Contra Venezuela, los fachos hacen competencias de desfachateces. Veamos acá cuatro muestras
Por: Clodovaldo Hernández
1. Temer diserta sobre democracia
En el escenario planetario de la Organización de Naciones Unidas, el “presidente” de facto de Brasil, Michel Temer, amparado por el manto de complicidad de la corporatocracia internacional, se da la lija de disertar sobre democracia y acusar a Venezuela de tener un déficit en ese campo.
Corrupto entre los corruptos, el hombre que traicionó a la verdadera presidenta del país vecino, Dilma Rousseff, el mismo que tomó el poder mediante una componenda siniestra, se atreve a acusar de dictador a Nicolás Maduro, un presidente electo por el pueblo, que acaba de recibir otro espaldarazo electoral con el amplio apoyo obtenido por su propuesta de una Asamblea Nacional Constituyente.
La derecha internacional reunida en ese foro diplomático, aplaudió al descarado impostor por su hipócrita discurso. Tampoco los aplaudidores tienen vergüenza.
2. Madrid se queja de injerencia
Al Reino de España no le gusta que los otros países se metan en sus asuntos internos. El ministro de Asuntos Exteriores, Alfonso María Dastís, llamó al embajador venezolano, para reclamarle por unas declaraciones del presidente Maduro en las que se pronunció a favor de un referendo por la autonomía de Cataluña. Dastís dijo que la intromisión de Maduro es “inaceptable”.
Dicho así, sin contexto, suena lógico. ¿Qué tiene Maduro que andar de pepa asomada haciendo comentarios respecto a un rollo que es exclusivo de los españoles (y de los catalanes, claro), habiendo, como hay tantos problemas en Venezuela? Nada, nada. Pero cuando se le pone el contexto, queda claro que este señor Mariano Rajoy, jefe del referido ministro, es el propio carae’tabla o como quiera que se le diga a los descarados sin vergüenza allá en España. El gobierno del ultraderechista y facho Partido Popular ha sido uno de los más entrometidos del mundo respecto a Venezuela, lo cual es mucho decir porque países metiches es lo que sobra cuando hablamos de la patria de Bolívar.
Rajoy ha llegado al extremo ridículo de firmar de manera conjunta con el insípido primer ministro italiano, Paolo Gentiloni, un artículo injerencista que se publicó en el conservador (y también facho) diario El Mundo de Madrid acerca del “problema de Venezuela”.
La clase política española, en general, vive hablando de todo lo que pasa en Venezuela, pero reaccionan como doncellas mancilladas cuando Maduro se permite ironizar respecto a la paradoja de un reino que manda a sus fuerzas represivas a destruir material electoral y a impedir una consulta popular, mientras se rasga las vestiduras pidiendo democracia para otra nación soberana, donde acaba de haber elecciones y está por haber elecciones. “¡Qué cabronazos son, me cago en diez!”, diría alguien por aquellos lares.
3. Los testigos de Almagro
La tienen difícil los fachos desfachatados de Brasil y España para ganar esta competencia porque el secretario general de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro, está empeñado en romper todos los récords de falta de rubor.
Lo último que inventó este hombre, supuestamente de la misma izquierda que Pepe Mujica, fue abrir unas audiencias no previstas en ninguna normativa de la OEA para invitar a toda clase de sujetos impresentables a fungir como testigos contra el gobierno venezolano, con miras a denunciarlo ante la Corte Penal Internacional.
Para abrir fuegos, Almagro se consiguió nada menos que con el general de siete suelas Hebert García Plaza, considerado el plusmarquista nacional de delitos contra la el patrimonio público, un campeonato también muy reñido, dicho sea de paso.
Esta especie de Alí Babá compareció ante el heterodoxo tinglado diplomático para hacer denuncias sobre derechos humanos y sumarse a la campaña que toda la derecha mundial ha orquestado contra la Revolución Bolivariana. Si el mundo no funcionara al revés, tan pronto este individuo hubiese entrado a cualquier cosa parecida a un tribunal en territorio estadounidense, debió haber sido aprehendido por los alguaciles y obligado a quitarse el elegantísimo traje que vestía para ponerse una braga anaranjada.
4. Las comillas de las “amenazas” de Trump
Como de costumbre, cuando se trata de enumerar desfachateces, es necesario mencionar a la maquinaria mediática nacional e internacional.
La forma cínica como manejan la información acerca de la actitud hostil y belicosa del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, contra Venezuela, los clasifica para esta dura pelea por el primer lugar en materia de desfachateces de los fachos. Cuando el Pelucón imperial dice que va a redoblar las sanciones contra Venezuela, la prensa canalla aplaude directa o discretamente.
Cuando el gobierno venezolano emite un comunicado o algún funcionario da declaraciones rechazando tales conductas, los medios se valen de las comillas para descalificar la postura nacional. Así, vemos títulos como: Maduro rechaza “amenazas” de Trump, con la palabra entrecomillada para poner en duda que se trate, en serio, de amenazas.
Algunos llegan al extremo de poner al vociferante gringo como la víctima, señalando que Maduro arremetió contra Trump. ¡Qué desfachatada es la prensa facha!