Eduardo Piñate
En estos días conmemoramos 16 años del golpe de Estado del 11 de abril de 2002, pero sobre todo, celebramos la rebelión cívico militar de carácter popular que el 13 de abril, menos de 48 horas después, derrotó el golpe y devolvió a nuestro Comandante Supremo Hugo Chávez a la Presidencia de la República. Fue la primera de tres batallas estratégicas ganadas por la revolución en los primeros cinco años en el poder, las otras dos fueron el paro sabotaje petrolero y el intento de la oligarquía de revocar el mandato del Comandante Chávez mediante referendo en agosto de 2004.
En los momentos que vivimos hoy, cuando el enemigo imperialista y sus aliados incrementan la agresión contra nuestra Patria, pretendiendo crear condiciones para una intervención militar extranjera, apoyados por quienes ya dejaron de ser hijos de esta tierra, es fundamental levantar el espíritu, la conciencia combativa y democrática del 13 de abril del 2002.
El 13 de abril del 2002 nuestro pueblo se alzó en las calles de las ciudades, en los campos y en los cuarteles, armado de la conciencia y de la Constitución para, en perfecta unión cívico militar, derrotar a la dictadura más breve que impuso la oligarquía del capital e imperialista en toda nuestra historia republicana.
Es esa misma conciencia revolucionaria, es ese mismo espíritu democrático -el de la deliberación en todos los espacios, el de la construcción colectiva- lo que debe animarnos hoy para derrotar los planes de intervención imperialista, mantener la paz y construir el futuro de prosperidad por el que hemos luchado como pueblo siempre, ayer con Bolívar y Chávez y hoy con Nicolás Maduro. Seguimos venciendo.