Abg. Omarlena Abreu
Secretaria Nacional Femenina de UPV
El hombre tiene cientos de años caminando sobre la tierra, ha pintado murales, ha contado y cantado, ha escrito libros, fundado escuelas, con la intensión de transmitir conocimiento de una generación a otra. Es sorprendente darse cuenta que este conocimiento que se transmite no es internalizado, ni concientizado, cada día vamos repitiendo la historia, cometiendo los mismos errores.
Siempre me he preguntado para qué nos sirve la racionalidad, si ella no es capaz de permitirnos superar los estados emocionales, si ella no nos permite aprehender la historia para no repetirla y superarla.
La revolución bolivariana tiene un matiz distinto en la historia de la humanidad, en la constitución de 1.999, que es de corte principista, se decreta un nuevo modelo de Estado y de sociedad liberador, que irrumpe en el mundo entero, pues, quiebra las relaciones de poder hasta a hora conocidas, en ella se le permite al pueblo asumir formas de cogobierno y autogobierno, que en su madures permitirán progresivamente disminuir la estructura del Estado, quitando el lugar a la conocida clase política gobernante.
No se trata de que emerja una nueva clase gobernante, se trata de que no existan clases dominantes, esto, no es una cosa fácil, se trata de la distribución del poder político y económico en las mayorías, esto trae como consecuencia que la clase política y económica hasta ahora privilegiadas, se revele contra el nuevo sistema de cosas, aún la clase que acompañó las luchas libertarias, pues, el sistema mundial dominante ha sembrado su semilla de dominación, en un sistema de privilegios: viajes, casas, carros, amantes, fiestas, lujos, en su mayoría constituidos por las llamadas bajas pasiones, de los estoicos, los placeres que controlan la razón.
Observar como las pasiones más bajas son capaces de arrasar con la conciencia de hombres y mujeres, al punto de hacerles incapaces de ver más allá de sus propios intereses, capaces de destruir una Nación completa, me hace sentir que el paso de la historia ha sido en vano, que no logramos superarnos a nosotros mismos, que la racionalidad no es un atributo humano, ya que siempre somos controlados por las pasiones.
Estos últimos días en la historia de Venezuela, nos han mostrado las más grandes bajezas de la que son capaces los hombres y mujeres por el poder, si la historia no ha sido suficiente para enseñarnos a pensar en las mayorías, a construir un mundo en paz, con respeto a las diferencia y a la diversidad, pues, nuestro paso por el mundo ha sido inútil, y el conocimiento y la razón de que presumimos inservible. El llamado es retomar la racionalidad.