- El diálogo en México es el resultado de históricas victorias del pueblo venezolano y de la Revolución Bolivariana frente a la criminal agresión del imperialismo yanqui, que contó con el apoyo servil de la derecha local y de la elite económica más reaccionaria.
- Se pretendía derrocar a un gobierno revolucionario para reestablecer el control sobre un “espacio vital” de la hegemonía yanqui en la región, restablecer el régimen neoliberal en nuestro país, apoderarse de las riquezas energéticas, frenar el avance geopolítico del multilateralismo que encabeza Rusia y China y que respaldan las fuerzas progresistas de la región. El objetivo de Washington era optimizar la acumulación del gran capital yanqui en nuestro país y en la región.
- Está claro que el inicio de conversaciones en México no garantiza su feliz término, a pesar de las enormes satisfacciones que esto traería para el pueblo venezolano. Los yanquis, a través de sus lacayos, han llegado a la mesa de diálogo como resultado de las derrotas sufridas. Hemos doblegado su política golpista e injerencista, de agresión brutal, y por eso se sientan. Esperemos que mantengan esa actitud, al menos en el corto plazo, aunque el carácter agresivo del imperialismo nos hace dudar de su disposición a negociar.
- El diálogo constituye un duro golpe para la política imperialista contra nuestro país y, en especial, contra el bloqueo económico. Aunque este depende de los EE. UU. y ellos no están participando directamente en México, la principal demanda de nuestro gobierno consiste en su levantamiento y nuestras victorias nos brindan una sólida posición para exigirlo. Entre tanto, la derrota estrepitosa de los EE. UU. en su política de “cambio de régimen” debería llevarlos a repensar su estrategia y convencerse de su inviabilidad. Esto no lo harían, en caso de que ocurra, por su humanismo, sino porque han fracasado rotundamente: pragmatismo imperial.
- Las victorias populares traducidas en diálogo reflejan la creciente fortaleza de los trabajadores al frente de la revolución bolivariana. Ellos no solo serán los principales receptores de los resultados positivos de la estabilidad política y del diálogo en lo político, social y económico, de concretarse los avances ahí establecidos en términos de protección de nuestro pueblo, sino que serán sus principales promotores, su sostén social fundamental.
- Es imprescindible subrayar el papel jugado por la FANB en este turbulento periodo de confrontaciones antiimperialistas que desemboca en el diálogo. Sin ella, sencillamente, no hubiésemos podido contener la furiosa agresión imperialista. La FANB estará presente en México como garante fundamental de la convivencia pacífica.
- En cuanto a la empresa privada, debe haber aprendido la nueva lección. Financiar a la derecha golpista constituye un mal negocio. Siempre le ha ido mejor en condiciones de estabilidad y orden interno. Nuestro modelo de economía mixta le brinda espacios para su crecimiento y para la creación de la riqueza en el país, en el entendido de que no se producirá en un contexto de políticas neoliberales, sino bajo la dirección de un Estado revolucionario.
- Este Estado se verá fortalecido en su independencia frente a los EE. UU. y fortalecerá su rol rector en el desarrollo de la sociedad. Su capacidad de velar por el bienestar de las grandes mayorías se consolida en un escenario de crecimiento económico. Esta es una tarea clave en la coyuntura actual.
- El diálogo -de concretarse las demandas más importantes de respeto a la Constitución y levantamiento del bloqueo-, consolida la perspectiva de la recuperación económica del país. Después de un durísimo periodo de ataques económicos, políticos y de toda naturaleza, la estabilidad política le proporciona una condición muy favorable a la actividad inversionista, al crecimiento económico, que se podría ver consolidado si la derecha y Washington asumen con seriedad y realismo este nuevo intento de diálogo. La recuperación productiva nos ofrece la capacidad para reforzar las políticas sociales inherentes a la revolución bolivariana como la generación de bienestar en la población y la distribución justa de la riqueza.
- A nivel continental, el solo inicio del diálogo constituye un impulso para la nueva ola progresista que se expande con fuerza y que desde finales del presente año y durante el 2022 vivirá momentos cruciales en Chile, Colombia y, especialmente, Brasil; todo ello en detrimento de las posiciones del imperialismo estadounidense. El éxito del diálogo sería una base esencial para el nuevo ascenso de las fuerzas progresistas en la región. El fortalecimiento de la revolución bolivariana es un punto central de la agenda antiimperialista en el continente.
Por: Jesús Faría