Adán Chávez Frías, es Embajador de Venezuela en Cuba. Ha sido titular de los Ministerios del Poder Popular del Despacho de la Presidencia, Educación y Cultura; además de Presidente del Instituto Nacional de Tierras, Gobernador del estado Barinas y miembro de la Asamblea Nacional Constituyente. Actualmente, preside el Instituto de Altos Estudios del Pensamiento del Comandante Hugo Chávez, y recientemente ha sido designado, nuevamente, como Vicepresidente de Asuntos Internacionales del PSUV; tarea sobre la cual quisiéramos desarrollar esta entrevista.
Gracias por su tiempo profesor Adán.
—Como dijimos antes, usted acaba de ser nombrado Vicepresidente de Asuntos Internacionales del PSUV. ¿Qué planes tiene previsto desarrollar para seguir diciéndole al mundo la Verdad de Venezuela?
—Como se dio a conocer hace un par de semanas, la Dirección Nacional de nuestro Partido acordó realizar un enroque entre la camarada Tania Díaz y mi persona, quienes pasamos a desempeñar funciones en las Vicepresidencias Sectoriales de Formación e Ideología, y Asuntos Internacionales, respectivamente.
Ello, como parte del proceso de reorganización que lleva a cabo el PSUV en todos sus niveles: nacional, estadal, municipal, parroquial y en las bases; nivel este último en el que, por cierto, hemos completado recientemente la elección de 330.880 lideresas y líderes de calle, comunidades y Unidades de Batalla Bolívar-Chávez; así como de sus equipos de trabajo. Se trata, de un ejercicio de democracia interna que debe posibilitar, entre otras cosas, que profundicemos con renovado fervor revolucionario el trabajo político y social en el territorio.
De manera que, repito, nuestra designación al frente de la Vicepresidencia de Asuntos Internacionales, instancia sectorial que dirigimos entre marzo de 2017 y mayo de 2022, forma parte del proceso de reorganización interna que tiene lugar en el seno del Partido, en el marco de los acuerdos alcanzados durante el V Congreso; un proceso que se da en una coyuntura que si bien sigue caracterizada por la pretensión del imperialismo estadounidense y europeo de tratar de acabar con el proyecto de amplias transformaciones que nos legara el Comandante Chávez, se inscribe en una realidad geopolítica distinta a la de hace unos años, que por supuesto presenta nuevos desafíos al país y a otros Pueblos del planeta; en el empeño renovado por consolidar el mundo multicéntrico y pluripolar que tan acertadamente prefigurara el líder bolivariano.
Y es que hoy estamos en medio de una confrontación, de grandes proporciones, entre quienes históricamente han pretendido dominarnos y tratan a toda costa de restablecer su poder hegemónico; y los Pueblos que estamos resueltos a construir un mundo mejor, más justo y solidario; para beneficio de todas y todos.
En este escenario, Venezuela continúa desempeñando un rol fundamental, orientado a la defensa del derecho que tienen los Pueblos a su libre determinación, y en el caso de Nuestra América Latinocaribeña, y más allá del Sur Global, en el impulso de la unidad; al tiempo que avanzamos en la consolidación de sólidas alianzas con otros polos de poder mundial; junto a los cuales reivindicamos la lucha que libramos por la plena y definitiva liberación; una lucha para la cual seguimos convocando a todas las organizaciones políticas, sociales, de trabajadoras y trabajadores que por razones históricas, culturales y de autodeterminación están llamadas a derrotar definitivamente la pretensión supremacista del imperialismo; que de manera desesperada se ha procurado imponer a los naciones de la región con particular saña.
Por ello se nos ataca y se hace de todo por tratar de dar al traste con la Revolución Bolivariana; un cometido que seguimos convencidos no lograrán los enemigos de la Patria. Nada ni nadie podrá doblegar a las hijas y los hijos de Bolívar y Chávez, y a pesar de la intensidad de la campaña antibolivariana y de la crueldad de las sanciones impuestas al país, la Verdad de Venezuela sigue abriéndose paso.
Hoy en el mundo hay una mayor comprensión de lo que ocurre realmente en la Patria, lo cual es una victoria de la lucha multiforme y multidimensional que libramos a diario las venezolanas y los venezolanos, frente a la criminal agresión que desde los inicios de nuestra construcción socialista ha puesto en marcha el imperialismo estadounidense y sus aliados.
Han sido años de intenso batallar y de un profundo accionar del Partido en el ámbito internacional, no sólo denunciando la magnitud de la arremetida imperial de la que somos objeto, sino además mostrando al mundo la Verdad de Venezuela. Este mismo mes, delegaciones del PSUV han participado con dicho propósito en la 46° Edición de la Fiesta del Avante, del Partido Comunista Portugués; en la Fiesta de la Humanidad, del Partido Comunista Francés; en la Fiesta de la Solidaridad, del Partido de los Trabajadores de Bélgica; y hacia finales de septiembre, en el 12° Congreso del Frente de Liberación de Mozambique.
Asimismo, en los próximos días participaremos del XXVI Seminario Internacional del Partido del Trabajo de México y en la reunión del Grupo de Trabajo del Foro de Sao Paulo; mientras que representantes de nuestra juventud se harán presentes en un encuentro de la Federación Mundial de la Juventud Democrática que también tendrá lugar en la Patria de Emiliano Zapata y Pancho Villa.
Además, se organiza en Venezuela el Foro de Juventudes XXI; evento que contará con la presencia de representantes de los partidos que forman parte de la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina y el Caribe.
—En un escenario como el antes descrito, ¿Cómo valora la actual realidad de América Latina y el Caribe?
—La historia del intervencionismo yanqui en Nuestra América es larga; y en las últimas décadas se ha expresado en situaciones como el golpe de Estado contra el Comandante Chávez del año 2002, la intentona secesionista que en 2008 tuvo lugar en Bolivia y el golpe de Estado de 2009 contra Manuel Zelaya, en Honduras; así como en el frustrado golpe de Estado contra el compañero Rafael Correa en Ecuador en 2010, los golpes promovidos con la complicidad de los parlamentos de Paraguay y Brasil, contra Fernando Lugo y Dilma Rouseff, en 2012 y 2016, respectivamente, el intento de derrocar al compañero Presidente Nicolás Maduro en 2019 y el golpe de Estado en contra del hermano Presidente Evo Morales ese mismo año.
En cada una de estas conspiraciones, estuvo metida la mano imperial que, con la complicidad de las apátridas oligarquías de la región, ha pretendido truncar el despertar de nuestros Pueblos y, de manera particular, desestabilizar aquellos gobiernos que no responden a sus designios y se niegan a actuar de manera sumisa; a espaldas de los intereses de su gente.
Sin embargo y como dijimos antes, a pesar de esta feroz arremetida imperial, los Pueblos de la América Latinocaribeña siguen aspirando a alcanzar una integración plena, soportada en la historia común que nos une y en los valores que definen nuestra identidad cultural; al tiempo que manifiestan en las calles su férrea determinación de mantenerse en movilización permanente; en contra de la pretensión de imponernos recetas neoliberales, y exigiendo que sus gobiernos trabajen sin descanso por mejorar su calidad de vida.
Se trata de una verdadera revolución, que el Comandante Eterno calificara en 2009 como permanente e indetenible; una revolución que tiene como el más reciente ejemplo del despertar de los Pueblos de la región, lo sucedido en Colombia; país en el que asumió el gobierno, por vez primera en su historia, un dirigente de izquierda.
—Realmente es muy interesante lo que ha ocurrido en Colombia. ¿Cómo analizan lo sucedido en esa nación desde el PSUV?
—El nuevo gobierno colombiano se enfrenta a grandes retos. Se trata de una nación a la que la derecha fascista dejó inmersa en la violencia, el paramilitarismo y el narcotráfico; así como en una profunda desigualdad social, producto de la exclusión que trajo consigo la adopción de brutales recetas neoliberales, incluyendo la mercantilización de derechos fundamentales como la salud y la educación.
Todo ello generó importantes niveles de pobreza y, en esa misma medida, un creciente malestar popular; un fenómeno al que se sumó el rechazo de las colombianas y los colombianos a la vulneración de la soberanía nacional que supuso la instalación de las bases militares de Estados Unidos, tal vez el ejemplo más ilustrativo de una política exterior servil al imperialismo estadounidense, que aisló a Colombia en el ámbito regional y mundial.
En fin, todo ese panorama asqueó al hermano Pueblo colombiano, que votó con la esperanza de lograr un cambio profundo; una aspiración que deberá sortear grandes escollos, en función de solventar los principales problemas que enfrenta el país.
En el plano bilateral, nuestros gobiernos avanzan en el cometido de lograr el pleno restablecimiento de las relaciones entre ambos países, en atención a la historia común que nos une y sobre la base de la solidaridad, la hermandad, la cooperación, la complementariedad y el respeto mutuo, tal y como lo ha indicado el compañero Presidente Nicolás Maduro.
Las venezolanas y los venezolanos esperamos fervientemente que la espada del Padre Libertador Simón Bolívar, que se hizo presente en la toma de posesión del Presidente Gustavo Petro, a pesar de la negativa de la rancia oligarquía colombiana; continúe animando a nuestros Pueblos en las batallas que deberemos seguir librando para alcanzar el cometido antes referido.
—Para finalizar profesor: ¿Cómo se plantea el PSUV seguir potenciando la solidaridad y el internacionalismo en favor de las principales causas de la humanidad?, ¿Cómo se expresa el legado del Comandante Chávez en el accionar de su Partido, en función de alcanzar este propósito?
—Lo primero que habría que señalar, es que el Pueblo venezolano tiene en sus genes la práctica de la solidaridad y el amor, que al decir de ese otro gigante que fue y será por siempre el Comandante Ernesto Che Guevara, es guía para las verdaderas revolucionarias y los verdaderos revolucionarios, a quienes nos mueven grandes sentimientos de amor.
Es esta una práctica que históricamente desarrolló nuestro Pueblo, incluso cuando se impuso en Venezuela el “sálvese quien pueda” y el entreguismo del país a los intereses del imperialismo estadounidense, durante la IV República.
Inspirados en esos nobles principios actuaron el Padre Libertador Simón Bolívar, y las mujeres y hombres que integraron el Ejército Bolivariano —por citar tan sólo un ejemplo que tiene que ver mucho con lo que somos hoy como Pueblo—, quienes salieron de nuestras fronteras para liberar a otras naciones de la América Latinocaribeña del yugo del entonces imperio español. Lo mismo hicieron muchas y muchos combatientes de los años 70 y 80 del siglo pasado.
Ahora bien, ese espíritu internacionalista —justo es señalarlo— se potenció con la llegada a la Presidencia del Comandante Chávez en 1999; momento en el cual se da un impulso sin igual al compromiso del Ejecutivo Nacional con las principales causas de la humanidad, siendo asumido dicho compromiso como una política de Estado.
Y esto tiene que ver con el hecho de que nuestra construcción socialista haya asumido desde sus inicios las banderas del antiimperialismo, del antifascismo y de la práctica del internacionalismo; banderas que siguen animando las batallas que continuamos librando, con mucha responsabilidad, en defensa de las principales causas de los Pueblos.
Así ha sido, por tan sólo citar algunos ejemplos, en la inquebrantable defensa de las causas palestina y saharaui asumida por la Revolución Bolivariana, y en la condena del genocida bloqueo económico, comercial y financiero impuesto al hermano Pueblo cubano.
También, en la exigencia de la devolución de las Malvinas al Pueblo argentino, en la denuncia del intervencionismo imperial contra otros Pueblos de la región y el mundo, y en la defensa de la integración de éstos y los derechos de la Madre Tierra.
Sin duda, Chávez nos dejó una gran enseñanza de dignidad, honor y lucha para seguir caminando por los senderos de Bolívar; una enseñanza que se extiende a todas las regiones del mundo y que es asumida como bandera por quienes estamos convencidas y convencidos de que el mundo mejor que aspiramos no sólo es posible, sino además sumamente necesario.