A su llegada a Caracas, Armando Benedetti, nuevo embajador de Colombia, visita a Miraflores, donde el presidente Nicolás Maduro lo saluda y abraza. La histórica foto recorre el planeta, generando inquietudes en torno al alcance y efectos de este encuentro. A Bogotá arriba el embajador de Venezuela en Colombia, Félix Plasencia. Se inicia el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre ambas naciones, luego de profundas tensiones y desencuentros que culminaron con el cierre de embajadas y consulados. Juan Carlos Tanus, presidente de la Asociación de Colombianos en Venezuela, entrevistado por Cuatro F, reflexiona sobre el alcance de este histórico momento.
¿Qué significado tiene la llegada del embajador colombiano a Venezuela?
La llegada del embajador Armando Benedetti a Caracas y del embajador Félix Plasencia a Bogotá significa un reconocimiento político.
¿Cómo analizas el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambas naciones?
Hubo primero una política negativa contraria a la decisión de integrar nuestros pueblos, lo que está sucediendo se observa con alegría y la serenidad con la que se debe analizar este tipo de coyunturas, porque no es fácil, ya que supone deponer toda una política de gobierno y de Estado en función de bloquear relaciones de hermanos. Hoy, con la llegada de Perto, hay una decisión de integrarnos. Creo en la gradualidad propuesta. Pronto habrá 9 consulados venezolanos abiertos en Colombia, así como habrá 15 consulados colombianos en territorio venezolano. Significa resarcir lo que nunca debió ocurrir.
¿Con Gustavo Petro como presidente consideras que cesará el asedio del gobierno de Colombia contra Venezuela?
El asedio del gobierno va a parar, pero factores de Estado no detendrán el acaso. El gobierno de Petro será puesto a prueba por la realidad económica colombiana y la necesidad de desarrollar el comercio binacional. Desde el gobierno de Petro, estoy seguro, no habrá asedio, pero no cesará el hostigamiento desde Colombia, puede ser desde un sector del Estado, desde un sector de los Estados Unidos que tiene establecidos mecanismos militares y paramilitares en Colombia, también puede seguir el asedio desde sectores transnacionales que juegan a dos bandos, uno a mejorar sus ingresos a través del intercambio comercial entre ambas naciones y dos juegan a desestabilizar al interior de la geografía venezolana buscando posibilidades de construir una opción real de gobierno y de poder sumiso a sus intereses. Creo que quedan factores estructuralmente ligados a los Estados Unidos, cuya política injerencista tiene como principal laboratorio a Colombia.
¿Este paso qué efectos tendrá en las relaciones comerciales de ambas naciones?
Los efectos de esta relación comercial entre ambas naciones serán positivos, habrá un ambiente de confianza para llevar productos a un mercado de 80 millones de pobladores, con un Producto Interno Bruto con mayores posibilidades y con una mirada al Mar Pacífico. Tendrá efectos en el empleo, se habla de cerca de 280 mil puestos de trabajo en los próximos cuatro años en la frontera entre Colombia y Venezuela, habría entonces que trabajar temas como las remesas, la regularización migratoria, incluso los delitos en esas fronteras. Pero se puede esperar que Estados Unidos impida que se desarrolle este intercambio comercial, por lo que habrá que desarrollar mecanismos de cooperación en el ámbito militar, de inteligencia y contrainteligencia para enfrentar las posibles agresiones de EEUU, pero los efectos en suma son muy positivos: empleo, mejoramiento de la economía, movilidad de las remesas, y la tranquilidad de la frontera cuando dos fuerzas pueden hacer un uso adecuado de sus posiciones en aras de la paz.
¿Cómo se sentirán estos cambios en la frontera?
Se percibirán efectos muy distintos a los que se pueden percibir en otros centros urbanos, porque la frontera siempre ha sido un epicentro de conductas delictuales. También habrá un aumento de la movilidad vehicular cuando muchas vías no están preparadas y, sucederá un incremento de la movilidad humana, creo que esta podría ser una de las mejores navidades para colombianos y venezolanos, porque después del 2015 habían sido muy tormentosas. Sin desconocer que hay unas 15 bandas criminales que hacen vida en esta frontera, que tienen anuencia y acompañamiento de los Estados Unidos, de los carteles, son bandas que apuestan a que cualquier cambio ocurra para que no cambie nada, pese a ello, creo que si se aprovecha esta oportunidad puede servir de embrión para que los movimientos sociales y populares escriban una hoja de ruta para políticas progresistas.
¿Qué riesgos implica esta nueva etapa?
Los riesgos hay que visualizarlos porque la política injerencista de los Estados Unidos sobre Colombia no ha desaparecido, ya que pese a la victoria de Petro no se ha roto con la política hegemónica imperial, y la contrahegemonía en esta parte del continente está en la expresión bolivariana. EEUU va a estar muy cerca para que no haya avances, van a tratar de impedir que se demuestre que el modelo venezolano es exitoso. El Departamento de Estado tiene tres líneas de acción en Colombia: droga, militarismo y medioambiente. En la frontera está la amazonía colombiana con minerales apetecidos por el hegemón que mantiene sus bases militares en territorio colombiano, donde el militarismo supone control. EEUU está en un proceso de reagrupamiento de fuerzas
¿Puede Venezuela recuperar Monómeros bajo este nuevo escenario?
El gobierno del presidente Duque produjo un adefesio en términos jurídicos, para que se le diera reconocimiento a la junta directiva del gobierno ficticio de Juan Guaidó, y como en derecho lo que se hace se debe deshacer justamente en derecho, por eso creemos que es factible la recuperación de Monómeros por vías legales, por lo que el proceso pasa por demandar al Estado colombiano para que sea responsable de los daños causados a la República Bolivariana de Venezuela tras la decisión política de arrebatarle la empresa y entregarla a particulares. Hoy, con Petro, ya hay una nueva visión. La Superintendencia ha desistido del control y la Cámara de Comercio de Barranquilla ha reconocido a la nueva junta directiva que ha sido nombrada por el accionista mayoritario, es decir, el gobierno de Nicolás Maduro. Es una demanda contra el Estado colombiano, pero también contra 72 civiles que están vinculados con el ejercicio de Monómeros. Estimo que en menos de un año podría estar entregada a su legítimo dueño de manera formal. Pero EEUU también tiene velas en ese entierro, porque le dieron una certificación a la junta directiva de Guaidó y no se sabe si reconocerán a la actual, si no lo hace habría que recurrir al derecho internacional para denunciar al gobierno de EEUU.