La desaparición del profesor y líder social, Carlos Lanz, en agosto de 2020, suscitó una polémica que ha conmocionado a la opinión pública venezolana, finalmente tras dos años de investigaciones el Ministerio Público, basado en suficientes evidencias, ordenó la detención de Maxiorisol “Mayi” Cumare, esposa de Lanz, quien habría sido la autora intelectual del secuestro y el posterior asesinato del militante revolucionario.
En rueda de prensa para medios nacionales e internacionales, el fiscal general de la República, Tarek William Saab, reveló que Cumare tres meses antes del suceso “le aportó un pago de ocho mil dólares, con el objetivo de neutralizar a Lanz” a Glenn Castellanos, y exigió que el cadáver “no apareciera nunca”.
Ante las evidencias halladas el ministerio público ordenó la detención Cumare y de 13 personas, la mayoría vinculadas al entorno de la esposa de Carlos Lanz.
“Las imputaciones continúan, no descarto nuevos detenidos en el caso. Siguen las investigaciones”, destacó Saab.
Las confesiones de Glenn Castellanos, quien se acogió voluntariamente a la figura de “delator”, fueron verificadas y autenticadas ante los organismos judiciales y, además, fueron grabadas por las cámaras de video del Ministerio Público.
Castellanos posee antecedentes penales por robo a bancos por lo que estuvo preso tres años en Puente Ayala y por robo de vehículos estuvo preso en la cárcel de Tocorón.
Sus autores lo calificaron -señaló el fiscal- como el crimen perfecto. No obstante, este caso fue finalmente resuelto gracias al hallazgo de nuevas evidencias que condujeron a los autores materiales e intelectuales del suceso.
“Este hecho fue tan minuciosamente organizado, tuvieron la coartada perfecta para el crimen perfecto, así lo revelaron dentro de sus tertulias necrofílicas. Sin embargo, no hay crimen perfecto y aunque quisieron llamarlo cangrejo, hoy tal como corresponde, tenemos pruebas irrefutables, contundentes y demoledoras en este caso, que incluso fue utilizado para que tuviese persecución internacional y señalar al estado venezolano como responsable”, manifestó el fiscal.
Según la versión de de Maxiorisol “Mayi” Cumare y de su entorno, el 8 de agosto de 2020 Carlos Lanz desapareció, siendo visto por última vez en su casa en Maracay, estado Aragua. Cumare dijo que ella salió de la casa a las 8:30 a. m., dejando a su esposo durmiendo. Aproximadamente a las 11:30 a. m. su hija salió de su habitación y se percató de que su padre no se encontraba, lo cual le pareció muy extraño a la familia porque Lanz nunca salía de la casa sin notificarlo, y menos durante la pandemia de COVID-19 cuando estaba declarada una cuarentena radical. Según su esposa, desapareció con su teléfono móvil, aunque sin el cargador. Al no conocer dónde se encontraba ni recibir respuesta a sus llamadas, contactaron con amigos y familiares, quienes tampoco conocían su paradero. Entonces fue notificado el Ministerio Público.
“Dispusimos de 6 fiscales dedicados al caso, si sumamos a los regionales alcanza a una docena de fiscales dedicados al caso y más de 200 diligencias realizadas para la resolución del mismo”, dijo Saab.
A los tres días, Cumare definió el hecho como una “desaparición forzosa” por motivos políticos, escribiendo una nota relacionada para Aporrea. Versión que fue refutada el 28 de agosto de ese año, por el fiscal Tarek William Saab, quien expuso que Lanz cerró la puerta de su casa sin indicios de violencia o enfrentamiento.
“Lanz, siendo ex guerrillero, una persona de larga trayectoria, no iba a salir en plena cuarentena radical, en pandemia, con cualquier persona, tenía que ser alguien de su extrema confianza”, dijo.
La estrategia de Cumare fue simular la supuesta desaparición al punto que acusaba al Estado venezolano de encubrir un crimen. Desde el mismo momento de la desaparición se creó un supuesto “Comité de Rescate”, e incluso sectores de la derecha política participaron en las acusaciones.
“El asesinato de Carlos Lanz, lamentablemente, fue un caso de muerte por encargo. El mencionado comité incluso me atacó a mí y al Ministerio Público como supuestos encubridores”, dijo Saab.
Los hechos
Siete días antes del crimen, la doméstica se va de la casa y se traslada a Mene Grande, estado Zulia. “¿Por qué la sacan de la casa si tenía 20 años viviendo allí, en plena pandemia, en tiempos de cuarentena radical?”, se pregunta Saab.
Durante el encuentro con la prensa revelaría que todos los entrevistados del entorno de Cumare no pasaron la prueba del polígrafo.
La doméstica revelaría una relación de hostilidad entre Lanz y su esposa. No obstante, el móvil del crimen sería encubrir los hechos de corrupción en torno a las partidas presupuestarias del Inces de Maracay, que eran responsabilidad de Cumare.
Castellanos relató que Cumare, “estaba harta de que Lanz fuese un obstáculo para sus negocios de corrupción con distintos proveedores”, por lo que toma la decisión del asesinato.
En sus declaraciones del sábado 2 de julio, Glen Castellano señaló a Maxiorisol “Mayi” Cumare como la autora intelectual y explicó que los 8 mil dólares se distribuyeron así: 5 mil dólares para un pran de Tocorón- a quien el Fiscal no quiso identificar porque las investigaciones se mantienen en proceso-, y para dos sicarios. A Castellano le quedarían 3 mil dólares.
Para el día del hecho, Cumare realizó una jornada de limpieza en el Inces de Maracay, en plena pandemia de COVID-19. “Este hecho siempre causó ruido a los investigadores”, confesó el Fiscal.
Saab precisó: “Creo que era evidente que Carlos Lanz iba a denunciar a su pareja. Razón por lo que ella decidió contratar a unos sicarios. Nosotros aquí estamos presentando más de 200 diligencias de investigación y un testimonio, que es lo más importante”, dijo sobre el video incriminatorio, donde Glenn Castellanos describe cómo fue la ejecución y las últimas palabras de Lanz, quien se negó a arrodillarse antes de recibir los disparos mortales.