1. La Economía de EE.UU. en el Contexto Global. El Fondo Monetario Internacional (FMI) en su Informe «Prospectivas de la Economía Mundial 2023» proyectó que el crecimiento económico de Estados Unidos se reduciría de 2,1% en 2023 a 1,5% en 2024. Igualmente, este documento señala que las economías avanzadas sufrirán una desaceleración de su crecimiento de 2,6% en 2022 para descender a 1,4% en 2024. Por su parte, las economías emergentes y en desarrollo experimentarán un crecimiento de 4,1% en 2022 a 4,0% en 2024. Otro dato relevante, según Acorn Macro Consulting de Reino Unido, es que antes de la ampliación de los BRICS en 2024, ya su PIB combinado en 2022 era mayor al PIB combinado del G7 que alcanzó ese año el 30,7% del PIB global. En suma, el FMI ha señalado que las estimaciones de crecimiento en un 3,1% de la economía mundial a mediano plazo, son los más bajos en varias decenas de años y que es improbable que los países mejoren su calidad de vida en el corto plazo.
Igualmente, el Manual de Estadísticas 2023 de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) señala que las economías ricas representan 63% del PIB global y el 17% de la población, cuestión que expresa parte de las desigualdades existentes en el mundo. En fin, se observa una acentuada tendencia que indica las debilidades crecientes tanto de la economía de Estados Unidos como las del G7, así como marcadas desigualdades inherentes a un modelo que afecta a la mayoría de países. Esto es una muestra irrefutable del declive de la hegemonía de EE.UU. y de la crisis multidimensional ocasionada por el capitalismo neoliberal.
2. El Asia-Pacífico en la Situación Internacional. Según UNCTAD ya en 2021 en el Asia Pacífico se desarrollaba el 30,5% del comercio mundial. En el Manual de Estadísticas 2023 de dicha instancia de la ONU señala que la región de Asia y Oceanía del total de sus exportaciones, el 72% son productos manufacturados. El impacto de esta región marca la economía global al tener un PIB aproximado de 65% del total global. En este contexto, el Informe de Prospectivas Mundial del FMI del 2023 sostiene que la expansión del PIB de China, convertirá al gigante asiático en el país que más contribuirá al crecimiento mundial en los próximos cinco años. En efecto, según dicho Informe la economía de China pasará de un crecimiento de 5,0% en 2023 a 4,2% en 2024. Adicionalmente, los BRICS con la incorporación de nuevos países tanto africanos como asiáticos en 2024, ahora agrupa a una población que asciende al 45% de la población mundial, cuestión que incrementa la relevancia de la región Asia-Pacífico. Igualmente, los nuevos integrantes como Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos potencian la influencia energética de este bloque al aglutinar el 42% de las reservas de petróleo y con ello acrecentar su influencia geopolítica. Adicionalmente, los BRICS ya poseen el dominio de la energía nuclear con una producción de uranio enriquecido que se aproxima al 68% de la producción mundial. A tono con esto, en la Estrategia de Seguridad de EE.UU. del 2022 se considera a Rusia como una amenaza inmediata pero localizada y a China como el principal enemigo anti sistémico. En efecto, el área del Asia-Pacífico ha sido priorizada por los estrategas de la Casa Blanca en reconocimiento a la creciente e innegable importancia de las potencias emergentes en la geopolítica actual. En fin, los datos expuestos señalan con elocuencia la importancia del Asia-Pacífico como centro de gravedad emergente de un nuevo orden internacional.
3. Guerras y Fragmentación Geopolítica. Decenas de conflictos armados agobian al mundo. Sin embargo, en Ucrania y Asia Occidental se desarrollan guerras que marcarán el rumbo de las relaciones internacionales. Estos conflictos evidencian la incapacidad de las potencias occidentales para imponer sus intereses. En Asia Occidental los reveses para EE.UU. se suscitan uno tras otro; retirada de Afganistán, retrocesos de su influencia en Irak, alejamiento con el gobierno de Arabia Saudita, afianzamiento del gobierno de Siria, fortalecimiento político-militar de Irán, incremento de la capacidad operacional regional de Hezbollah, derrota en la opinión pública del sionismo israelí y la victoria que significa la resistencia de los Hutíes yemeníes, entre otros. En Ucrania, es casi un consenso concluir, que la Federación de Rusia se aproxima a imponer una dura derrota a la OTAN. Las derrotas de la política exterior de la Casa Blanca en estos conflictos, en un contexto de fortalecimiento de potencias emergentes y de diversos pueblos en resistencia, constituye un revés para su tesis de la Disuasión Integrada, acentuará su declive estratégico y lo conducen en lo inmediato a una política más agresiva.
4. Algunos recursos de Nuestra América y la Geopolítica Mundial. América Latina y el Caribe de acuerdo al Servicio Geológico de EE.UU. en sus «Resúmenes de Productos Básicos Minerales» de 2022 poseé el 60% de los recursos de litio identificados en el mundo. La CEPAL en su «Panorama de los Recursos Naturales de América Latina y el Caribe 2023» indica que la región tiene al menos el 25% de algunos metales estratégicos y más de una tercera parte de los bosque primarios del mundo. Adicionalmente, aparte del 70% de agua dulce del planeta localizada en la Antártida, Nuestra América tiene el 26% de agua dulce aprovechable del planeta. En materia energética, la OLADE asegura que sus reservas de gas alcanzan el 4,25% del total mundial y el 19,46 de las reservas mundiales de petróleo. Esto es sumamente relevante para Venezuela ya que la transición Energética se vislumbra lejana para América Latina y el Caribe. En este sentido, la OLADE pronostica que en el mejor escenario de avance de dicha transición en América Latina y el Caribe, para el 2050 la región basará el 37% de su consumo energético en los hidrocarburos. Los recursos de la región son imprescindibles para la vida en un contexto signado por la crisis ambiental y adicionalmente, son fundamentales para la competencia científico-técnica en materia de la tecnología 5G, la inteligencia artificial, el control del ciberespacio, la economía de datos, el dominio del espacio ultraterrestre y por consiguiente, en la carrera por la supremacía militar. En síntesis, los recursos naturales de la región son relevantes en el marco de la competición estratégica de las principales potencias y explican el por qué Nuestra América es una de las prioridadades en la Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos de 2022 y en los planes de la Unión Europea.
5. Un Bosquejo de Venezuela en la Geopolítica Mundial. Proyectar a Venezuela en el plano internacional de cara al 2030 requiere un análisis de coyuntura para identificar nudos críticos. Igualmente, realizar un ejercicio de planeación prospectiva eficaz amerita considerar las diferentes variables como la eventual victoria electoral de Donald Trump o el impacto de la dinámica económica mundial en nuestra región. En efecto, el estudio de las tendencias globales y específicamente de los planes geoestratégicos de Estados Unidos, adquiere relevancia en virtud de que Venezuela enfrenta al imperialismo. En este orden de ideas, la Revolución Bolivariana requiere una compleja, dinámica y versátil política exterior e internacional que permita configurar diversos niveles y tipos de alianzas y acuerdos. En este esfuerzo, la unidad anti sistémica (unidad de quienes avanzan al socialismo), las alianzas contra hegemónicas (alianza contra el imperialismo por la paz y la autodeterminación de los pueblos) y los acuerdos para la defensa de la vida (frente a la crisis ambiental y las guerras), se perfilan como líneas centrales a desarrollar tanto desde el Gobierno Bolivariano como desde todo el conjunto de la Revolución Bolivariana. Para lograrlo se debe reconocer la importancia de la diplomacia de los pueblos en la construcción de una nueva correlación de fuerzas y clases sociales. No obstante, sin desconocer la trascendencia de los aliados estrategicos, es indudable que América Latina y el Caribe es de vital importancia para el proyecto bolivariano. Por ello, el futuro de la Revolución venezolana demanda una acción más vigorosa en América Latina y el Caribe que potencie la integración desde una política basada en la solución de los problemas compartidos y objetivos comunes, cuestión en la cual los hidrocarburos venezolanos adquieren gran trascendencia. La vitalidad de la integración y la unidad de Nuestra América pasa por logros que impacten la vida cotidiana de nuestros pueblos. Sin dudas, el debate no está culminado. Queda mucho por debatir en el marco de dos premisas: la necesidad de proseguir el sueño bolivariano y el socialismo como elemento central del legado del Comandante Chávez.
Sin desconocer la trascendencia de los aliados estratégicos, es indudable que América Latina y el Caribe es de vital importancia para el proyecto bolivariano. Por ello, el futuro de la revolución venezolana demanda una acción más vigorosa en América Latina y el Caribe
Fernando E. Rivero O.
@friveroosuna