- Resultados Electorales. Los ciudadanos que votaron en las elecciones del 21 de noviembre, lo hicieron convencidos que los problemas de Venezuela se pueden resolver sin injerencia extranjera y por consiguiente, es una apuesta por la paz en el país. En este contexto, la oposición acrecienta su división interna a pesar del esfuerzo de la administración Biden para que se articulen en una agenda compartida. La ficción del “gobierno interino” naufraga en u mayor fracaso y los dirigentes que lo defienden han perdido totalmente su credibilidad. Emergen nuevas agrupaciones políticas con incidencia en el electorado opositor y reclaman una nueva dirección política en contrasentido de la tradicional dirigencia de la derecha venezolana. Hay una encarnizada disputa, con influencia de actores extranjeros que apoyan distintas posiciones, para dirimir quién o cuál organización política asume el liderazgo de la derecha venezolana.
Por su parte, el PSUV nuevamente obtiene una importante victoria electoral que se traduce en una derrota de la política exterior estadounidense. El PSUV continúa siendo el partido político más grande del país, despliega sus fuerzas en cada comunidad y cuenta con una mayor conexión con los sectores populares. Sin embargo, se evidencia un decrecimiento de la influencia del PSUV sobre sectores de la sociedad venezolana. El bloqueo económico, comercial y financiero, es una de las causas que explica los resultados electorales, ya que ha golpeado a muchos dirigentes locales. Interpretar con acierto este resultado electoral será determinante para las batallas político electorales futuras.
- Una Lectura de la Abstención. La política no se percibe como el espacio para resolver los problemas de la vida cotidiana. Las mayorías nacionales no ven reflejadas su inconformidad, aspiraciones y demandas en los partidos políticos. El descontento no encuentra eco en sus narrativas. El pueblo aspira soluciones a sus problemas. La despolarización y la despolitización toman fuerza en una realidad nacional marcada por dificultades económico-sociales. Por consiguiente, el sector de los independientes se acrecienta ante el distanciamiento de la ciudadanía por los asuntos públicos.
La abstención, aunque no es el fruto de la convocatoria de ningún actor ni es la respuesta organizada liderada por organización alguna. La abstención es una manifestación política espontánea que refleja una postura crítica, es una denuncia contundente y un llamado de atención a los políticos.
- Una Nueva Manera de Hacer Política. Indudablemente, el momento que vive Venezuela reclama una adecuación urgente de la política económica del Gobierno Bolivariano. Pero el chavismo también se juega su sobrevivencia en la construcción de una nueva forma de hacer política que se reencuentre con su irreverencia transformadora, con el combate contra las elites y el fortalecimiento de la participación política de la ciudadanía en los asuntos públicos.
Restan más de tres años para las próximas elecciones nacionales. Los electores que sufragaron el 21-N depositaron su confianza en el PSUV para que dirija las mayorías de gobernaciones, alcaldías, consejos legislativos y concejos municipales. Se trata de una importante oportunidad para corregir lo que haya que corregir, crear una hegemonía más sólida a favor de los cambios, redimensionar la gestión pública, fortalecer el trabajo político junto a los más humildes, redoblar esfuerzos para atender a los más necesitados y reencontrarnos con amplios segmentos de la sociedad. El país no espera mero cambio de caras, ni una juventud que encarne viejas prácticas. La ciudadanía aspira más de la gestión pública y de nuestra actividad política.
En síntesis, el chavismo representa la esperanza de un considerable sector de la población y por ende, tiene la suficiente fuerza para liderar los cambios que aspiran las mayorías nacionales. La Revolución Bolivariana está en peligro y requiere un replanteamiento urgente y a fondo para su preservación. El momento reclama asumir responsabilidades, no repartir culpas.
- Los Planes de la Casa Blanca. Su diseño estratégico contra Venezuela se orientará, en el corto plazo, a privilegiar una salida político-electoral que evite una confrontación armada. Pero la violencia política contra el país no está descartada. Dividir al chavismo, resquebrajar la unidad cívico-militar, desarrollar un cerco internacional contra Venezuela, mantener la cooperación militar del Comando Sur con Colombia y nuevas «sanciones» son acciones que sirven tanto para un escenario político-electoral (referéndum o elecciones presidenciales) como para una salida de naturaleza militar. Ante la necesidad inaplazable de imponer sus intereses geo-estratégicos, EE.UU. adopta una planeación que no descarta ningún escenario para Venezuela.
- La política de la Unión Europea. La administración Biden ha tratado, a diferencia de la política exterior de Donald Trump, de
consensuar políticas con sus antiguos aliados de Europa. En relación con Venezuela buscan acordar una política que aislé al Gobierno Bolivariano y haga posible su salida en el corto o mediano plazo.
Sin embargo, la Unión Europea tiene sus propios intereses en la región y también en Venezuela. Las élites europeas guardan una relación propia con algunos actores políticos venezolanos y aunque también promueven un giro al neoliberalismo en el país, han delineado una política con matices distintos. La participación de la Unión Europea como veedor en el proceso electoral obedece a dicha realidad.
El informe preliminar de la Misión de la Unión Europea para las elecciones regionales y municipales en Venezuela, presentado por Isabel Santos, reconoce los esfuerzos del CNE para garantizar el equilibrio del proceso electoral. Igualmente, se debe mencionar que aunque deslizan algunas críticas al proceso, la manifestación democrática del pueblo venezolano ha sido irrefutable y, por lo tanto, han reconocido el respeto al estado de derecho en Venezuela y la fortaleza institucional del país.
En fin, gracias al pueblo de Venezuela hoy se ha refrendado la legitimidad de la Revolución Bolivariana y se ha echado por tierra el intento por cercar diplomáticamente al país para “justificar” nuevas agresiones.
- El Nuevo Horizonte Estratégico. El imperialismo no descansará hasta acabar con la utopía bolivariana. Sin embargo, el futuro de Venezuela estará marcado principalmente por la capacidad del chavismo para adecuarse a los nuevos tiempos.
El país ya experimenta sensibles cambios económicos, sociales, políticos y culturales. La juventud cada día se convierte en el sector etáreo más importante de Venezuela. A tono con todo ello, surge un nuevo imaginario político, una nueva subjetividad viene irrumpiendo dejando atrás viejas lógicas y anacrónicas formas de comunicación política.
Aunado a ello, una nueva economía y un modelo de gestión pública distinto son necesidades apremiantes y un sueño colectivo que aspira todo el país. En este orden de ideas, la juventud no ve reflejada sus expectativas en el aparato económico nacional. Es un reto inaplazable construir políticas públicas hacia ese sector.
Desde el punto de vista político, la reconexión del chavismo con su base sociopolítica será determinante para los desafíos venideros. Pero también requiere una interlocución con amplios sectores de la sociedad venezolana que no se identifican con el chavismo. Se hace urgente mayor amplitud para darle cabida a la crítica y sumar una ciudadanía honesta que cree en el país. No se trata de renunciar al socialismo, se trata de asumir el socialismo como un proyecto profundamente democrático que recoge las aspiraciones más nobles de la humanidad y por consiguiente, en ese proyecto caben todos los que colocan la vida en el primer plano de las prioridades.
Las mayorías nacionales se han expresado el 21 de noviembre. La inconformidad es una realidad política. Los chavistas tenemos el deber de ir al encuentro de los inconformes para construir la fuerza capaz de lograr las transformaciones anheladas por nuestro pueblo.
22-11-2021. Hora: 12:30 am