Cada día aumenta el descontento contra quienes manejan la Unión Europea. Millones de ciudadanos se hartaron de que sus destinos sean manejados por burócratas desligados de la realidad.
Es público y notorio: quienes deciden cómo se manejan la política, la economía, los problemas sociales en el Viejo Continente; no son seleccionados con urnas electorales, como en toda democracia representativa.
Quienes deciden sus destinos, son burócratas con severos cuestionamientos éticos y morales, conforme mostramos anteriormente, especialmente la “baronesa” Úrsula von der Leyen.
La Unión Europea direcciona la política exterior del bloque, aunque sus decisiones parecen ser elaboradas en Washington; sus posturas en temas de interés global, siempre están alineadas con la Casa Blanca.
Ya sabemos que el conflicto entre Rusia y Ucrania perjudica a los países europeos. Sabemos que deben pagar mucho más cara la energía, los fertilizantes, los alimentos; en fin, sabemos cómo la inflación se les disparó.
No sólo eso, al incrementarse los costos para producir, muchas grandes empresas se alejan del Viejo Continente; están empezando a mudarse. ¿A dónde? A Estados Unidos, gracias a la legislación antiinflacionaria que implementa Joe Biden.
Gracias a esa legislación, las empresas europeas obtienen estímulos tributarios, energía más barata para producir. Esto significa menos impuestos para Europa, menos puestos de trabajo.
Por si no fuera suficiente, la maquinación fue tan bien pensada, que hoy Estados Unidos le vende gas más caro y en menos cantidad a Europa, en comparación con el que le vendía Rusia.
Pero, si esa jugada geopolítica era previsible, alertada inclusive; ¿por qué los europeos cayeron tan fácilmente en ella? Alemania, sobre todo, considerada la locomotora económica, industrial del Viejo Continente. Los germanos, que tenían energía barata y confiable de Rusia para sostener su desarrollo económico; con la cual, para asegurar esa ventaja competitiva, hasta montaron el Nord Stream 2 ¿cómo se dejaron atrapar?
La clave está, más allá del gran despliegue propagandístico de Washington y las fuerzas del estáblisment en su propaganda antirrusa, en cómo se estructuró la Unión Europea para poner el bloque al servicio de determinados intereses.
¿Cómo fue? Revisando materiales sobre el tema, sobre la creación de la Unión Europea, encontramos un trabajo publicado el 9 de agosto de 1997 en El País de España, allí se publicó que “el servicio secreto norteamericano, la CIA, financió en los años 40 y 50 la propaganda del movimiento en favor de la unidad europea y los padres de la idea, el primer ministro británico Winston Churchill y el canciller alemán Konrad Adenauer, se beneficiaron de alguna de esas aportaciones”.
El País, para publicar el material, tomó como fuente el semanario alemán Der Spiegel; basado en investigaciones en archivos del Reino Unido y de EE. UU.
Dice el trabajo periodístico que, Churchill, en 1948, entonces jefe de la oposición, le pidió dinero a EE. UU. para apoyar el Movimiento Europeo; la entidad que servía de techo a las diferentes organizaciones del Viejo Continente, cuyo objetivo era hacer propaganda por la unidad europea; proyecto formulado por Estados Unidos.
La lectura es simple, quienes trabajaban para la unidad europea eran empleados al servicio de la Casa Blanca.
Pero, hay más todavía. El 1 de julio, también de 1997, se había publicado un trabajo titulado “Lecciones del Plan Marshall”. Entre lo escrito, que fue retomado por el portal politicaexterior. com, destaca que El Plan Marshall tenía tres dimensiones, una de ellas, promocionar la unidad europea.
Se menciona que James Byrnes, entonces secretario de Estado norteamericano, fue una pieza fundamental en esa tarea.
El citado texto decía: “los esfuerzos de Europa por tratar estas cuestiones se centraban en lo que había sido un asunto menor del Plan Marshall, en comparación con los países a título individual: la integración de Europa. Después de 1950, la tendencia hacia una mayor sensación de fraternidad en Europa occidental se centró en las relaciones entre Francia y Alemania. La reunión de mayo de 1950 entre Jean Monnet y Konrad Adenauer fue un auténtico momento crucial en la historia moderna de Europa…”.
Ya sabemos quién financió, quién dictó pautas, quien diseñó la estructura burocrática.
Estaba claro, prefirieron no verlo. Recordemos que el mundo salía de la Segunda Guerra Mundial, que había mucho recelo entre los países, que además venían de una gran devastación económica, social, de infraestructura, que hubo millones de muertos.
El Plan Marshall fue un bálsamo para los europeos, por eso lo recibieron con beneplácito. Claro, no sabían que sus líderes los entregaban en brazos de un poder externo.
Washington jugó con el recelo entre ellos, jugó con el temor al “comunismo”. Jugó con la demonización de la Unión Soviética, de sus ciudadanos. Empezaba la Guerra Fría.
En ese contexto se comienza a perfilar la Comunidad Europea, pero sobre todo, la ocupación militar que hoy sufre Europa.
Claro, ellos endulzan ese hecho. En “Lecciones del Plan Marshall” dicen que “la presencia constante de las fuerzas norteamericanas en la OTAN proporcionó a los europeos mayores niveles de seguridad de los que habían gozado antes”.
Otro elemento a tener en cuenta, la Europa que vivía la triste realidad de su ruina, debía enfrentar un proceso indetenible de sus colonias que se independizaban unas tras otras en África y Asia, y que ya no la seguirían abasteciendo de materias primas gratis.
Las relaciones comerciales, evidentemente, favorecían a Estados Unidos. Con una Europa ocupada militarmente, con la disminución de sus exportaciones en el mercado global, con la merma de su influencia política y diplomática; quedaban en manos de Washington. Habían perdido su autonomía. Eso se vería más claramente en la ONU, en el Fondo Monetario Internacional, en el Banco Mundial.
Claro, el sometimiento no era como en estos momentos. Se respetaban las formas. Además, no olvidemos que todos actuaban en bloque, de allí la OTAN, para frenar la “amenaza soviética”.
Pero al caer el Muro de Berlín, cuando el mundo se transformaba en unipolar, Washington empezó a variar su trato con sus viejos “aliados”.
Dejaron de prestarle atención a las formas. Ya no negociaban, imponían. Los involucraban en sus aventuras, gustasen o no.
Así llegamos a 1992: ¿Qué ocurrió ese año, que tiene que ver con los hechos actuales?
Jeffrey Sachs, destacado economista y ex asesor de la ONU, reveló que Estados Unidos mentía; ya que desde 1992 planeaba la expansión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) hacia el Este de Europa; a pesar de que Washington se había comprometido a no hacerlo.
Según Sachs, el compromiso de la Casa Blanca quedó registrado en unos 30 documentos históricos, recopilados de los archivos de Seguridad Nacional de la Universidad George Washington.
Un historiador que trabaja en los archivos le explicó que existen documentos de 1992, donde se incluye a Kiev como parte de los planes para la expansión de la OTAN.
Sachs preguntó ¿cómo reaccionaría Washington si México y China hicieran una alianza militar?
En su opinión, ni Estados Unidos ni Canadá van a decir: “Bueno, es su elección. Es una puerta abierta, pueden hacer lo que quieran”.
La verdad, lo hemos dicho varias veces, hay arrogancia en Washington y sus acólitos. Ellos enfocan la realidad desde su particular óptica. Cuando surgen otras visiones, otros puntos de vista, otros sentires; se irritan, se descontrolan, optan por la violencia, por la agresión en todas sus vertientes.
Pero los países del Sur Global, los antihegemónicos, aprendieron a responder. Reaccionan, actúan de acuerdo a los intereses de sus pueblos. Apuestan a la multipolaridad. Trabajan en ello.
En ese contexto, China, la que más maíz compraba a Estados Unidos, va cancelando esas compras y las efectuará en Brasil.
¿La razón? El gigante amazónico les ofrece mejores precios.
Medios como Bloomberg, especializado en temas económicos, han reportado que Pekín canceló compras por 832.000 toneladas de maíz.
El mes de marzo, China había adquirido unos 4 millones de toneladas en Estados Unidos, pero, hoy, Brasil vende la tonelada 30 dólares más barata.
Esto ocurre mientras Washington mantiene una disputa con México, invocando el Tratado de Libre Comercio, que también incluye a Canadá, debido a que el gobierno de López Obrador emitió un decreto prohibiendo el uso de maíz transgénico, procedente de Estados Unidos, para la elaboración de sus tradicionales tortillas.
Pero retomando las compras chinas de maíz, Pekín decidió importar el cereal de Sudáfrica. Según reportaron medios internacionales, el 4 de mayo, en el puerto de Machong, ubicado en Cantón, se descargaron 53 mil toneladas de cereal sudafricano.
Por cierto, China, Brasil y Sudáfrica, junto a Rusia y la India, son parte de los BRICS; y lo más probable es que esas adquisiciones de maíz las paguen en yuanes.
Hablando de los BRICS, el jefe de la “diplomacia” europea, Josep Borrell, efectuó veladas amenazas contra la India, debido al comercio que soberanamente mantiene el país asiático con Rusia.
Dijo al Financial Times que las refinerías de la India compran crudo ruso y, tras ser procesado, se lo revende a Europa.
Según Borrell, la UE debe actuar para impedirlo pues esto ayuda a que Rusia eluda las sanciones europeas. Las declaraciones las hizo a pocos días de la reunión del G7 en Japón.
Ante ello, la cancillería India lo llamó ignorante. En efecto, el ministro indio de Asuntos Exteriores, Subramaniam Jaishankar, le invitó a consultar “la normativa del Consejo de la UE. El petróleo ruso que ha sido sometido a un refinado profundo en un tercer país ya no se considera petróleo ruso… Le sugeriría que mire el Reglamento del Consejo de la UE número 833/2014″.
La India no viola ninguna sanción al procesar petróleo ruso y venderlo posteriormente. Todos saben eso en Europa, dicen analistas europeos que se burlan de Borrell, pero parece que el funesto funcionario pretendía hacerse notar, o agradar a alguien.
En cuanto al G7, cuya influencia económica y política cede paso a los BRICS, se reunió del 19 al 21 de mayo en Japón, en la ciudad de Hiroshima.
La ciudad, que sufrió la devastación de una bomba atómica norteamericana, recibió a unos jefes de Estado cuya mayor obsesión era ver cómo emitían nuevas sanciones contra Rusia.
Rusia ha recibido centenares de sanciones, siendo los principales sancionadores Estados Unidos, Canadá y Reino Unido, los anglosajones. Los otros integrantes (Alemania, Italia y Francia) se han sumado vía la Unión Europea; Japón ha sido menos estridente.
Pero todas esas sanciones han sido inútiles, los señores del G7 no entienden que Rusia ha tenido un desempeño económico mejor que muchas de sus economías, quizá mejor que todas ellas.
Moscú ha logrado sortear todas esas sanciones, con habilidad, con astucia, y, sobre todo, con el apoyo de sus aliados. Las sanciones no están funcionando. Bueno, allí tienen la amenaza de Borrell contra India, fruto de cómo Rusia supera las sanciones e India se beneficia de ellas.
Paralelamente, en la ciudad china de Xi’an, se efectuó la Cumbre China-Asia Central; donde se reunieron los líderes de Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán, Uzbekistán y China.
El resultado final fue que todos coincidieron en trabajar para enfrentar los desafíos y fomentar una comunidad China-Asia Central más estrecha, con un futuro compartido.
Importante: se produjo el reconocimiento al principio de una sola China.
Según reportó la agencia Xinhua, los participantes tomarán el 10º aniversario de la cooperación de la Franja y la Ruta de la Seda como un nuevo punto de partida para construir una mejor sinergia.
El último día de la cumbre, el 19 de mayo, el mandatario chino, Xi Jinping, anunció que su país concederá 26.000 millones de yuanes (más de 3.700 millones de dólares) en asistencia financiera y ayuda gratuita a Asia Central.
Asia Central es rica en hidrocarburos y minerales.
Todo eso mientras Washington intenta que los países de la UE inicien sanciones económicas frontales contra China, fundamental aliado comercial de ese bloque.
En otras palabras, Estados Unidos quiere otra guerra proxy, esta vez económica, esta vez contra China, a sabiendas de que, como en la de Rusia, las sanciones afectarían a los europeos.
Un dato más señaló Negocios TV, con información de Global Times: China ha superado a Japón como vendedor de coches por primera vez en la historia.
Este es un paso trascendental, la sitúa como líder del mercado automovilístico global. La exportación fue de 1,07 millones de vehículos entre enero y marzo de este año. El crecimiento interanual fue de más del 58%.
El presente se construye sobre las bases del pasado. La estructura burocrática de la UE se construyó hace varias décadas con financiamiento norteamericano, obviamente se planificó para favorecer al financista. Pero ya hay voces que se levantan contra esa situación.