Nazareth Balbás
El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, aseguró este lunes 19 de febrero que su dolor de cabeza más grave es culpa de su vecino: Venezuela. En una entrevista en la emisora Blue Radio, el mandatario afirmó que la migración de venezolanos a Colombia «es tal vez el problema más serio» de la nación suramericana. Y de inmediato se mostró dispuesto a recibir dinero de otros países porque «el número de personas que van a ser atendidas crece exponencialmente y ningún Estado tiene la capacidad de absorberlo».
«Hemos enviado misiones a otros sitios, como por ejemplo Turquía, para poder aprender cómo han lidiado ellos con los refugiados sirios», aseveró el mandatario neogranadino. Pero, ¿cómo de dramática es la situación de la migración venezolana para eclipsar el resto de problemas de Colombia?
Más desplazados
El mandatario colombiano ha asegurado que su país no tiene experiencia en refugiados porque jamás ha «vivido ese problema», lo que ha obligado a sus autoridades a viajar a Turquía para aprender cómo se lidia con la situación. La afirmación resulta sorprendente cuando se constata que Colombia es el país del mundo con mayor cantidad de desplazados internos, con 7,4 millones de personas, según la Agencia para Refugiados de Naciones Unidas (ONU). El ‘ranking’ lo sigue Siria con 6,3 millones.
En Venezuela residen más de cinco millones de colombianos. La mayoría de ellos migró a territorio venezolano desde la década de 1960 para huir del conflicto armado que asoló al país durante más de medio siglo y que ahora, a pesar de haberse firmado un acuerdo de paz con la guerrilla, ha mutado en otras formas de violencia.
Relación migratoria
Un informe del Gobierno colombiano publicado a finales del año pasado detallaba que hay 550.000 ciudadanos venezolanos en el país neogranadino. Sin embargo, solo 50.000 posee cédula de residencia. Los flujos, además, son variados: unos forman parte de migración pendular en la frontera (entran y salen sin permanecer en el país), otros están en condición irregular y un último grupo solo lo usa de tránsito hacia una tercera nación.
En el documento se precisa que cerca del 40% de las personas que ingresan por la frontera colombiana «son portadores de la doble nacionalidad, mientras que el 30% son colombianos y el otro 30% ciudadanos venezolanos».
Es decir, del total de inmigrantes que cruzan hacia Colombia desde Venezuela, el 70% tiene derecho a transitar porque tiene nacionalidad colombiana. Más que una diáspora foránea, podría hablarse de un ‘retorno’ de colombianos a su país.
Economía de frontera
Colombia y Venezuela comparten una frontera de más de 2.000 kilómetros. Esa costura imaginaria ha sufrido cambios significativos por el intenso flujo de personas, bienes y hasta problemas comunes.
Colombia, al ser el primer productor de cocaína del mundo, ha utilizado históricamente el territorio venezolano como «corredor» de rutas para el narcotráfico, mientras que Venezuela —con la gasolina más económica del globo y laxitud en el control de sus fronteras— es presa fácil para el contrabando de extracción de combustible hacia el país vecino.
Esa situación, aunada a la extracción de alimentos subsidiados por el Ejecutivo venezolano, la acción de grupos al margen de la ley y las distorsiones cambiarias que condujeron a la depreciación del bolívar, llevaron al presidente Nicolás Maduro a restringir el paso para intentar contener esos fenómenos. La situación aún no se ha regularizado.
«Enemigo externo»
Las tensiones entre Caracas y Bogotá han vuelto a su punto más crítico en meses luego de que Santos descalificara al Gobierno de Maduro y asegurara que había que «restaurar el cauce democrático» en Venezuela durante su reunión con el secretario de Estado norteamericano, Rex Tillerson.
El Gobierno venezolano denunció que detrás de esas declaraciones y el llamado a «aceptar ayuda humanitaria» de Colombia y la «comunidad internacional» estaba el deseo de propiciar una «invasión militar» comandada por Washington. El tono de las declaraciones se hace a las puertas de una reelección presidencial en ambos países.
Santos afirmó este lunes 19 de febrero que el Gobierno venezolano utiliza «el fantasma de la agresión externa para reprimir internamente» y destacó que «el punto más crítico de la relación» entre Caracas y Bogotá fue cuando el presidente Maduro convocó una Asamblea Nacional Constituyente. A juicio del mandatario colombiano, aunque refrendada mediante el voto, esta es solo «la protocolización de una república democrática al estilo de la Unión Soviética», refiere Panorama.
Las declaraciones de Santos se producen justo cuando su popularidad no supera el 15% y el proceso de paz peligra por el asesinato sistemático de líderes sociales, el golpe a las circunscripciones de paz y los atentados del ELN. Según información publicada por los medios locales, Colombia mantiene el primer lugar como productor de cocaína del mundo y el segundo puesto como el más desigual de América Latina; y está a la cabeza en abstención electoral por la desconfianza en el sistema democrático. Resulta curioso que el «problema más serio» de ese país sea, según su presidente, la migración venezolana.