La ministra del Poder Popular para la Educación Universitaria, Sandra Oblitas, explicó cómo opera el mecanismo de acceso a las universidades para los nuevos bachilleres
—¿En qué consiste el Sistema Nacional de Ingreso (SNI) y cuál es su novedad?
—Es una plataforma tecnológica, una herramienta que el Estado venezolano pone a la disposición de toda la juventud que estará egresando de bachillerato en julio de este año. El Ministerio de Educación nos ha dicho que son algo más de 336 mil muchachas y muchachos. Las instituciones de educación universitaria de Venezuela tienen capacidad para atender a todas y todos. El SNI es interoperable, alimentado en primera instancia por el Ministerio de Educación, que carga toda la información de estos jóvenes, sus notas de primero a cuarto año y otros datos académicos. Luego, ellas y ellos tienen acceso hasta el 14 de julio para verificar la correspondencia de los datos y las notas. Inmediatamente podrán entrar a la sección de su interés, que es la que corresponde a las opciones de estudios universitarios.
—¿Cuántas opciones podrán elegir?
—El estudiante debe escoger obligatoriamente tres carreras y, voluntariamente, puede seleccionar tres adicionales. Esto le permitirá al SNI asignarlo a una de sus áreas de interés.
—¿Cómo se venía haciendo esto hasta ahora?
—Venimos de unos mecanismos anteriores a 1999, en los que la lógica era que en el país existía una pequeña élite privilegiada que podía acceder al sistema universitario. Nosotros lo sabemos, pero nuestra juventud seguramente no lo sabe: aquí era normal que se hablara de población flotante, comités de bachilleres sin cupo y otros conceptos que han sido superados. Venimos de un tiempo en el que la exclusión superaba el 70 %. Es decir, que el sistema de educación universitaria sólo atendía a 30 % de los que egresaban como bachilleres. Con la llegada de la Revolución Bolivariana se crearon importantes misiones y se tomaron acciones fundamentales. Se crean la Universidad Bolivariana de Venezuela y la Misión Sucre, que implicó expandirnos territorialmente y garantizar así la inclusión para todas y todos. La Misión Alma Máter permitió la creación de muchas otras universidades, perfilando una nueva lógica del Estado venezolano: garantizar el derecho a los estudios universitarios. Un paso importante también fue la eliminación de la prueba de aptitud académica y avanzar en la búsqueda de un mecanismo de ingreso democrático, que derivó en este Sistema Nacional de Ingreso, que ha tenido su crecimiento, su perfeccionamiento. Lo primero fue lograr la ordenación del ingreso; y ahora estamos hablando de carreras priorizadas, de territorialización y de garantía de inclusión. Hoy podemos decir que la inclusión es del 100 %. Vamos afinando el mecanismo en atención a las necesidades de crecimiento de cada región.
—¿Un estudiante que entre al SNI se va a encontrar allí a todas las universidades, incluyendo las privadas y las autónomas?
—No, aquí solamente están las universidades públicas que son todas autónomas en su definición. Las universidades privadas no participan del SNI. No aparecen algunas públicas, como la Universidad Militar o la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad, porque tienen mecanismos derivados de las propias características de sus planes de formación. Pero el resto de la oferta está plasmada. Sin embargo, lo que el estudiante va a elegir es la carrera y el sistema le va a decir en qué universidades puede cursarla. A partir de allí, podrá escoger.
—¿Qué les recomienda hacer a los y las estudiantes que vayan a utilizar el SNI?
—Lo primero es que antes de hacerlo, vean el Libro de Oportunidades de Estudio Universitario (http://loeu.opsu.gob.ve), donde encontrarán todos los programas de formación, todas las carreras que hay en las universidades; si es una carrera priorizada; a qué motor productivo se vincula; a qué área de conocimiento corresponde y qué posibilidades de desempeño profesional puede tener el egresado. Eso lo permitirá a cada estudiante enmarcar su proyecto de vida, generar las expectativas de crecimiento y desarrollo individual, familiar y colectivo a partir del estudio de una determinada carrera. No se trata sólo de elegir una profesión, sino también de prepararse para aportar al país desde una formación, generar arraigo e identidad, construir familia e identidad patria.
—En el pasado, las autoridades de la Universidad Central de Venezuela se negaron a recibir a estudiantes asignados por la Oficina de Planificación del Sector Universitario. ¿Los cupos que asigne el SNI están asegurados?
—En las universidades públicas el ente rector es el Estado. Entonces, manteniendo la autonomía que les consagra la ley, deben atender también a las políticas del Estado. En ese sentido, hemos venido trabajando con las universidades para que nos digan cuáles son sus oportunidades de estudio, los cupos disponibles, los pupitres, para decirlo gráficamente, y con esos datos, que el SNI haga las asignaciones. Uno de los argumentos de estas universidades es que tienen obligaciones por convenio para asignación de cierto número de cupos. Está bien, pero eso se debe sincerar. No queremos pasarle por encima a contratos colectivos u otro tipo de acuerdos, pero lo que les decimos a las universidades es que no pueden reservarse todos los cupos para asignarlos a voluntad.
—¿Se aplicarán las pruebas internas?
—Así como se eliminó la prueba de aptitud académica, se han establecido orientaciones para eliminar también las pruebas internas. Eso no se ha logrado, pero es hacia donde estamos orientando porque pretendemos darle oportunidad de estudio a toda la población que tenga interés, la valoración y la calidad para estudiar cada carrera.
—Siempre se ha hablado de la deficiente formación con la que llegan los estudiantes al sistema de educación universitaria. En las actuales cohortes, esto se agrava por los dos años que pasaron los estudiantes con clases a distancia y con los problemas actuales del sector de la educación media. ¿Cómo enfrentar esto?
—Nosotros decimos, tal vez de una manera gráfica y exagerada, que a las universidades están llegando muchachitos de tercer año de bachillerato. Eso es más o menos lo que sucede. Nosotros consideramos que esos dos años de formación a distancia son un logro, el fruto de un esfuerzo muy importante de los profesores y las profesoras, junto a las y los estudiantes. Son héroes de la patria porque se logró este objetivo, a pesar de la pandemia y de los años de guerra híbrida contra el país. Ahora viene la necesidad de curar las heridas de guerra. Los programas de iniciación universitaria deben revisarse y fortalecerse. Hay que saldar las deficiencias que se presentan. Necesitamos valorar el nivel de los y las estudiantes que estamos recibiendo y, a partir de allí, preparar módulos que permitan ayudar a la nivelación.