Por: Tania Díaz
Venezuela y Nuestramérica
Venezuela desde la llegada de la Revolución Bolivariana, liderada por el presidente Hugo Chávez, ha sido un país asediado; pero tras la muerte del líder revolucionario subió el nivel de las agresiones con la aplicación de sanciones, bloqueo, en un contexto de guerra híbrida, golpeando duramente a la población vulnerable, y teniendo como objetivo principal obstruir el desarrollo humano, industrial y comercial del país.
Este sábado 24 de septiembre, la vicepresidenta de Formación e Ideología del Partido Socialista Unido de Venezuela, Tania Díaz, participó en el Seminario Internacional «Los partidos y una nueva sociedad», desarrollado en México, con el objetivo de consolidar la paz y justicia para los pueblos del mundo. En su discurso, Díaz denunció el bloqueo imperial occidental contra Venezuela. A continuación compartimos extractos de la participación de la Diputada Díaz.
(…) “El crimen de agresión de EEUU y la Unión Europea contra Venezuela, se ha desplegado como un acorralamiento civilizatorio de espectro total que persigue no sólo cercar al gobierno y derrumbar la Revolución Bolivariana; sino apunta a la disolución del Estado nacional venezolano.
En los últimos 7 años se ha pretendido bloquearnos el derecho a la vida: mediante dos leyes federales estadounidenses, se nos han impuesto siete órdenes ejecutivas, trescientas cincuenta y dos (352) medidas coercitivas de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) y del congreso estadounidense; y se han aplicado ciento cincuenta (152) políticas restrictivas y punitivas por parte de la Unión Europea, entre otras medidas ilegales, unilaterales y extraterritoriales.
Pero es muy importante comprender que tales medidas coercitivas unilaterales, mal llamadas sanciones, no apuntan a un cambio de «régimen político» como generalmente alardean sus medios masivos de desinformación. Lo que buscan es imponer un suplicio permanente contra toda la población. El objetivo es no solo bloquear nuestros derechos humanos a la alimentación y la salud, la educación y el transporte, la electricidad y el agua. Han hecho de todo para bloquearnos el desarrollo y la industria, el comercio y el libre tránsito; y hasta nuestra convivencia ancestral con la Madre Tierra.
El objetivo es colocar a Venezuela como el chivo expiatorio regional que sirva para conjurar todas las contradicciones internas en nuestra región; facilitando a los poderes fácticos una suerte de racialización geopolítica de nuestras autoridades y nuestro pueblo. Nos infligen un acoso permanente justificado bajo el argumento de que los venezolanos ponemos en riesgo la civilización occidental; subterfugio con el cual nos marcan como los nuevos judíos a exterminar mediante una reedición de la Solución Final.
La operación ideológica antes descrita busca hacer aparecer a la víctima como el agresor y al agresor como el Zeus justiciero, una puesta en escena tan sistemática, tan bestial, y tan convincente; que ha sido tristemente internalizada y repetida hasta por sectores presuntamente democráticos y progresistas. Y se busca además, crear en la víctima un Síndrome de Estocolmo; para que algunos sectores hayan llegado a temer, admirar y hasta enamorarse patológicamente del sadismo de los torturadores.
Pero, tal como lo señala el filósofo boliviano Rafael Bautista Segales, el único factor que el imperio no puede jamás planificar es el factor PUEBLO. Lo único que no han podido sopesar los racistas occidentales ha sido la ética, la estética y sobre todo la épica del pueblo venezolano y de los pueblos Latinoamericanos que hoy pujan por dar vuelta a la historia en Brasil, en Colombia, en Argentina, en Perú, y en México.
En en el caso venezolano, de la mano de nuestro presidente obrero, Nicolás Maduro Moros, le hemos lanzado un nítido mensaje, cada vez más claro, al racista imperialismo occidental. El mensaje ha sido, y es, una proclama que aprendimos de nuestro entrañable Comandante Chávez; que hoy es para nosotros y nosotras fuego sagrado: ¡Aquí no se rinde nadie! ¡Aquí no se cansa nadie! ¡Rendirse es traición! ¡Vamos por la Victoria! ¡Rodilla en tierra! ¡Hasta la Victoria siempre!
Vinimos hoy hasta aquí a hablar claro y a denunciar la razón de fondo de la agresión contra Venezuela, de este nuevo avasallamiento, de esta nueva guerra de sanciones. Y la razón verdadera es que Occidente considera las más grandes reservas de hidrocarburos de mundo, ubicadas en Venezuela, como sus propias reservas energéticas estratégicas. Consideran nuestro Orinoco como sus verdaderas reservas acuíferas. Y consideran el arco minero (un territorio más extenso que República Dominicana cargado de minerales) como sus verdaderas reservas auríferas y minerales, indispensables para reflotar a un sistema económico enfermo terminal y una moneda, el dólar, en terapia intensiva.
(…) Un factor de primer orden en el logro de la resistencia al bloqueo ha sido el Partido Socialista Unido de Venezuela, organización que junto al Polo Patriótico se ha articulado como un partido de cuadros y, a la vez, de movimientos, que tiene como línea de acción constante profundizar y renovar el ejercicio de la Democracia Participativa y Protagónica.
(…) El conflicto armado que hoy asistimos en Ucrania es así una guerra adrede fabricada por los EE. UU. e instrumentalizada por su brazo armado, la OTAN y por su brazo geopolítico, la Unión Europea. Ucrania es así hoy el principal campo de batalla donde tiene lugar la Tercera Guerra Mundial por etapas, como bien la describió el Papa Francisco. (…)
(…) Nuestramérica posee las mayores reservas certificadas de petróleo del mundo; localizadas en Venezuela con más de 300 mil millones de barriles. Nuestramérica posee más del 31% del agua del planeta, contenidos los acuíferos del Orinoco, el Amazonas y el Paraná; y posee el llamado pulmón del mundo y mayor reservorio de biodiversidad del planeta que es la selva amazónica. Por si fuera poco, en la región poseemos más del 60 % del litio del planeta localizado en el triángulo del litio que comparten Chile, Bolivia y Argentina.
(…) Hoy el dilema postcartesiano que encaramos tanto partidos como pueblos se plantea en estos términos: Acelerar la transición nacional, regional y mundial hacia un socialismo crítico, productor, reproductor y consagrador de la vida y cada día más democrático y raigal… o seguir aproximándonos, suicidamente, al precipicio capitalista occidental; signado por el vaciamiento ético, la crisis política, la anomia social y la destrucción mutua asegurada. Esa es hoy nuestra candente cuestión.
(…) Desde Venezuela les invitamos a participar en nuestro Resistir, Renacer y Revolucionar para construir la Nueva Época a de Transición al Socialismo. Y tal modo civilizatorio sólo es posible si es amparado por una multipolaridad que nuestro Padre Libertador, Simón Bolívar, definió como el “equilibrio del universo”. Por ello mismo decía: “La unidad de nuestros pueblos no es simple quimera de los hombres, sino inexorable decreto del destino. Unámonos y seremos invencibles”.