El imperialismo estadounidense y sus gobiernos lacayos en la región, han acelerado las amenazas contra el pueblo de Venezuela a una escala de agresión sin precedentes en nuestra historia, colocando en riesgo la paz del Continente.
El gobierno de Donald Trump, se erige hoy como el mayor enemigo de la democracia en el mundo al tratar de impedir a toda costa el proceso electoral del próximo 22 de abril en nuestra Patria. La pretensión del Grupo de Lima, siguiendo instrucciones de Washington, de negar la participación del presidente Nicolás Maduro en la venidera Cumbre de las Américas, así lo deja en evidencia.
Se pretende criminalizar un sistema democrático que ha dado pruebas de su solidez, expresada en 24 contiendas electorales en 19 años, en las cuales la Revolución Bolivariana ha salido victoriosa en 22 y ha reconocido las derrotas sufridas en 2 oportunidades.
Ninguna institución o gobierno puede cuestionar las garantías del Poder Electoral venezolano, que han sido refrendadas por el acompañamiento internacional en todas las ocasiones.
Hoy pretenden los enemigos de la democracia, dentro y fuera de nuestras fronteras, colocar al pueblo de rodillas y coartar su derecho al sufragio. Sin embargo, la nación toda ha dado muestras de coraje y solidez.
El pilar fundamental de la Revolución Bolivariana, la unión cívico-militar, permanece monolítica, presta a defender la Patria en el terreno que sea necesario. Desde EEUU, alientan a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) a desconocer la Constitución y las leyes, para complacer los intereses de quienes pretender reeditar un nuevo Plan Cóndor en Nuestra América e imponer a sangre y fuego la restauración neoliberal.
Pero nunca más aquí en este sagrado suelo de Libertadores, los soldados, hijos del pueblo, levantarán sus armas contra el pueblo. Ante cada zarpazo, ante cada afrenta, ante cada intento imperial de doblegarnos y humillarnos como nación libre y soberana, se potencia la moral y el patriotismo de cada uno de los venezolanos y venezolanas; del pueblo trabajador y campesino, y del pueblo uniformado.
Hoy tenemos soldados para la Patria, no para la burguesía. Estamos hoy más que nunca obligados y comprometidos a consolidar este proceso de liberación nacional; a ir solucionando sus fallas, en lo político, en lo social, en lo económico.
La democracia protagónica y participativa, es decir el Socialismo Bolivariano, que estamos fortaleciendo, es la única opción probada para garantizar una Patria independiente; para terminar de transformar a Venezuela en un país potencia. La otra opción, la que ofrece la oligarquía transnacional, es el entreguismo, la subasta de nuestras riquezas nacionales al mejor postor; la represión a los sectores populares, la miseria y la exclusión de las mayorías.
Tenemos prohibido olvidar, que quienes ahora se rasgan las vestiduras cuestionando la transparencia de nuestro sistema democrático, fueron los mismos que trataron de impedir a toda costa el triunfo electoral de Hugo Chávez en 1998.
En aquel momento, esa sí falsa democracia del pacto de Punto Fijo, con todo el control del órgano electoral de la época, se valió de todas las patrañas posibles. La derecha arbitrariamente, por instrucción de la embajada gringa, le quitó la postulación y la tarjeta a varios candidatos y partidos sin consultar a la militancia, solo para apoyar al abanderado del imperio; adelantaron, violando la ley electoral, las elecciones regionales y del congreso; todo aquello al margen de la Constitución para impedir lo inevitable: que se iniciara la Revolución Bolivariana, por la vía pacífica y democrática. En esta coyuntura, como entonces, estamos dando nuevamente la lucha por nuestro derecho al voto y por el ejercicio de una verdadera democracia.
Es irónico verlos hoy poniendo en entredicho la transparencia de un Poder Electoral autónomo, cuya integridad es reconocida por la comunidad internacional y las instancia multilaterales en materia comicial. Caen en el peor descaro pidiendo que volvamos al camino constitucional, que nunca hemos abandonado, cuando son los mismos que en 1999 hicieron campaña para que no se aprobara la constitución hoy vigente y defendida por la gran mayoría del pueblo venezolano.
Es necesario desde esta trinchera, reiterar que al cumplirse 52 años de la firma del Acuerdo de Ginebra, este 17 de febrero, el Gobierno Bolivariano y el Poder Originario Constituyente ratifican su firme disposición de defender nuestra integridad territorial y nuestro justo reclamo sobre el Esequibo, a través de ese mecanismo. ¡Dentro del Acuerdo de Ginebra todo, fuera de él, nada!, es nuestra consigna como nación; así como: ¡El Sol de Venezuela nace en el Esequibo¡
Hoy, también recordamos, que el 18 de febrero de 2013, el Comandante Hugo Chávez regresó a Venezuela, tras su cuarta intervención quirúrgica en La Habana. Chávez no vino en ese momento a despedirse de su pueblo, vino a quedarse para siempre con él. Y por lealtad a su memoria, y para dar continuidad a su legado, para seguir construyendo junto a él una Patria digna y libre, defenderemos hasta las últimas consecuencias nuestro derecho a reafirmar nuestra democracia socialista el próximo 22 de abril.