Jesús Faría
En el año 1916, Lenin escribió su extraordinario ensayo: El Imperialismo, fase superior del capitalismo. En este escrito, el líder revolucionario ruso esbozó los rasgos fundamentales del capitalismo en su nueva fase de desarrollo. Ahí destaca el carácter monopólico del capitalismo, el rol de la oligarquía financiera internacional, su expansionismo económico, su agresividad militar y política, así como el profundo carácter parasitario y destructivo de un sistema, que succiona la riqueza del planeta en función de un empleo tan irracional de los mismos, que socaba no solo las bases de su existencia, sino incluso los de la vida humana.
Las tesis leninistas expuestas hace más de 100 años no han perdido un ápice de vigencia. En ese período se observa la agudización de un conjunto de tendencias estudiadas por Lenin, otras han sufrido mutaciones y, finalmente, han surgido nuevos fenómenos que confirman las conclusiones de aquel genial estudio.
Esto se expresa claramente a la luz de las acciones agresivas y criminales del gobierno de los EEUU y del poder fáctico que guía sus acciones.
El imperialismo yanqui ha desatado su furia intervencionista en países que se han constituido en desafíos para su hegemonía, que no se subordinan a sus dictados. Los casos más descarados de la agresión imperial son Siria, Venezuela, Cuba, Irán, Nicaragua, Corea del Norte. Nunca antes, desde la desintegración de la URSS, los EEUU habían abierto simultáneamente tantos frentes de guerra convencional y no convencional, de manera tan descarada e intensa.
En el ámbito geopolítico, la virulencia de la conflictividad imperial tiene pocos precedentes en las últimas décadas. El gobierno de D. Trump ha iniciado una nueva carrera armamentista, al salir del acuerdo nuclear de armas de alcance intermedio que mantenía con Rusia, conocido como INF. Con China lleva a cabo una guerra comercial suicida, con terribles consecuencias para la economía mundial. En el ámbito de las rivalidades interimperialista, las tensiones se elevan entre los EEUU y la UE…
En este contexto, las relaciones militares, económicas y políticas del mundo se sostienen sobre bases de creciente fragilidad, lo que se traduce en peligros nucleares para la paz mundial, el riesgo de una profunda recesión en la economía mundial, así como enormes presiones políticas y militares que atentan contra la convivencia pacífica de las naciones.
A esto hay que agregarle algo muy peligroso para el presente y futuro de la humanidad, que no estaba presente en el momento de análisis de Lenin sobre el capitalismo en su fase imperialista: la crisis ambiental. El imperialismo no solo ha ocasionado el desastre ambiental, sino que se rehúsa a contribuir a su solución.
Sin duda, las condiciones de desequilibrio mental del actual gobernante de los USA ha contribuido a la radicalización del belicismo e intervencionismo, pero es la crisis del imperialismo, como resultado de su debilitamiento económico, su pérdida de terreno como hegemón político a raíz del surgimiento de nuevas potencias de peso mundial, el fortalecimiento de movimientos de liberación nacional, lo que explica la política actual de agresividad del imperialismo. Las grandes corporaciones de los armamentos y de la energía, los especuladores financieros, mueven los hilos del poder hacia la confrontación y el expansionismo con fuerza inusitada
Así como ayer, hoy se exige la unidad más amplia de las fuerzas progresistas en el planeta para frenar ese rumbo desquiciado del imperialismo. Solo la lucha de los pueblos podrá frenar esa maquinaria de la muerte, de la guerra y la destrucción.