Texto e ilustración: Loreza Almarza
El Bloqueo
Con la toma sorpresiva del puerto de La Guaira por buques de las armadas inglesa y alemana, inició el Bloqueo organizado por Inglaterra contra nuestro país, el 9 de diciembre de 1902. En ésta acción intervencionista, además de Alemania, participaron Italia y Francia. Al parecer, las potencias querían conseguir concesiones de nuestros hidrocarburos a precios de gallina flaca, pero como Cipriano Castro se negó, aprovecharon la existencia de unas viejas deudas con los banqueros para justificar el bloqueo. En opinión de Castro, la cifra exigida estaba por encima de la deuda real, y además, el reclamo se realizaba fuera de los canales jurídicos e institucionales correspondientes.
Defensa del suelo patrio
Ante el ataque, y en desventaja militar y financiera, Castro recurrió a la artillería del pensamiento y proclamó: “(…) La planta insolente del Extranjero ha profanado el sagrado suelo de la Patria! (…)”. Este discurso hizo florecer un movimiento y sentimiento de unidad e ideal nacionalista en la población, la cual salió a las calles para exigir respeto a la soberanía nacional. Las plazas públicas fueron tomadas, y en todas las esquinas se leyó la proclama. Igualmente, como acto de repudio se quemaron banderas de los países agresores y se apedrearon las embajadas implicadas en el conflicto.
A pesar de la conflictividad política interna, cientos de civiles se presentaron en las jefaturas civiles para ponerse al frente de la defensa nacional. Tal fue el caso de José Gregorio Hernández, uno de los primeros en inscribirse para tomar las armas como un soldado más. Por esos días, un grupo de venezolanos, tomó el buque inglés Topaze y arriaron su bandera en rechazo a la agresión al país.
Ataques
El escritor y cronista marabino, Régulo Díaz, conocido como Kurivinda, contó que en el caso del golfo, el destructor inglés Panther en su avanzada “recibió balazos de fusilería por haberse aproximado a la isla de San Carlos”, pero no disparó por un convenio con Estados Unidos. Sin embargo, afirmó que igual no lo habría hecho porque “los bancos de arena de la barra del lago le hubiesen impedido maniobrar”. Partió a Curazao y tres días después regresó con las embarcaciones alemanas Viñeta y el Falke. Los tres, dispararon sin clemencia, pero al parecer solo hubo una baja.
En el caso de Puerto Cabello, otras fuentes afirmaron que el Viñeta y Charybdis de Inglaterra, bombardearon durante 20 minutos el Castillo Libertador y el Fortín Solano. Cuentan que antes del ataque, ambos fuertes fueron tomados por asalto y hasta izaron las banderas inglesa y la alemana. A su vez, los muy pillos, saquearon las viejas campanas y cañones de bronce.
La oligarquía contra Castro
Cuando llegó al poder como jefe supremo de la denominada Revolución Liberal Restauradora en 1899, Castro se planteó reorganizar la República. Sin embargo, se encontró con un país en bancarrota, endeudado, sometido a concesiones internacionales que violaban todo principio de soberanía nacional, cuyas compañías contaban con el apoyo de la oligarquía criolla, incluso cuando exigían además del pago, la entrega de minas, aduanas, líneas cablegráficas, y otros recursos.
Además de la guerra económica, a través de los diarios estadounidenses The New York Times, North America Review, The Forum y The Sun, The Times de Londres y Le Temps de Francia, se ejecutó una gran campaña de descrédito contra Castro. En sus páginas, abundaron graves insultos contra el presidente, afirmaciones racistas y caricaturas que lo ridiculizaron, con el fin de preparar el terreno a favor de la intervención de las grandes potencias.
El reparto del mundo
La acción militar punitiva y desproporcionada fue producto de la lucha de los centros de poder económico por obtener el control de áreas de influencia geoeconómicas, que incluyó un reparto geopolítico y colonial. Desde 1870 las potencias avanzaron hacia el control económico, político y territorial a través de la industria eléctrica y la petrolera. En el caso venezolano, durante el liberalismo amarillo (1870-1899) se avanzó con empréstitos bancarios y obras ferroviarias, lo que significó el desarrollo de una nueva fase del capitalismo: la financiera. Las empresas extranjeras que respaldaron el conflicto fueron: Berliner Diskonto Gesellschaft, empresa alemana que operaba a través del ferrocarril Caracas Valencia, la South Western, Compañía Francesa del Cable Interoceánico; así como la New York & Bermúdez Company y la Orinoco Steamship Company, ambas estadounidenses.
Drago Vs. Monroe
Fue tal el impacto de esta agresión que de México, Argentina, Colombia, Cuba y República Dominicana, entre otros países, surgieron voces contra el bloqueo. Fue así que Luis María Drago, ministro de relaciones exteriores argentino, preparó una nota de protesta por la intervención armada de Venezuela por potencias europeas en violación flagrante de su soberanía, la cual dirigió al ministro argentino en Washington, Martín García Merou, quien la presentó ante al gobierno norteamericano. Sería en el marco de la Cuarta Conferencia Panamericana en Argentina (1910) cuando en atención a la agresión contra Venezuela se creó la Doctrina Drago, según la cual, ningún poder extranjero puede utilizar la fuerza contra una nación americana para recolectar una deuda en detrimento de la soberanía, estabilidad y dignidad de los Estados débiles.
Acuerdo trampa
Por presiones, Venezuela debió autorizar a Herbert W. Bowen, embajador estadounidense en Caracas, como nuestro Ministro Plenipotenciario para gestionar las reclamaciones. Las negociaciones se realizaron en Washington y se estipuló el retiro de las flotas agresoras de las costas venezolanas, pero con el previo pago, en calidad de anticipo, de 5.000 libras esterlinas a cada una. Todos los acuerdos, por cierto, se firmaron en los idiomas de los demandantes.
El principal favorecido en estas negociaciones fue Estados Unidos, pues se erigió como nueva potencia imperial al entrar como mediador y censor en el conflicto. Del Destino Manifiesto, profundizó su visión imperialista con la Doctrina Monroe y la famosa frase “América para los Americanos”, para dar la estocada con el Corolario Roosevelt, a través del cual estableció su intervención, “como nación civilizada” y con el “poder de policía internacional” en la situación de cualquier país.
Del Mausoleo La Restauradora al Panteón Nacional
El 14 de febrero de 2003, los restos mortales del general Cipriano fueron llevados al Panteón Nacional, en el marco de la Conmemoración del Centenario del Bloqueo Alemán e Inglés a las Costas Venezolanas, y en justicia a su acción digna y antiimperialista. Por cierto, en mayo de este año, bajo la dirección de Román Chalbaud y el guión de Luis Britto García se estrenó el largometraje “La Planta Insolente”, donde en clave de ficción, con humor y poesía, se presenta este hecho histórico de violación a nuestra soberanía. Ya en 1978, Daniel Oropeza había dirigido El Cabito, basada en la novela de Pío Gil, enemigo acérrimo de Castro.