Por: Wilmer Armando Depablos
Wilmer, por favor explícame por qué el presidente Maduro le aceptó esos regalos al presidente de Guyana, no entiendo, de verdad, no entiendo.
El día de ayer recibí, llamadas, mensajes por distintas vías de aquí y de otras latitudes que me pedían que les respondiera cómo es que Nicolás Maduro o simplemente el presidente de ustedes saluda y le acepta uno regalos a Irfaan Ali, presidente de la República Cooperativa de Guyana, ante semejante interpelación de mis conocidos dentro y fuera del país, estaba obligado a contestar desde varias perspectivas.
Como ciudadano, formado en tierras gochas (Táchira/ San Cristóbal) respondí lo que la abuela me enseñó desde muy pequeño, todo saludo debes contestarlo con respeto y actitud de agrado, no seas grosero y ante un detalle, debes mostrar agradecimiento, es simple cortesía y educación. La salida rápida que me permitió en las primeras interpelaciones argumentar. Pero eso no quedó ahí, fueron creciendo y agudizando mientras pasaban las horas y entonces llegaron otras.
Camarada, me dijo un militante del partido, por eso es que nos dan cada garrotazo, porque siempre ponemos la mejilla, algo molesto ante el mismo cuestionamiento. Y aquí ya no pude argumentar como me enseñó la abuela, y ante esa nueva interpelación respondí, nuestro presidente es un representante del pueblo, de nuestro glorioso partido y no puede caer en la trampa mediática y hacerle juego al relato occidental de que Venezuela es un gigante y Guyana un pequeño y débil país; porque esto sería pisar la concha de mango al relato de las corporaciones de la desinformación, sus laboratorios de guerra negra y sus anclas. El constructivismo nos invita a invertir el relato que se le ha dado al tema de la controversia histórica con Guyana, donde se pretende hacer ver que el presidente Nicolás es el bárbaro contra ese presidente joven que defiende su pequeño país y es ahí mi querido camarada que con altura y astucia él no cae en la trampa y responde el saludo como un jefe de Estado a otro, es decir; de iguales a iguales. ¿Te percatas del pequeño detalle, en lo comunicacional? Él, nuestro presidente, les invierte la jugada magistralmente y de forma simpática sin complejos de ningún tipo, hace que la mediática occidental juegue a favor nuestro, y en cuestión de segundos, tumba TODO lo que han invertido por mostrarlo como el agresor. Así que camarada, tranquilo que el presidente sabe lo que hace, cómo y cuándo lo hace, y por qué. Confiemos en sus habilidades y nunca olvidemos que fue formado nada más y menos que por el Comandante Chávez, por eso no sólo es el presidente de nuestro país sino de nuestro glorioso Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
Pero no todo quedó en la interpelación de amigos, conocidos y camaradas del partido, también vino el cuestionamiento de los aliados extranjeros, cito: “pero si ese falso hace unos días dijo que la Guayana Esequiba es de ellos y otorgó otras licencias de exploración” como interpretas tu esto para los que desde afuera vemos lo que hoy ocurre en esa Cumbre y aquí van mis otros argumentos, ya no como amigo, camarada o comunicador político, sino como diplomático.
No podemos olvidar que la VIII Cumbre de la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (CELAC) en sí misma es un acto de la diplomacia al que el presidente Nicolás Maduro, está obligado acompañar por ser miembros de dicha organización que concentra a todos los países del continente exceptuando a EE.UU. y Canadá.
El presidente Maduro es de forma exclusiva y excluyente por mandato constitucional (art. 236 nral. 4) el director de las relaciones internacionales en nuestro país, y mal podría entonces no asistir o evitar y evadir el saludo de mandatario alguno, inclusive el del presidente de la República Cooperativa de Guyana, porque esto denotaría arrogancia y la Doctrina Bolivariana de Paz acogida por Venezuela y rescatados por el Comandante Chávez, nos invita a la humildad con firmeza en nuestras posiciones sin discriminación o asimetrías de ningún tipo, todo lo contrario, estamos obligados a vernos como iguales y actuar conforme a los principios que rigen la Carta de las Naciones Unidas ONU.
Es precisamente la actuación del presidente Maduro, su actitud la que tumba el relato occidental e invita al diálogo de forma pública lo que se hace de forma evidente y reiterada en cada una de sus intervenciones, denotando ante todo que es un estadista formado en el campo de la diplomacia y relaciones internacionales.
El llamado del presidente Maduro a reiterar después de 10 años a América Latina como una zona de paz, pasa por el hecho cierto del levantamiento de las infames Medidas Coercitivas Unilaterales que ha impuesto el imperio norteamericano EE.UU. y sus satélites a Cuba, Nicaragua, Venezuela y a más de 30 gobiernos que no le son serviles en todo el mundo, pero también a extender la mano, a sus adversarios como un acto de respeto y llamado a la solución pacífica de conflictos aludiendo al propio Acuerdo de Ginebra 1899 único instrumento válido para resolver la diferencia territorial con Guyana.
Defender el legado bolivariano, el proyecto de la revolución chavista, al propio presidente y sus actuaciones nos invita a divisar en frente de que actores estamos: un amigo o familiar, un camarada militante, un aliado extranjero o un detractor a muerte. Argumentar con claridad, de forma clara, transparente, didáctica y sin vacilaciones es tarea de todos los que defendemos la patria en cualquier escenario.
El presidente Maduro es un auténtico diplomático y una vez más nos queda claro porqué Chávez lo formó en ese terreno esencialmente, ahora junto a él ingresaremos al BRICS plus y esta no es otra cosa más que la entrada y partida hacia el nuevo mundo multipolar y pluricéntrico.
Venezuela, está destinada a ser una potencia emergente de la América del Sur, uno de los bloques más importantes del nuevo Sur Global, tal cual lo acaba de afirmar el presidente Vladimir Putin al referirse a Latinoamérica en su discurso anual ante la Asamblea Federal desde Moscú o como sostiene el maestro, filósofo ruso Alexander Duguin a quien le merecemos todo nuestro respeto en lo que a geopolítica se refiere.
Cada interpelación es una oportunidad para reafirmar que este es el camino y que nuestros modos son los correctos. ¡Venceremos!