Según información reciente de la agencia de noticias AP, cerca de 108.000 estadounidenses murieron por sobredosis de drogas en 2022. Conforme el reporte, en las últimas dos décadas, el número de muertes por sobredosis en Estados Unidos ha aumentado casi cada año y ha seguido rompiendo récords anuales, convirtiéndose en la peor epidemia de sobredosis en la historia estadounidense
Lo venimos diciendo, ya hemos escrito anteriormente sobre el tema, sobre la situación en Estados Unidos. Hemos dicho que ese país vive una especie de guerra civil híbrida. No vemos, ni veremos, un escenario como en aquella guerra civil del siglo 19. No veremos a las fuerzas del norte y del sur frente a frente, con sus uniformes y banderas, como tanto nos ha vendido Hollywood.
No, ahora la confrontación viene de otras maneras, es más dispersa, tiene otras formas. Con sus redes sociales actuando, con un más refinado manejo de la percepción y la manipulación mental. Esta guerra civil es más difusa, pero va dejando víctimas.
No es una guerra entre “esclavistas” u “antiesclavistas”, no. No porque eso no fue tan simple. No es que unos querían liberar a los esclavos de sus padecimientos, porque tenían buenos sentimientos y eran profundamente democráticos.
No, allí había intereses económicos poderosos de por medio. Allí se enfrentaban diversas formas de explotación, la caduca, menos rentable y la otra, la de la revolución industrial, donde necesitaban más mano de obra, y sobre todo, barata.
Con un territorio rico en recursos naturales, con un desarrollo tecnológico e industrial muy vigoroso, el país creció mucho.
A eso le sumaban una política expansionista que atropelló a sus vecinos, México el primero, porque cuando intentaron crecer hacia el norte, Canadá, las fuerzas inglesas, les propinaron sendas derrotas.
Estados Unidos, al que sus fundadores, George Washington entre ellos, llamaban la nueva Roma, en homenaje o con idea de recrear el histórico imperio en estas tierras, creían estar destinados a dominar el mundo, eso lo plasman en la doctrina del Destino Manifiesto.
Para alcanzar ese “destino” no se detuvieron en escrúpulos, montaron una maquinaria muy poderosa y en torno a ella avanzaron.
Con la evolución, el encumbramiento de Estados Unidos a gran potencia mundial, sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial, la estructura del mundo quedó muy favorable a Washington.
Sobre todo, en la década de 1970, cuando lograron vincular el petróleo a su moneda, los famosos petrodólares, con lo que su moneda se convirtió en referente global, atando así la economía a su destino.
Luego de ello, con la caída del Muro de Berlìn, quedaron como el hegemòn todopoderoso que imponía su voluntad, su narrativa y sus abusos.
Pero en todo ese proceso, como es lógico, dejaron muchos enemigos, mucho resentimiento, interno y externo.
Las fisuras fueron emergiendo, y, aunque nunca supusieron un riesgo serio a su estabilidad, se han ido acumulando.
Estados Unidos, su suelo, ha sido testigo de una serie de masacres y crímenes de Estado que, aunque la historia oficial, aunque Hollywood y sus derivados han tratado de disfrazar o esconder; no han podido del todo.
Pese a sus esfuerzos, allí están. Reviven cada cierto tiempo. Resucitan de otras maneras. Cambian las formas, pero se retroalimentan.
Fueron miles, entre muertos, heridos, detenidos, desaparecidos y reprimidos, durante la lucha por los derechos civiles de los afroamericanos liderados por Martin Luther King, Malcolm X, y otros menos conocidos.
Todavía hay quienes recuerdan la masacre contra las Panteras Negras. El exterminio contra los pueblos originarios. El atropello a sus culturas, la contaminación de sus ecosistemas.
El menosprecio a sus clases populares, o vamos a olvidar aquello de “basura blanca”, con el que las élites norteamericanas denominaban a los blancos pobres, sobre todo en tiempos de la gran depresión.
Todo eso va constituyendo una acumulado histórico. La potencia hegemónica que se vendió como adalid de las libertades y la democracia, del respeto a las instituciones; sufrió un certero golpe cuando en las elecciones pasadas, el entonces candidato que aspiraba a la reelección, Donald Trump, acusó al sistema electoral de su país de no confiable.
No quedó allí, cuando perdió las elecciones llamó a desconocer los resultados, a insurgir contra el sistema.
Poco después, vimos a cientos de norteamericanos con vestimenta de superhéroes, si, lo que Hollywood les impuso, asaltar instalaciones de entidades estatales, entre ellos el Capitolio.
Lo dijimos en su momento, la política, sobre todo para ellos, está marcada por hechos simbólicos. El asalto al Capitolio marco una era. La narrativa sufrió una fractura.
A partir de allí aparecieron más ciudadanos desafiando al establishment; denunciando más hechos que antes silenciaban; haciendo más visible que antes la corrupción, las irregularidades, las incongruencias del sistema, la falsedad de sus políticos.
Cuando las injusticias internas se ahondan, cuando los adversarios externos crecen y se unen, los imperios dominantes caen.
Mucho de eso influyó en la caída de Roma, a la que tanto admiraban los fundadores de Estados Unidos. Muchos hacen alusión, hacen paralelismos sobre el tema con argumentos variados. Unos con argumentos históricos, razonables, otros con humoradas, llevadas por las circunstancias actuales.
Por ejemplo, para el periodista estadounidense, Tucker Carlson, el tema tiene que ver con la inmigración.
«¿Cómo cayó Roma? Los historiadores llevan casi 2.000 años debatiendo activamente esta cuestión, pero todos coinciden en que una razón es bastante obvia. El ejército romano y sus legiones estaban dominados por no ciudadanos, que finalmente, al no ser leales a Roma, se rebelaron contra los ciudadanos», argumenta Carlson.
Según dijo, los acontecimientos fueron similares a lo que está ocurriendo actualmente en EEUU, que ha sido «inundado con decenas de millones de extranjeros ilegales».
En su opinión, desde que la Administración de Joe Biden asumió el poder, más de 7,2 millones de inmigrantes ilegales han entrado al país. «Esa cifra es mayor que la población de 32 estados«, concluyó.
En la óptica de Frank Arellano, profesor de historia y maestro en lingüística, las causas son más profundas, diversas, y sobre todo, muchas tienen cierto paralelismo histórico con lo que vive Estados Unidos hoy.
Entre ellas cita el excesivo gasto militar y los problemas económicos. Arellano sostiene que el imperio dejó de expandirse en el siglo II cuando los impuestos que Roma percibía en forma de alimentos u otras riquezas desde las regiones comenzaron a disminuir y, poco a poco, se inició el declive económico. Esto, sumado a las guerras constantes, vació las arcas imperiales.
“Los ricos que procuraban evadir impuestos se marchaban al campo. También al campo se iban los pobres que no conseguían suficiente comida en las ciudades. Estos colonos establecieron fincas independientes del control central. En estas, un señor daba parte de su tierra a los siervos a cambio de tributos. Así comenzó el proceso de feudalización”, afirmó.
Hoy Estados Unidos tiene niveles impensables de endeudamiento. Pese a ello, está involucrado en conflictos a escala global.
De hecho, hay serios debates entre su clase política por el apoyo a Ucrania, a Israel. Claro, ellos siempre han apelado a imprimir papeles, es decir dólares, sin respaldo verdadero. Les funcionó. El problema, para ellos, es que ahora otros países cuestionan esa política, y no sólo la cuestionan, sino que establecen mecanismos para disminuir el uso del dólar.
Y es allí donde radica el peligro para Estados Unidos. China, Rusia, los BRICS, ya se activaron en eso. No es que de un momento a otro el dólar deje de ser la moneda más utilizada en el comercio internacional, pero ya disminuyó significativamente, y la tendencia es que siga decreciendo.
Estados Unidos, su suelo, ha sido testigo de una serie de masacres y crímenes de Estado que, aunque la historia oficial, aunque Hollywood y sus derivados han tratado de disfrazar o esconder; no han podido del todo
En ese contexto, la tendencia guerrerista del país, no olvidemos que la guerra en Ucrania beneficia a un sector de Estados Unidos, los lleva a un desbalance.
Es cierto, un sector se beneficia de la guerra, pero ¿y los demás?
De otro lado, volviendo a Carlson, él se queja de que quienes combatieron por Roma en momentos de su caída ya no eran leales a Roma porque no eran romanos, es bueno recalcar que hace años en Estados Unidos se viene privatizando la guerra, es decir que altos funcionarios civiles y militares, crearon sus ejércitos privados a los que llamaron “contratistas”, ellos se encargan de las guerras.
Lo hablamos líneas arriba, la corrupción, personas que tienen conflictos de intereses están a la cabeza de ese país, y, para lograr su “sueño americano” particular, actúan en contra de los intereses nacionales.
¿Un ejemplo? Lloyd Austin, jefe del Pentágono, exmiembro del Consejo Directivo de la muy poderosa vendedora de armas Raytheon, acaba de lanzar la Oficina de Capital Estratégico. ¿Para qué? Para atraer capitales privados de Wall Street en apoyo a la seguridad nacional centrada en la tecnología crítica y la cadena de suministros. Claro, él la manejará.
Por cierto, y revisando información sobre el tema, encontramos que ese vínculo entre el Pentágono y la Bolsa de Valores de Wall Street fue revelado por el contralmirante John Poindexter, asesor de Seguridad Nacional del presidente Reagan.
Claro, eso le costó que lo “renunciaran” dos años después de que cayeran las Torres Gemelas, cuando se refirió a un plan del Pentágono para manejar un mercado bursátil sobre el terrorismo.
«El plan era crear una oficina de bursatilización en línea que habría recompensado a los inversionistas que pronosticaran ataques terroristas, asesinatos y golpes de Estado», sostuvo.
Pero volviendo al actual jefe del Pentágono, él sostiene que «EE UU está en una competencia global por el liderazgo en tecnologías críticas. Hoy en día, el capital privado financia la gran mayoría de la tecnología crítica y las cadenas de suministro que necesita el Departamento de Defensa. En consecuencia, el capital privado es un recurso vital para el Departamento y una fuente clave de ventaja comparativa de EEUU en la competencia tecnológica. Por lo tanto, trabajar con proveedores de capital es un imperativo de seguridad nacional».
El 5 de marzo, en Nueva York, se reunieron funcionarios del Pentágono con empresarios del sector privado y el sector financiero, para discutir la participación en el mercado de defensa y las oportunidades para la colaboración.
Los defensores del mercado dicen que el capital no tiene fronteras ni patria. El capital, los capitalistas, persiguen las ganancias, la acumulación de capital.
Esos capitalistas, esos que se reúnen con el Pentágono, están pensando en sus intereses, no en los de su patria. Empezando por el señor Austin, que se ha puesto en evidencia, igual que el Pentágono.
Así cayó Roma, cuando su destino quedó en manos de las legiones, y las legiones en manos de mercenarios. El señor Austin parece actuar como esos mercenarios.
A eso sumemos la agudización de las tensiones raciales, el incremento de la venta de armas. El incremento en el consumo de drogas.
A propósito, según información reciente de la agencia de noticias AP, cerca de 108.000 estadounidenses murieron por sobredosis de drogas en 2022.
Conforme el reporte, en las últimas dos décadas, el número de muertes por sobredosis en Estados Unidos ha aumentado casi cada año y ha seguido rompiendo récords anuales, convirtiéndose en la peor epidemia de sobredosis en la historia estadounidense.
No se han reportado las cifras del año pasado, aunque datos provisionales de los primeros 10 meses indican que las muertes por sobredosis se mantuvieron estables, desgraciadamente estables, en 2023.
Nada bueno lo que se vive en Estados Unidos, más allá de lo que nos quieren mostrar. Inclusive algunos hablan de una futura balcanización en ese país. Pero ese será tema para la próxima edición.