La madrugada de aquel 4 de febrero de 1992 los paracaidistas se alzaron comandados por el teniente coronel Hugo Chávez Frías. Ese día la historia de Venezuela cambió para siempre. Era una inédita rebelión contra el neoliberalismo y el imperialismo, que por aquellos días se chupaba con sed el petróleo venezolano.
Han transcurrido 26 años y Venezuela sigue alzada contra los mandatos imperiales, y ante el desespero de no poder apoderarse de las inmensas riquezas que emanan de la Patria de Simón Bolívar, han desatado la furia de sus demonios que se materializan en sanciones, violencia terrorista y en una guerra económica contra un pueblo que no se cansa de ratificar su vocación de paz y de soberanía.
El inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump, incluso ha amenazado con invadir el suelo venezolano, en lo que denomina su “ayuda humanitaria”. Pero el espíritu indómito del 4F sigue palpitando por la Patria de Chávez, y la bota extranjera no ha podido doblegar al pueblo que desde 1992 venera al Arañero de Sabaneta.
Del por ahora al para siempre…
El Congreso del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) este 4 de febrero tratará como punto único, en reunión extraordinaria, la candidatura de Nicolás Maduro, fiel hijo del Comandante, quien de acuerdo a la Constitución y por la vías democráticas, representará a las fuerzas revolucionarias en las elecciones previstas para el primer cuatrimestre de 2018.
Maduro, quien ha tenido que soportar las más duras pruebas, lanzará su candidatura para un segundo mandato el Día de la Dignidad Nacional, en homenaje a la rebelión popular que enfrentó al decadente sistema político erigido después del Pacto de Punto Fijo.
Aquel 4F, un desconocido militar mestizo, con boina roja y brazalete tricolor, apareció, en la televisión, en lo que sus captores creyeron que era una derrota.
“Primero que nada, quiero dar los buenos días a todo el pueblo de Venezuela y, este mensaje bolivariano va dirigido a los valientes soldados que se encuentran en el Regimiento de Paracaidistas de Aragua y en la Brigada de Valencia:
Compañeros, lamentablemente, por ahora, los objetivos que nos planteamos no fueron logrados en la ciudad capital. Es decir, nosotros acá en Caracas, no logramos controlar el poder. Ustedes lo hicieron muy bien por allá, pero ya es tiempo de evitar más derramamiento de sangre. Ya es tiempo de reflexionar y vendrán nuevas situaciones y el país tiene que enrumbarse defintivamente hacia un destino mejor. Así que oigan mi palabra. Oigan al Comandante Chávez quien les lanza este mensaje para que, por favor, reflexionen y depongan las armas porque ya, en verdad, los objetivos que nos hemos trazado a nivel nacional, es imposible que los logremos. Compañeros, oigan este mensaje solidario. Les agradezco su lealtad, les agradezco su valentía, su desprendimiento, y yo, ante el país y ante ustedes, asumo la responsabilidad de este Movimiento militar Bolivariano. Muchas gracias”.
El mensaje de la rendición del comandante Chávez no pasó de 175 palabras y de 30 segundos aproximadamente. Pero generó una onda de admiración que transformó una derrota militar en una victoria política, que lo convertiría en el líder invicto de la Revolución Bolivariana.
Aquel 4F los rebeldes se identificaron como el Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 (MBR-200), fundado a lo interno de las Fuerzas Armadas en 1983 bajo el pensamiento de Bolívar, Simón Rodríguez y Ezequiel Zamora.
Luego del 4F, tras pasar dos años en la cárcel, Chávez salió libre en 1994 y cuatro años después se convertiría en presidente hasta el día de su muerte física, el 5 de marzo de 2013, porque no cabe duda, que Chávez ha sido un inédito fenómeno político.
“Hay fechas en las que todo el caudal de la historia se revela y marca el rumbo de nuevo de los pueblos, hay fechas que signan y despejan, que se convierten en compromiso y señalamiento de un destino que tiene que acontecer para calibrar el pasado y ver con más claridad el horizonte libertario, así fue el glorioso 4 de febrero de 1992”, escribiría Chávez en febrero de 2013 desde Cuba a propósito de los 21 años de la rebelión cívico-militar, misiva que fue leída por el entonces vicepresidente Ejecutivo, Nicolás Maduro, durante la masiva movilización popular que se realizó en la Plaza La Pagüita, alrededor del Palacio de Miraflores, en Caracas.
Aquel febrero Chávez seguía peleando, ahora contra el cáncer.
“Quienes de la mano de Bolívar, Robinson y Zamora, nos levantamos en armas salimos aquella madrugada a jugarnos la vida por la patria y por el pueblo, teníamos plena conciencia de que Venezuela había tocado fondo tres años atrás con la rebelión del 27 de febrero de 1989 que nos había marcado el camino, el pueblo en esa fecha ofrendó su vida combatiendo en las calles contra el neoliberalismo salvaje que Washington pretendía imponernos.
Quienes estábamos en filas militares no queríamos seguir cargando la ignominia de ser una guardia pretoriana de una clase política tan opresora y corrupta como criminal, nunca más nos iban a utilizar para ahogar en sangre el justo clamor popular.
El Caracazo señaló un fin y un comienzo, fin de un sistema ahogado en la desvergüenza, comienzo de una época de cambios que exigía renacer en dignidad popular.
Quienes irrumpimos contra las tinieblas de la injusticia y la indignidad que abrumaban a Venezuela por aquel entonces estábamos, como decía el Che Guevara, guiados por grandes sentimientos de amor, un amor bolivariano, popular, rebelde, combatiente, un infinito frenesí libertario que nos llevó, como quería el padre Libertador, a echarnos al miedo a la espalda para salvar la patria”.
Hoy la gesta libertadora del 4F sigue viva, porque no habrá imperio capaz de arrebatarnos nuestra utopía hecha realidad de edificar una patria soberana, libre y digna.