En otro capítulo de «El presidente que no quería escuchar», Donald Trump y las agencias de inteligencia de su propio país vuelven a protagonizar un desencuentro digno de una telenovela barata. Esta vez, el tema de discordia es si Irán quiere o no construir una bomba nuclear. Spoiler alert: los expertos dicen que no, pero Trump insiste en que sí. ¿Evidencia? ¿Pruebas? Por favor, eso es para perdedores.
El senador Mark Warner, demócrata por Virginia, tuvo el valor (o la osadía) de señalar lo obvio: la inteligencia estadounidense, incluida la directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard, ha dicho claramente que Irán no está construyendo un arma nuclear. Pero, claro, ¿Qué sabrán ellos? Trump, con su infalible instinto de «yo lo sé todo mejor que los espías que leen informes todo el día», sigue empeñado en vender la narrativa del peligro iraní.
Lo más gracioso (o preocupante, dependiendo del nivel de cinismo) es que, según Warner, la administración republicana podría actuar sin molestarse en explicar sus motivos al mundo. ¿Para qué perder tiempo con detalles aburridos como «la verdad» o «la coherencia» cuando puedes lanzar un par de tweets y llamarlo política exterior?
Así que, mientras los expertos en seguridad nacional repiten «no hay bomba», Trump sigue jugando a «busca la amenaza invisible». Y si al final decide bombardear algo, ya encontraremos una excusa después. Total, en esta administración, los hechos son solo una sugerencia.
Moraleja: Cuando la realidad no encaja con tu discurso, ignórala. Y si alguien protesta, acúsalos de fake news. Funcionó antes, ¿no?