El 25 de junio de 1821, un día después de la Batalla de Carabobo, el Libertador envía desde Valencia el parte oficial de guerra. En medio de la euforia del triunfo, cuando aún no se ha apagado la humareda notifica: “Ayer se ha confirmado con una espléndida victoria; el nacimiento político de la República de Colombia”.
En este breve párrafo está la clave del significado de esta importante batalla. Bolívar indica que la batalla de Carabobo tiene como propósito: “el nacimiento político de la República de Colombia”, es decir, la constitución de un nuevo Estado y una nueva nación independiente, conformados por la unión de Venezuela, Nueva Granada y Ecuador, bajo la forma de un gobierno republicano.
Pocos días después de la batalla, el 30 de junio de 1821, Bolívar se dirige al pueblo caraqueño y le expresa que el nuevo Estado, del cual forma parte Venezuela “ha dado un nuevo realce a vuestra existencia política y cimentado para siempre vuestra estabilidad”. Les insta a tributar “vuestra admiración a los héroes que han creado a Colombia”. En el mismo sentido, el 20 de julio el Congreso ratifica la significación de esta batalla. Emite un decreto en el que ordena que “en todos los pueblos de Colombia y divisiones de los ejércitos se consagrará un día de regocijos públicos en honor de la victoria de Carabobo”, y exige colocar “en un lugar distinguido de los salones del Senado y Cámara de representantes el retrato del General Simón Bolívar, con la siguiente leyenda: Simón Bolívar, Libertador de Colombia”.
De modo que la batalla de Carabobo persigue un fin geopolítico de grandes dimensiones: La creación de una Nueva Nación y un Nuevo Estado, que no se restringe a los límites de Venezuela, sino que va mucho más allá: hacia la conformación de una entidad de grandes proporciones en lo geopolítico llamada Colombia, que es parte fundamental de la Patria Grande, Nuestra América.
El equilibrio del Universo
Bolívar dice claramente lo que el discurso de las élites quiere ocultar: La batalla de Carabobo persigue un fin geopolítico trascendental: la creación de una gran nación y un gran Estado, para así contribuir al “equilibrio del universo”, es decir, para inclinar la balanza de la correlación de fuerzas mundiales hacia una mayor justicia entre naciones; de modo que tras el triunfo de las armas patriotas, Colombia y Suramérica, no quedasen reducidas a semicolonias subsidiarias del poder extranjero, sino que jugasen un rol protagónico estelar e independiente en el reordenamiento del poder en el mundo post colonial que está emergiendo. Esta idea la viene madurando Bolívar desde hace largo tiempo. Expresa: “La ambición de las naciones de Europa lleva el yugo de la esclavitud a las demás partes del mundo; y todas estas partes del mundo deberían tratar de establecer el equilibrio entre ellas y la Europa, para destruir la preponderancia de la última. Yo llamo a esto el equilibrio del Universo”. (Gaceta de Caracas. Nº 30. Año de 1813).
Este “equilibrio de universo” sólo es posible si rompemos el yugo colonial con España; no permitimos el sometimiento a otros imperios y construimos una gran nación y un gran Estado que se hiciese respetar del resto de las potencias. Solo así, afirma Bolívar: “Las potencias extranjeras al presentaros constituidos sobre bases sólidas y permanentes de extensión, población y riqueza, os reconocerán como nación y os respetarán por vuestras armas vencedoras”. Y en Carabobo se crea esta Gran Nación y este Gran Estado.
La grandeza del Nuevo Estado y la Nueva Nación
Los recursos del nuevo Estado y la Nueva Nación son enormes; sus potencialidades, infinitas; su posición geopolítica, inmejorable. “Colombia debe convertirse en una fuerte y sólida Potencia que en el acto mismo de levantarse puede hacerse respetar. Ningún imperio pudiera jamás compararse con esa colosal República. Colombia ocupa el centro del Nuevo Continente. No hay ciertamente situación geográfica mejor proporcionada que la suya para el comercio de toda la Tierra. Este país reúne cuánto hay de más útil y de más precioso, rico y magnífico en la Naturaleza. (Manifiesto sobre la creación de la República de Colombia)
Bolívar ordena la publicación de una obra en dos tomos, llamada Colombia. Con ello busca que el mundo entero conozca esta nueva nación, la respete, establezca relaciones con ella y apoye su independencia política. Mediante esta obra se hizo saber que “en la América del Sur aparecía un Estado soberano, libre e independiente. Con una extensión calculada entonces en más de tres millones de kilómetros cuadrados, en que podía caber hasta cinco veces cualesquiera de los reinos de Europa; de sus posibilidades de comercio, su constitución y leyes que amparaban libérrimamente a nacionales y extranjeros, de su Gobierno propio de origen democrático y de algo más: que poseía la llave de dos océanos en el istmo de Panamá”.
En esta obra se publica el primer mapa de la República de Colombia. La parte inferior derecha del mapa es una imagen alegórica de la nueva nación resultante de la unión de Venezuela (representada por la figura masculina recostada sobre una vasija de la que brota el río Orinoco), Nueva Granada (representado por la figura femenina recostada sobre una vasija de la que brota el río Magdalena) y Ecuador (representada por el volcán Chimborazo). En el centro de la escena se yergue bajo un águila el escudo de armas de la nueva república, donde un caballo, un cetro roto y el lema “ser libre o morir”, evocan las victorias del ejército libertador.
En los hechos, el territorio que ocupa la República de Colombia que acaba de nacer es superior a toda Europa junta. Por consiguiente, el mundo entero se configura. Nace una gran nación y con ella una nueva geopolítica. Nada de esto hubiese sido posible sin la victoria patriota en Carabobo. Allí se confirma por la fuerza de las armas “el nacimiento político de la República de Colombia”. Se sientan las bases materiales (extensión, población y riqueza) para construir “una fuerte y sólida Potencia” que propicie el “equilibrio del universo”.
En fin, en Carabobo surge un gran Estado y una Gran Nación con grandes riquezas, con un vasto territorio, con una población de más de tres millones de habitantes, y un líder que enarbola las banderas de la justicia social: abolición de la esclavitud, reparto de tierras entre el pueblo en armas y los pueblos indígenas. Nace una República que en 1821, al momento de ser fundada, sale de sus fronteras a organizar la independencia y unidad de toda Suramérica. En Carabobo nace “la madre de las repúblicas, la mayor nación de la tierra”.
Desmembramiento de Colombia
Con el desmembramiento de Colombia en 1831, se crearon Estados débiles que se convirtieron en presa fácil de las grandes potencias foráneas. La disolución de esta gran nación suramericana, afirma Fermín Toro Jiménez: “fue el resultado de una habilidosa diplomacia que al mutilar y disolver la República dejó simultáneamente en reemplazo una constelación de pseudo estados sin consistencia interna, al garete, aislados unos de otros, sometidos a un régimen de dependencia y subordinación económica y política sin futuro ni viabilidad política”.
La razón fundamental de la desintegración de Colombia, no es otra que la injerencia del imperio británico y Estados Unidos, interesados en impedir el desarrollo de una nación suramericana fuerte. De modo que con la disolución de la Colombia de Bolívar lo que ocurrió fue un “Estaticidio” planificado y ejecutado por estas potencias con la ayuda de la entreguista élite criolla. Para el imperio británico y la naciente potencia estadounidense, la República de Colombia era una amenaza “pues de haber sobrevivido habría constituido, independientemente de la forma política adoptada, un centro de poder irrefutable en América del Sur”.
El Estaticidio que se dio en los hechos a partir de 1831, cuando emergieron las nuevas repúblicas que amputaron la Colombia de Bolívar, fue acompañado de un Estaticidio en el discurso y la historiografía de las élites. La Gran nación creada por Bolívar desapareció del discurso oficial y los libros de historia de las élites que traicionaron el proyecto bolivariano. Colombia dejó de mencionarse y a lo sumo se le consideró una utopía, una suerte de desvarío del Libertador. Fue entonces, cuando inventaron que la Batalla de Carabobo tuvo como finalidad exclusiva la independencia de Venezuela, omitiendo que nuestro actual país formaba parte de una gran república destinada a convertirse en potencia y era la vanguardia político-militar de un proceso de independencia y unidad suramericanas, liderado por Bolívar.
Carabobo hoy
Hoy cuando celebramos el bicentenario de Carabobo, nuestro reto es reencontrarnos con la grandeza de nuestros ideales bolivarianos; construir grandes naciones, soberanas e independientes inspiradas en elevados ideales; erigirnos en baluartes de la unidad e integración suramericanas guiados por el principio La Patria es América; impulsar el internacionalismo de los pueblos del Sur, y combatir las potencias extranjeras al presentarnos constituidos sobre bases sólidas y permanentes. Hoy retomamos los ideales de independencia, unidad suramericana y suprema felicidad enarbolados por el Libertador cuando dirigió su ejército hacia los campos de Carabobo. ¡Carabobo vive!
Por: José Gregorio Linares