Hagamos un necesario ejercicio de obviología y hablemos de intervenciones humanitarias como que suplican los dirigentes de la MUD. Sí, amigui, tus dirigentes.
Veamos: Julio Borges va por el mundo pidiendo sanciones “porque Maduro es un dictador que viola derechos humanos” y Europa y los EEUU rapidito sancionan a Venezuela porque ellos no soportan ver a la gente del tercer mundo sufrir, y tú te lo tragaste. Fue por eso que invadieron -perdón- ayudaron a Iraq y dejaron más de un millón de muertos, que ya no sufren más. Y luego a Libia, porque Gaddafi era maluco, y en Siria, aunque se les enredó el yoyo, la guerra que les montaron con mercenarios terroristas del estado islámico, fue porque Al Assad era maluco también. Por eso tienen en la mira a Irán, y porque allá las mujeres van con velo y tal. Lo raro es que el burka de las mujeres con derecho a nada, o las decapitaciones públicas en Arabia Saudita no molestan a los sancionadores libertarios.
Les molesta, sí, que Maduro sea un “genocida”, sí señor, como Franco, como Hitler, como Clinton, Bush y Obama, porque, según ellos, le niega a su pueblo los alimentos y medicinas (que las sanciones no le permiten comprar). Por eso nos tienen que intervenir a nosotros, no a Sudan del Sur, o al Congo, o a Bangladesh, o a otros países de nuestra misma América, donde las cifras de miseria sobrepasan las nuestras con dramatismo.
Pero es que también les parte el alma “la diáspora venezolana“: un éxodo sin parangón en la historia, millones de “refugiados” que huyen de esta dictadura hambreadora hacia a otros países buenitos donde les dan todo lo que el dictador Maduro les niega (lagrimita). Y te lo dicen los sancionadores de Europa frente al mar Mediterráneo, convertido en una enorme fosa común para desplazados de guerras y hambrunas africanas. Te lo dice Trump desde Texas, mientras proyecta la altura infranqueable de su muro anti inmigrantes hambrientos centroamericanos.
Les duele Venezuela, no México y sus fosas comunes, ni Colombia, récord mundial en esta materia y en otras aún más horrorosas. Tampoco les duelen sus propios conciudadanos que mueren de pobreza en países que son ricos solo para los ricos.
¿En verdad, no te huele raro tan selectivo dolor? Yo diría que huele a petróleo pero, claro, la chavista bruta soy yo.