Por Jonny Hidalgo
¡En hora buena! Los resultados electorales del 20 de mayo, con los que el Presidente Nicolás Maduro es reelecto con el 68% de los votos, evidencian la conciencia y voluntad del pueblo venezolano de lograr la estabilidad política necesaria para superar la crisis económica y radicalizar la Revolución Bolivariana. Esto amerita el ajuste de la política petrolera de la Revolución.
El comandante Chávez logró direccionar a los hidrocarburos hacia el desarrollo nacional, la integración latino-caribeña y la construcción de relaciones estratégicas con países de lejanas latitudes. A finales del año 2017, la caída de la producción petrolera, la corrupción en PDVSA, el bloqueo económico impuesto por EEUU, el injerencismo, entre otros factores, llevaron al Presidente Nicolás Maduro a designar nuevas autoridades en PDVSA, dándoles la instrucción de recuperar los niveles de extracción de crudo, refinación, comercialización y petroquímica, haciendo énfasis en la transformación de PDVSA con la participación de la clase trabajadora.
Para transformar a PDVSA es necesario retomar temas que siguen pendientes desde 1975. El primero de ellos es la Dirección de la industria, la cual debe contribuir a consolidar la Independencia Nacional y la construcción del Socialismo en el país, haciendo que nuestro petróleo deje de ser entendido como una mercancía que se destina al uso de los países potencia a cambio de divisas. Por otra parte, los aspectos jurídicos deben ser atendidos por la Asamblea Nacional Constituyente. Asimismo, los Planes de PDVSA deben evaluarse en medio de una situación económica que obliga a optimizar recursos, jerarquizar inversiones y tomar decisiones complejas que tendrán que ser bien explicadas al país.
Finalmente, es prioritario corregir la Organización de la industria: Muchos creyeron que la naturaleza jurídica de PDVSA, Sociedad Anónima, sería provisional; sus empleados no se consideran funcionarios públicos; las relaciones con socios transnacionales con quienes se constituyen empresas mixtas, deben ser evaluadas; la cantidad de filiales hace ingobernable al sistema; y otros asuntos que convergen en la configuración de relaciones de poder. De allí la importancia de la política de “recursos humanos”: La captación del personal, remuneración, formación, evaluación de desempeño, promoción y designación de “jefes”, deben ser procesos que mantengan en alto la fuerza moral de la clase trabajadora.
Entramos en una nueva etapa ¡Dediquemos esta victoria al Comandante Chávez!