(…) Es la protesta insurgente de los oprimidos,
la causa del proletariado, el fuego de los cañones,
es el despliegue triunfal de las banderas”
La Revolución está en todas las cosas
Soldado de la clase obrera
Al «Negro Cruz», le gustaba la música tuyera, pero también el tango. Dicen que tenía un excelente humor y también, una sonrisa siempre presta para hacer frente a la vida y a las dificultades.
Quienes tuvieron la dicha de conocerlo, afirman que el negro Cruz era solidario, amoroso y poseedor de un espíritu libertario, pero además extremadamente disciplinado y estudioso. Fue miembro del Partido Comunista de Venezuela (PCV) y secretario nacional de la Central Unitaria de Trabajadores de Venezuela (CUTV). Por su entrega en favor de la clase obrera y del campesinado recibió del Soviet Supremo de la Unión Soviética, la condecoración del Memorial de Lenin; la Medalla de la Comuna de París, concedida por los trabajadores franceses; la Orden de la Clase Obrera conferida por el Octavo Congreso de la CUTV y la Orden Lázaro Peña, concedida por el Consejo de Estado de la República de Cuba, entre otras.
Lo cierto es que fue todo eso y más, pues se entregó de manera incansable a la lucha por la igualdad y la justicia social. De hecho, durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, en los gobiernos de Rómulo Betancourt, Raúl Leoni y Rafael Caldera, pagó con persecución, cárcel y tortura, su derecho a soñar y construir un mundo mejor.
Sobre su acción expresó:
En mi vida se insertó de modo dominante el virus de la lucha política y social; a raíz de esto me he movido en el complejo campo de la política (…)”. A lo que agregó: “(…) Me considero un ciudadano del mundo y un modesto soldado de la clase obrera internacional, a la cual le he dado mi existencia (…)”.
Por allá por Cúa
Cruz nació justo el año en que comenzó la exportación petrolera del país, en 1917. Aunque vale mencionar que Gómez, amo y señor, había entregado el control de esta importante industria a empresas transnacionales. Ese mismo año, pero en Rusia, los Bolcheviques, inspirados en las tesis marxistas y en la lucha del proletariado, alcanzaron la victoria.
Fue Cúa, y más precisamente, la hacienda Tazón, la tierra que lo vio nacer el 3 de mayo, en un rancho de bahareque y techo de paja, rodeado de sembradíos de maíz, caraotas y otros granos. A un ladito también, una tierrita con flores, plantas medicinales y de hierbas. Su padre, Juan Villegas fue jornalero pero fundamentalmente un entusiasta comerciante. Su madre Rufina Sequera, se dedicó a la familia, y cada vez que la vida apretó, se ocupó de hacer para la venta, majaretes, conservas, torrejas y demás “granjerías” como decían por esos lares.
Desde muchachito trabajó, fue conuquero, cargador de sacos y mandadero en el mercado, vendedor ambulante en las calles del pueblo, y luego en las barriadas de Caracas, entre otros oficios. Sus padres fueron analfabetos, pero él, quiso aprender a leer así lo contó:
(…) fue por ir periódicamente a ver la películas (…) que me surgió la idea de ir a la escuela. Mis amigos y yo nos sentábamos en el suelo y yo procuraba sentarme siempre al lado de alguien que supiera leer, pidiéndole que leyera en voz alta los letreros que salían en la pantalla (…)”.
Además de estudiar, siguió trabajando para aportar dinerito a la casa, comprar algo de ropa y alpargatas; y por supuesto la entrada del cine.
Relató, que la escuela despertó en él “(…) una pasión por leer todo lo que encontrara (…)”. De modo que sumó a sus intereses, el amor por la lectura.
José María Vargas Vila, Alejandro Dumas, de Eça de Queirós, Víctor Hugo, Emilio Sola, Rubén Darío, Julio Flores e incluso escritores proscritos por la dictadura como Pocaterra y Gallegos, fueron algunos autores que devoró. Años después logró conformar una nutrida biblioteca que fue espacio de refugio y encuentro, allá en Coche.
Pa´la capital
Empezó 1928 y la familia se fue a Caracas buscando mejor futuro. Contó Cruz que “en aquella época comenzaba la proliferación de ranchos en el sur de la ciudad: el Prado de María, el Cementerio en el cerro de Buenos Aires y en los cerros de San Agustín”. Se alojaron en una “(…) amplia, con techo de zinc y piso de tierra (…) a la que en tiempos de lluvia se llegaba gateando por el empinado cerro”. Por esos días vivieron incluso “los rebullicios” de las protestas contra Gómez.
Sin embargo, la vida en la ciudad resultó complicada y regresaron a Cúa. Años después, en 1934, corrió la voz de que se promoverían empleos, así que recogieron sus cachachás y retornaron a Caracas. Los empleos no llegaron y empezaron con la venta de huevos, pollos y gallinas. Difícil temporada. Murió Gómez y se generaron grandes expectativas. López Contreras lanzó el “Plan de Emergencia”, y así, “decenas de miles de hombres en todo el país se incorporaron a las obras públicas”. Cruz acudió al llamado y se hizo obrero: “Nos entregaban picos y palas, y cuando no alcanzaban las herramientas, nos ponían a trabajar con la manos”. El Plan fue en picada en breve tiempo, pero el Negro, consiguió trabajo con el Ministerio de Obras Públicas.
Por siempre la lucha
Llegó febrero de 1936, y las protestas arreciaron contra el “gomecismo sin Gómez”. En este contexto, Cruz inició el camino del movimiento obrero: “Días después del 14 de febrero me afilié a la Asociación Venezolana de Albañiles. Sin darme cuenta me adentraba en las luchas políticas y sindicales. Me hice miembro del Partido Republicano Progresista. Oía la radio y leía al menos dos periódicos (…) Me convertí en un activista del sindicato y del partido (…)”.
Se incorporó a los movimientos por la conquista de la Ley del Trabajo, participó en la organización de los obreros y de los campesinos en Aragua, Miranda, Distrito Federal y otras regiones. Militó en el Partido Democrático Nacional (PDN) y se incorporó al Partido Comunista de Venezuela (PCV). Durante la dictadura perezjimenista, fue detenido en la cárcel del Obispo y confinado a las selvas del Departamento Casiquiare del Amazonas, en las fronteras con Brasil y Colombia.
Tras la caída de la dictadura, regresó al trabajo de organización de la clase obrera y de las masas populares, fue electo Secretario de Prensa y Propaganda de la Federación Unificada de Trabajadores del Distrito Federal y del Estado Miranda. Ocupó diversas responsabilidades en la dirección del movimiento sindical nacional e internacional, y participó en la fundación de la Central Unitaria de Trabajadores de Venezuela (CUTV), de la cual fue su Secretario Nacional. A su vez, fue miembro del Consejo General de la Federación Sindical Mundial.
El 11 de enero de 1994, Cruz, el luchador y también poeta, se fue a otros paisajes. Maja Poljak, periodista redactora del semanario del Partido Comunista de Venezuela; y quien además formó parte del equipo fundador de Últimas Noticias, fue su compañera de vida, ideas y lucha revolucionaria. Juntos enfrentaron la represión y la dictadura y dieron la batalla por un mundo mejor.