Por: Gustavo Rosendo
Ante esta avasallante realidad, que arropa a socios y antiguos aliados de USA, se cumple una vez más la máxima del fallecido diplomático Henry Kissinger: “Ser enemigo de Estados Unidos es peligroso, pero ser amigo es fatal”
La imagen del Tío Sam (Uncle Sam) se generó a partir de un carnicero qué proveía carne en barriles al ejército norteamericano, durante la guerra anglo-estadounidense, entre el Reino Unido y los Estados Unidos en 1812.
Los trabajadores de la planta de envasado de Samuel Wilson al cargar los barriles marcados con las iniciales US (United States), a manera de chanza, les decían a los soldados que recibían los cargamentos, que aquel era un regalo del Tío Sam.
El dibujo emblemático fue obra del célebre dibujante James Montgomery Flagg, a quien le encargaron una imagen para llamar a los jóvenes a alistarse en el ejército norteamericano que combatiría a los alemanes en 1917.
El dibujante plagió (típico gringo) un anuncio de los ingleses y le puso sus propias facciones, dándoles identidad cultural a los norteamericanos. La campaña resultó un éxito, se repartieron más de 4 millones de volantes y los jóvenes respondieron al llamado del Tío Sam.
En 1961, el Senado y la Cámara de Representantes estadounidense, reconocieron la figura del tío Sam Wilson, que le dio legalidad a aquella imagen representativa de los intereses y valores norteamericanos.
La imagen se corresponde a un hombre entrado en años; de pelo cano y barba de chivo, que viste pantalón a rayas rojas, camisa con estrellas azules (emulando la bandera norteamericana) y un sombrero de copa alto.
La nueva filosofía gubernamental que Trump quiere implantar en USA, en su empeño de Hacer a América Grande de Nuevo [Make America Great Again] (MAGA) representa el rescate de los principios y valores del pueblo norteamericano.
Trump pretende hacer un cambio quirúrgico, tanto en lo interno como en lo externo.
Internamente ha generado un revuelo, encargando a Elon Musk de una oficina para la eficiencia gubernamental (¿?) con la que se pretende hacer una limpieza burocrática de grandes proporciones, comenzando por las agencias de seguridad y terminando en el sistema de justicia. Verbo y gracia: la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) -por las siglas en inglés-.
Ha sido enorme la resistencia que enfrenta Musk, pues se corre el riesgo de reducir significativamente la nómina gubernamental, con la pérdida de miles de empleos.
Puertas afuera, Trump quiere trascender para lograr la paz entre la Federación Rusa y Ucrania; para lo cual, en primer término, ha sentado a una comisión negociadora norteamericana junto a la rusa en Arabia Saudita, que actúa como facilitadora.
En estas conversaciones ha obviado a Ucrania y a Europa, creando un clima de hostilidad tal, que ha provocado la visita de los mandatarios de Reino Unido, Francia y Ucrania a Washington, lo que concluyó la semana pasada, con una hecatombe diplomática en la que Zelensky ha llevado la peor parte.
Europa ha incrementado su verbo guerrerista a favor de Ucrania, presionando para que Trump los llame de nuevo al diálogo, con un Zelensky mostrándose dispuesto a negociar con USA, algo que días atrás ya había negociado con la Unión Europea; viéndose Ucrania forzada a entregar territorio a Rusia y tierras raras a Norteamérica.
Trump amenaza con sanciones económicas en forma de aranceles a China, Canadá, México y Rusia; mientras que a Ucrania la amenaza con desconectarla del sistema de satélites que le sirven de protección y de guía para sus ataques contra Rusia.
Trump ha dejado ver, que su administración distribuirá sanciones a diestra y siniestra, contra todo aquel que no se alinee con sus intereses, convirtiéndose en el “Tío Sanciones” (uncle sanctions).
Europa, por su parte, busca cabida en la mesa de negociaciones proponiendo una tregua inmediata de un mes; en el que no haya ataques aéreos rusos y que, a largo plazo, se permita al ejército de la OTAN ser el garante de los acuerdos de paz, desplegando sus tropas en suelo ucraniano.
Putin, conocedor de las malas praxis europeas, rechaza de plano esas pretensiones y dice que se debe ir a un acuerdo de paz duradero, donde también se le den a Rusia garantías de seguridad para sus ciudadanos.
Ante esta disyuntiva, creo que el gigante asiático chino o en su defecto India, podrían ser quienes garanticen el cumplimiento de esos futuros acuerdos.
Dejo de último a Zelensky, porque el pobre rico tiene sus días contados, y le están tratando de asegurar un exilio dorado en Francia, donde de seguro morirá accidentalmente; tal como suele ocurrir a los que le son incómodos al Tío Sam.
En el campo económico, los principales indicadores locales de Wall Street señalan que esta semana la cosa no ha ido bien puertas adentro: los valores bursátiles de las principales empresas norteamericanas cerraron a la baja, con excepción del armamentista, que creció junto al índice de desempleo.
Ante esta avasallante realidad, que arropa a socios y antiguos aliados de USA, se cumple una vez más la máxima del fallecido diplomático Henry Kissinger: “Ser enemigo de Estados Unidos es peligroso, pero ser amigo es fatal”.