Miles de palestinos han caminado durante horas esta semana para acceder a centros de distribución de ayuda en la sitiada Franja de Gaza, cruzando zonas controladas por el Ejército israelí bajo disparos de advertencia que, según testigos, buscan dispersarlos. Las autoridades palestinas han denunciado estos ataques como parte de una política sistemática de violencia contra civiles desarmados.
La Oficina de Medios del Gobierno de Gaza informó que al menos 580 palestinos han muerto y más de 4.200 han resultado heridos en ataques israelíes dirigidos contra personas que buscaban alimentos y asistencia médica.
Además, responsabilizaron legal y moralmente a Israel y sus aliados, especialmente Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Alemania por respaldar lo que califican como un «exterminio sistemático» de la población gazatí.
Soldados israelíes disparan contra civiles que buscan ayuda
Medios locales israelíes revelaron que soldados han recibido «órdenes directas» de disparar contra palestinos desarmados que intentan acceder a convoyes de ayuda. Mientras el ejército israelí alega que se trata de «disparos de advertencia», testigos reportan el uso de fuego real para dispersar a civiles, incluyendo mujeres, niños y ancianos.
ONU condena sistema de distribución de alimentos como «trampa mortal»
Agencias de las Naciones Unidas han denunciado el mecanismo de reparto de alimentos coordinado entre Israel y Estados Unidos, advirtiendo que expone a los civiles a violencia y muerte.
La comunidad humanitaria internacional exige la apertura inmediata de los cruces en Gaza, el levantamiento del bloqueo y el ingreso sin restricciones de ayuda antes de que la catástrofe humanitaria empeore.
Estudio revela que la guerra ha dejado cerca de 100.000 palestinos muertos
Un nuevo estudio dirigido por el economista Michael Spagat (Universidad de Londres) y el politólogo palestino Jalil Shikaki estima que casi 100.000 palestinos han muerto desde el inicio de la ofensiva israelí en octubre de 2023.
La investigación, basada en encuestas a 2.000 hogares (cerca de 10.000 personas), confirma el devastador impacto de lo que académicos y organizaciones de derechos humanos califican como una «guerra genocida».