Con el resultado de las PASO en agosto pasado, la República Argentina se mostraba en el escenario de una posible victoria electoral de un factor clásicamente asociado a la anti política y fuera del establecimiento de esa Nación, agobiada por el peso económico de una deuda impagable adquirida por el Gobierno de Mauricio Macri al punto de asfixiar cualquier posibilidad real de recuperación inmediata para bienestar de ese pueblo, por muchos esfuerzos que pudiese hacer el actual Gobierno de Alberto Fernández.
Javier Milei se presentaba como la esperanza del extremismo regional, para irrumpir triunfante en un escenario político complejo y, hasta agosto, sin una aparente reacción de respuesta por parte del peronismo como comunidad política viva y vigente que ha marcado la historia argentina de, cuando menos, los últimos 80 años.
De hecho en su momento, y publicado por este Semanario, en el artículo «Lecciones a la Argentina», valorabamos el desafío presente para los factores progresistas y de izquierda en ese país, dado un contexto de reposicionamiento de la ultra derecha en la región latinoamericana, cosa que declaran abiertamente elementos del Foro de Madrid o el Foro de Lima, como enemigos del Foro de Sao Paulo o el Grupo de Puebla.
Esto aseverábamos en su momento: «… aún queda mucha tela por cortar de acá al 22 de octubre, dependiendo todo el bosquejo general de las acciones posterior al análisis de cada una de las fórmulas en pugna, especialmente aquellas provenientes de sectores de la izquierda y progresistas.
Previo a este proceso electoral, el destacado escritor y analista Atilio Borón no dudó en calificar el mismo como un antes y un después para la historia argentina, cuestión que resulta acertada ya que en toda circunstancia quien asuma el mando en la Casa Rosada tendrá que toparse con el recetario del Fondo Monetario Internacional al cual hace cuatro años se presumía Alberto Fernández pondría en justo equilibrio con los intereses de esa Nación, severamente socavados por el acuerdo del macrismo que pretende hoy regresar al poder.
Ante el hecho evidente que esto no ha sucedido, agravando la situación general del país en el contexto de nuevos acuerdos con el FMI, el anti sistema Milei ha ganado posición en 16 de 24 distritos del país, donde se ha impuesto en este proceso del domingo 13 de agosto. El peronismo parece ser un elemento que debe medir este golpazo con suficiente fuerza política para enfrentar una batalla que parece cuesta arriba a tan poco tiempo de la primera vuelta electoral presidencial. (…) resulta evidente que la unidad, movilización y sobre todo un mensaje claro de esperanza de cara al futuro de los argentinos y argentinas son clave si se quiere evitar un escenario de segunda vuelta entre la derecha tradicional y un ultra liberal cuya agenda ya es conocida por buena parte de ese pueblo, con ribetes internacionales indudables con ejemplos como los de Donald Trump en EEUU, Jair Bolsonaro en Brasil y Santiago Abascal en España.»
Los resultados de la primera vuelta el 22 de octubre no significan otra cosa que un trago de realidad para una extrema derecha que se fue posicionando en el escenario electoral de ese país, pero con el pasar de los días fue perdiendo fuelle en la misma medida que su extremismo, parte de su programa político, fue ganando rechazos mientras que Milei se abría paso en frentes abiertos cortesía de su narrativa irrespetuosa y poca capacidad de aterrizaje en el mensaje, que avanzara más a fondo de los simples ejercicios histriónicos.
Cinco elementos se han conjugado para que el Peronismo, con Sergio Massa a la cabeza, no sólo pasara al umbral de la segunda vuelta sino que lo hiciera con una sólida victoria que le dispone con mejor posibilidad de cara a la elección del 19 de noviembre, con todo y el apoyo de la candidata Patricia Bulrich a Javier Milei:
- Aprendizajes políticos propios del resultado de las PASO, que llevó a generar acciones de corrección de gestión, y dinamización política en temas como comunicación y públicos objetivo para mejorar la percepción hacia el futuro, que implica el respaldo de un nuevo gobierno eventualmente capitaneado por el actual Ministro de Economía del Gobierno de Alberto Fernández.
- Un mensaje apalancado en la defensa de la democracia argentina como esencia contra la irrupción de Milei, cuyos factores de apoyo se dedicaron a posicionar un discurso cuasi justificador de la férrea y genocida dictadura argentina de la década de los años 70 del siglo XX, así como un proceso de ataque al sistema político y sus valores fundamentales, instaurados a partir de 1983 con la elección del radical Raúl Alfonsín como Presidente de esa Nación.
- Un importante despliegue político de movilización de las fuerzas peronistas de cara a convencer y captar votantes en un contexto que, por la naturaleza de la elección y sus candidatos, generaba un punto de inflexión que aún está vigente ya que aún falta la jornada del 19 de noviembre. Sin embargo el estímulo positivo en el peronismo con un diálogo directo con todos sus vasos comunicantes y base social de apoyo resultó clave para remontar respaldos en esta primera vuelta.
- El aprovechamiento de los errores cometidos por el candidato Javier Milei, teniendo como principales hitos insultar al papa Francisco, catalogar al país como un «país de mierda», y ganarse críticas por un lenguaje misógino y poco inteligente con la diversidad de un pueblo argentino que no supo leer en clave electoral.
- Victorias clave como la de Axel Kiciloff en la Gobernación de la Provincia de Buenos Aires lo cual arrastró un caudal de votos importante para la causa de Massa, recuperando hasta 14 municipios de un espacio territorial clave en lo electoral y simbólico en lo político.
En este contexto la elección del 22 de octubre con el 77,65% de participación, baja en tres puntos porcentuales con respecto a la elección de 2019 dio como ganador al candidato de Unión por la Patria, Sergio Massa, con el 36,68% de los sufragios, dejando en segundo lugar al candidato de La Libertad Avanza, Javier Milei, con el 29,98% de los votos y en tercer lugar a la candidata de Juntos por el Cambio, Patricia Bulrich, con el 23,83%. En cuarto lugar ha quedado el candidato Juan Schiaretti de Hacemos por Nuestro País, con 6,78% y finalmente Myriam Bregman del Frente de Izquierda y de Trabajadores ha obtenido el 2,70% de sufragios.
Durante sus primeras palabras el candidato ganador de la primera vuelta valoró como un triunfo de la democracia la jornada del 22 de octubre: «Hoy nuestra democracia sale más fuerte y más robusta. De punta a punta de nuestra Argentina encontré la energía que nos permitió crecer casi 15 puntos desde la primaria a hoy (…) También quiero agradecerle a los más de 8 millones de argentinos que depositaron su confianza en nosotros, y sobre todo lo quiero hacer sabiendo que nuestro país vive una situación compleja, y sin embargo creyeron que éramos la mejor herramienta para, a partir del 10 de diciembre, empezar a construir una nueva etapa para la historia política argentina. Se que muchos de esos que nos votaron son los que más están sufriendo, no les voy a fallar, sepan que como presidente desde el 10 de diciembre no les voy a fallar (…) También quiero hablarle a los argentinos y argentinas que hoy en el cuarto oscuro votaron en blanco, se quedaron en sus casas, que la eligieron a Miriam, que lo eligieron a Juan, quiero hablarle a esos miles y miles de radicales que comparten con nosotros valores democráticos como la educación pública, como la independencia de poderes, como la construcción de valores institucionales que la Argentina merece, pero también quiero hablarles a aquellos que eligieron otra opción pensando en la necesidad de tener una Argentina en paz, con orden, una Argentina sobre la base de construcción de valores democráticos, esos que quieren un país sin incertidumbres y con certeza, y a todos ellos quiero decirles que voy a hacer el mayor de los esfuerzos en los próximos 30 días para ganarme su confianza».
Es evidente que la segunda vuelta electoral aún contiene desafíos por saldar, especialmente asociados a romper la alianza Milei – Bulrich y lograr captar para Massa los votos de los candidatos que han llegado en tercer y cuarto lugar. Milei ha tratado de bajarle el tono extremista a su discurso tratando de buscar apoyo en «la casta» que amenazaba con barrer desde su primera presencia en la vida política, aunque en nada puede despreciarse su presencia en el Congreso Nacional con representación en el Senado y en la Cámara de Diputados.
A pesar de este esfuerzo, todo apunta a un Massa con mayor capacidad de aglutinar más base social de apoyo, a partir de alianzas puntuales y un mensaje de garantía de estabilidad y paz nacional, lo que no es poca cosa para cualquier Nación, siendo condición esencial para la construcción real de crecimiento económico y perspectivas de bienestar social. De hecho esto quedó suficientemente demostrado en la primera vuelta.
A Milei, en cambio, le resultará difícil desandar sus palabras y gestos a lo cual suman tecnicismos económicos que no termina de aterrizar como propuestas políticas víables, al punto de tener que borrar de su narrativa una dolarización que recuerda los peores tiempos de Domingo Cavallo en el festín menemista de las privatizaciones y el neoliberalismo a ultranza.
Esto nos lleva a visualizar que de cara a la segunda vuelta, lo más probable es que Sergio Massa levante la mano como Presidente de los argentinos y argentinas, asumiendo a partir del 10 de diciembre la Casa Rosada y el futuro económico, social y político de esa patria.