En medio de la recesión mundial, que ya hace presencia con el añadido de las consecuencias en el planeta que dicho proceso traerá, Washington nos presenta la nueva plataforma con la cual procurará elevar la apuesta de escalada en contra de la República Popular China, determinados a expandir el conflicto en Ucrania, contra la Federación de Rusia, como parte de su estrategia de frenar la expansión multipolar apalancada por estos gigantes mundiales orientales.
La alianza AUKUS (Australia, Reino Unido –United Kingdom–. y EEUU –United States–), recientemente decidió afianzar sus líneas de trabajo para fortalecer su presencia en el Indo-Pacífico y salirle al paso a China, vista como una amenaza real, no retórica y meramente declarativa; en función de lo observado en la reunión en San Diego, California, EEUU, del pasado 13 de marzo entre el Presidente de ese país, Joe Biden; el Primer Ministro de Australia, Anthony Albanese; y su homólogo británico, Rishi Sunak.
De hecho el Canciller de China, Wang Wenbin, no se ha ahorrado formas a la hora de valorar la última reunión y su declaración conjunta al afirmar que la misma: «… demuestra que los tres países (…) caminan cada vez más por el camino del error y el peligro pensando en sus propios intereses y menospreciando la preocupación de la comunidad internacional «.
Cuatro aspectos esenciales se presentan en esta nueva alianza que ya lleva 18 meses en proceso de trabajo:
- Incremento sustancial del poderío militar de Australia, cuyo principal socio comercial por cierto es China, a partir del acuerdo para compartir tecnología nuclear especialmente por parte de EEUU para con sus socios, aprovechando además las ventajas de la suspensión de todo tipo de restricciones en materia de producción y uso de armas de este tipo.
- Posicionamiento estratégico de submarinos nucleares en los puertos de la ciudad australiana occidental de Perth, para el año 2027, y el suministro de estos equipos bélicos en 2030, incluyendo la construcción de un submarino de propulsión núclear para las armadas de Australia y Reino Unido con la tecnología de punta a la mano.
- Creación de un fondo con aportes de los tres aliados con el firme propósito de fortalecer los dispositivos militares existentes en la región indopacífico mientras procuran actualizar toda la tecnología en ellos para garantizar el sostenimiento de una región libre de cualquier «amenaza hostil».Atado con lo anterior configurar una alianza militar y política que frene la expansión China, denunciada de acuerdo a los factores en pacto a partir de un crecimiento militar significativo del gigante asiático que, según afirman, genera desequilibrios en toda el área.
Añadido a estos aspectos, los lanzazos políticos no faltaron en los mensajes de los tres mandatarios, dejando claro el fondo geopolítico de esta nueva alianza, que de suyo incorpora a una Australia tradicionalmente prudente en los asuntos internacionales, derivada hoy en posible aliado nuclear de alto impacto.
Joe Biden afirmó que: «Al forjar esta nueva alianza, estamos demostrando nuevamente cómo las democracias pueden brindar seguridad y prosperidad, no solo para nosotros sino para el mundo entero».
Sunak fue más allá, casi sirviéndo la mesa para la respuesta de la cancillería China: «Lo que no se pudo prever por completo en 2021 fue el ritmo del cambio geopolítico y el alcance de su impacto en el Reino Unido y nuestra gente (…) Desde entonces, la invasión ilegal de Ucrania por parte de Rusia, la militarización de los suministros de energía y alimentos y la retórica nuclear irresponsable, combinadas con la postura más agresiva de China en el Mar de China Meridional y el Estrecho de Taiwán, amenazan con crear un mundo definido por el peligro, el desorden y la división”.
Tales aseveraciones fueron reafirmadas por el Ministro de Exteriores Británico, James Cleverly, en su mensaje ante el Parlamento de ese país, al decir: “No podemos estar ciegos ante el comportamiento militar y económico cada vez más agresivo del Partido Comunista Chino, incluido el aumento de las tensiones en el Estrecho de Taiwán”.
Por su parte Anthony Albanese se limitó a tratar el tema desde su visión de defensa y espacio vital, afirmando: «El acuerdo AUKUS que confirmamos aquí, en San Diego, representa la mayor inversión en Australia, en capacidad de defensa en toda nuestra historia, fortaleciendo la seguridad nacional y la estabilidad de Australia en nuestra región».
Esta batería de declaraciones nos hacen recordar aquello que afirmaba el gran José Martí: «En política lo real es lo que no se ve».
Y es que es evidente a todas luces que, ante el hecho del uso de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) para la provocación hacia Rusia en el terreno; y necesitados de una instancia que sostenga la creciente narrativa anti China, estos tres países se han aliado para forjar una organización cuya tarea será ni más ni menos que expandirse políticamente buscando nuevos aliados y generar una provocación; cuando menos similar a la que ya vienen desarrollando en el campo bélico contra Moscú.
Por ello la narrativa de sus mensajes y discursos no parece guardar nada a la imaginación, y forman parte de la determinación de eliminar a todo costo la posibilidad de que la globalización de características chinas con la franja y la ruta y la expansión geopolítica y energética de Rusia hagan emerger un inexorable mundo de desarrollo compartido y multipolar que, lejos de ser una quimera, ya existe en los hechos y solo puede ser destruída trayéndose al planeta en el proceso.
Tal propósito ha estado incluso por encima de viejas alianzas y acuerdos militares como el que sostenía Australia con Francia; de más de 66mil millones de dólares para adquirir material militar proporcionado por París a Canberra. Este acuerdo ha muerto en los hechos luego de la alianza reforzada en California.
Tal determinación nos pone no solo en advertencia sino en alerta, ya que seguramente en el mismo tiempo que sigan avanzando las maniobras en torno a la expansión de esta alianza AUKUS, posiblemente los próximos trimestres nos encuentren con un despliegue diplomático, político y militar por América Latina, tratando de hacerla partícipe activa de este proceso expansivo del conflicto bélico, incluso con la posibilidad real de generar instancias similares a la observada.
Tal cosa, dada la inevitable expansión de la guerra, con sus grados, campos y momentos; pero expansión al fin, para tratar de sostener una hegemonía unilateral estadounidense que simplemente es imposible, pero que en su visión y disposición ha traído al mundo un nuevo pie de apoyo fortalecido en el encuentro de San Diego.