconectado Nacional.
La transición aún hoy no ha terminado. Es un reto para Corpoelec, desarrollarse en un mundo en el que las nuevas tecnologías parecen diseñadas para liberar mercados, aunque una de las empresas eléctricas más eficientes del mundo, KEPCO, es también una corporación estatal. Es necesario que los trabajadores generen la cultura organizacional que supere los vicios de las viejas empresas públicas y privadas.