Este 25 de noviembre nos llegó la triste noticia de la partida física del Comandante Fidel Castro Ruz a sus 90 años, sin duda el revolucionario más importante del último siglo en América Latina y el mundo gracias a sus innumerables aportes a la construcción del socialismo real en aspectos de la estrategia política, ciencias sociales, economía, ambiente, desarrollo sustentable, agroalimentario y rural y, lo cual fue su pasión.
Antes de la Revolución, cientos de miles de agricultores debían pagar por cultivar la tierra y se encontraban en un estado de subnutrición, esto generó las condiciones para que el movimiento revolucionario se transformara rápidamente en el ejército de campesinos que derrotó al imperialismo y a la Dictadura de Batista.
En la lucha por alcanzar justicia en un estado dominado por transnacionales expoliadoras, una de las primeras medidas de la Revolución Cubana fue la Ley de Reforma Agraria que proscribió el latifundio e hizo propietarios a más de 150 mil campesinos. Al poco tiempo nació la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) que permitió cohesionar la fuerza productiva y planificar la producción en la isla.
El miserable bloqueo aplicado por los EE.UU generó elevados precios y una limitación en la calidad y variedad de alimentos de Cuba. Esto motivó al Comandante Fidel a crear y consolidar un impresionante sistema de investigación y desarrollo para la producción agroalimentaria; institutos dedicados desde la organización social hasta la biotecnología, pasando por los desarrollos en ingeniería. Hoy la isla cuenta con un plantel de miles de técnicos, investigadores e innovadores dedicados a crear lo nuevo en materia agrícola y pecuaria.
El éxito fue y sigue siendo notorio, la Cuba revolucionaria fue reconocida en varias ocasiones por la ONU como el país con los mejores indicadores alimentarios del Caribe y Centroamérica. (En 2015 el índice de subnutrición afectaba a menos del 5% de su población).
De la mano del mismo Fidel, en la Venezuela Bolivariana conocimos una gran variedad de alternativas tecnológicas que hoy estamos desarrollando, el uso de plantas alternativas a las conocidas y dominadas por las multinacionales, como fuente de proteína y energía para la alimentación humana y animal.
Fidel quizás es el más importante actor en los procesos de innovación agroalimentaria, sus aportes trascienden a escala planetaria, abriendo líneas de intenso trabajo para erradicar el problema del hambre en el mundo. A esa pasión por crear las mejores condiciones de vida y alimentación para todos le dedicó gran parte de su vida y sobretodo los últimos años.
El aporte de Fidel es incalculable para la humanidad, pero estamos seguros que el mayor de ellos será conocido por las próximas generaciones: La maravilla de un sistema agroalimentario sustentable y en base a recursos locales disponibles en el ambiente. Hoy la perspectiva es impresionante y con la partida física del Comandante, nuestro compromiso es mayor. ¡Hasta la Victoria Siempre!
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Iván Gil/ Redacción Web.