En el mes electoral presidencial, se puede ser opositor de varias maneras. Acá van cuatro de ellas
Falcón, en el nombre del dólar
Disidente de la línea abstencionista que intentó imponer la pandilla de la ex-MUD, Falcón ha logrado establecerse como principal candidato opositor. Eso le otorga un mérito digno de reconocerse. Sin embargo, al analizar sus propuestas fundamentales se comprende que es el mismo paquete de siempre con una envoltura ligeramente distinta.
El centro de la oferta electoral es convertir al dólar en la moneda nacional, con lo cual, Estados Unidos volvería a ser el amo y señor de nuestra economía y se cancelaría el proyecto del petro, es decir, quedaría abortado el plan más serio para la autonomía económica en estos tiempos cambiantes de las criptomonedas.
Adicionalmente, Falcón planea aplicar el resto de la clásica receta fondomonetarista, que incluyen privatizaciones, aumentos en los servicios públicos, reducción de la inversión social (llamada en estos programas «gasto social») y llegada de «dinero fresco», vale decir, de ponerse una vez más en las fauces de la banca internacional.
Bertucci ya habló con los gringos
El panorama no cambia mucho cuando se mira hacia el lado del candidato confesional Javier Bertucci. Aunque en su equipo no aparecen nombres de asesores económicos de alto vuelo, como en el de Falcón, el mismo abanderado se ha encargado de informar que ya habló con los gringos para hacer un gobierno tal como lo quieren allá en el norte. Su política económica será levantar el teléfono, preguntar y luego decir: “¡Yes, sir!”.
Bueno, si Falcón merece reconocimiento por haberse enfrentado a la pandilla de la ex-MUD, pues Bertucci también lo merece por ser tan ramplonamente sincero en cuanto a su aspiración de ser otro perrito en la alfombra de EEUU, como decía aquel presidente de Perú llamado Kuczynski… ¿se acuerdan?
Como bien se sabe, además de pastor evangélico, Bertucci es empresario (no solo de la industria de la fe, sino de otras no tan santas) y uno de nuestros representantes en el tampoco tan honroso grupo de los personajes señalados en la investigación de los Papeles de Panamá. Así que seguramente también ha hablado con sus congéneres locales, es decir, con Fedecámaras, Consecomercio, Conindustria y demás organizaciones de “empresarios”. Saque usted la cuenta.
Arrepentidos, pensando en el 21 de mayo
En los últimos días han aparecido unos personajes muy interesantes para el análisis político. Se trata de los abstencionistas arrepentidos, quienes luego de haber quebrado lanzas a favor de hacerle el vacío al gobierno en las elecciones presidenciales, ahora han reconsiderado el asunto y se han dedicado -abierta o solapadamente- a llamar al voto.
Según mi politóloga favorita, Prodigio Pérez, no es que crean en verdad que Falcón puede ganar las elecciones. Lo que pasa es que se han dado cuenta de que a partir del 21 de mayo, él será el líder de ese erial llamado oposición y, por lo tanto, no es mala idea estar en la buena con él. ¿Oportunismo? Bueno, qué tendría de raro, si es uno de los deportes predilectos de cierta clase de políticos.
Los que sueñan llegar en el portaaviones
En estos tiempos preelectorales, la cuarta modalidad de oposición, distinta pero igual a las otras tres, es la línea dura de los que saben que ya la única manera en la que ellos (o ellas), específicamente, podrán acceder al poder, es que una fuerza extranjera los traiga en el portaaviones y ellos (o ellas) bajen en el puerto de La Guaira o en Maiquetía con la banda presidencial puesta.
El problema en este caso hipotético es que cada uno de ellos (y ellas) sueña que será él (o ella) quien porte la banda, mientras los otros le aplaudirán y le harán el callejón de honor.
Allí la pelea es a puños, patadas, pellizcos y mordiscos, pues Ledezma se cree con derecho luego de haberle jalado de una manera tan desmelenada al vice-emperador Pence; Borges se considera con derecho porque lleva dos años en gira internacional, pidiendo sanciones y bloqueos de cuentas; Smolansky se considera con derecho porque salió en la portada de una revista en inglés; López se considera con derecho porque es un preso político, aunque ya no está en una ergástula del rrrégimen, sino en su bella casa; María Corina Machado se considera con derecho porque ella es un especie de Juana de Arco sifrina… y así sucesivamente, como decía mi profesor de Historia Israel Esquetine, allá en Antímano.