Entrevista al geógrafo Pascual Curcio Morrone
Ante la tragedia de Las Tejerías, que ha causado pérdidas de vidas y cuantiosos daños materiales, Venezuela se cuestiona sobre el complejo de causas que llevan a la recurrencia, cada vez más frecuente, de eventos atmosféricos extraordinarios. Al respecto escuchamos la opinión de un experto en la materia, el geógrafo Pascual Curcio Morrone, especialista en Análisis de Datos y Fotogrametría (Universidad de Stuttgart, Alemania); realizador de hasta 8 diagnósticos físico-naturales para la construcción de Planes de Ordenamiento Urbano Local en igual número de localidades.
—¿Cuál es su análisis de la tragedia de Las Tejerías?
—Mi particular opinión sobre el suceso ambiental ocurrido en Las Tejerías, es que era inevitable; pero que se habría podido mitigar su lamentable impacto en pérdidas humanas si la población, el colectivo local, se hubiera informado y —prevenido de la realidad ambiental—, habría tenido algún Plan de evacuación ante la crecida de la quebrada; ya que al aumentar gradualmente su caudal, hay tiempo para evacuar. Los planes de evacuación, logística, refugios construidos en áreas estables es un problema de conciencia colectiva, podemos decir estructural, que en Venezuela jamás han existido.
—Las Tejerías recordó la inundación de Vargas. ¿Se puede hacer una comparación entre las dos tragedias y, de ser así, en qué términos?
—A pesar de que, genéricamente, ambos eventos morfo-genéticos se definen como “deslave”, hay matices diferenciadores; cada tipo de relieve posee, incluso entre los de una misma génesis, individualidades particulares diferenciadoras debido a su propia evolución. En Vargas, el evento ocurre en una sola unidad de relieve, un cono de deyección cuyo torrente —con mayor pendiente que el de Las Tejerías—, finaliza abruptamente en el mar, dejando allá su carga, y por tanto la colectividad asentada en el lugar, sufrió en un 100% el efecto devastador; en Las Tejerías hablamos de un cono-terraza como unidad de relieve dominante, una pequeña quebrada con características de torrente por sectores —no toda ella—, no tan intensa como las de Vargas; la cual descarga el material lavado en el fondo de valle del río Tuy. En tal sentido, un 10% de las viviendas de la localidad se vieron afectadas trágicamente, de manera directa —destrucción— y un 25% de las viviendas de manera circunstancial, —inundación de sus hogares—.
—Igual que Chávez en 1999, el presidente Maduro, el PSUV y los más altos funcionarios del gobierno bolivariano acudieron de inmediato a las zonas afectadas para garantizar el máximo apoyo en la reconstrucción. ¿Qué cree que se deba hacer para asegurar la zona y qué podría haberse hecho para evitar la tragedia?
—Las autoridades en Venezuela son diligentes, rápidas, para atender cualquier desastre ambiental; ahora con respecto a Las Tejerías, ya el medio físico-natural habló, se pronunció, y no se debería ocupar —con fines residenciales— el área devastada por el material arrastrado desde las vertientes; estimo que debe recuperarse el cauce de la quebrada, ampliar su drenaje final hacia el río Tuy y consolidar un área verde con fines recreacionales en el espacio desbastado —50 metros promedio en ambos lados de la quebrada—, continuando la localidad con su vida normal y, sobre todo, activar de una buena vez mecanismos de alarma y evacuación preventiva; ante eventos pluviométricos extremos, iguales o superiores al ocurrido.
—Uno de los puntos principales del Plan de la Patria es el respeto por el medio ambiente y por la Madre Tierra. Un compromiso que, sin embargo, las medidas coercitivas unilaterales han hecho más difícil, limitando severamente las posibilidades de actuar sobre las debilidades estructurales de un estado del sur; probadas por décadas de dependencia tecnológica e infraestructural de los países capitalistas desarrollados. ¿Cuánto cree Ud. que pesó y pesa esta situación, en un momento en que los efectos del cambio climático son cada vez más devastadores, y qué se debe hacer para proteger el territorio y las poblaciones?
—En Venezuela existe suficiente capacidad industrial instalada para acometer obras sencillas de ingeniería hidráulica para mitigar desastres ambientales, también existen buenos ingenieros para realizar tales obras; el punto es que el ordenamiento urbano consolidado en el país, desde aproximadamente la década de los 70, es un verdadero desastre. Los planes de Ordenamiento Urbano local fueron utilizados por los más poderosos para hacerse con los mejores terrenos e instalar en ellos industrias o fincas para la crianza de ganado, dejando relieves menos estables para edificar las zonas residenciales. Te pongo un ejemplo en la misma localidad Las Tejerías: las industrias transnacionales llegaron primero a la zona y ocuparon el fondo del valle del río Tuy, de relieve plano y estable, dejando para la edificación de viviendas zonas menos estables, relieves escarpados, lo cual dificulta y encarece los costos para la dotación de servicios, aparte del riesgo ambiental, ocurrido. Imagínate entonces, para solventar esta realidad urbana nacional heredada del pasado deberíamos construir de nuevo todas las localidades del país! Inviable, por ello hay que “amarrarse los pantalones” y convivir con nuestro mal realizando las correcciones poco a poco.
—La derecha venezolana y los grupos de presión internacionales que la apoyan, llevan años denunciando en conferencias neglicencia y corrupción del gobierno bolivariano, en un intento de recaudar fondos de las ONG y organizaciones que ellos controlan. ¿Cuál es su opinión como científico?
—Hay más mentiras que verdades, muchas más mentiras; sin embargo, el gobierno nacional no ha puesto suficiente empeño en lo que sería la mitigación del impacto ambiental por medio de la información y organización de las comunidades para enfrentar el hecho ambiental; en el sentido de educar a la población para que esté en conocimiento del riesgo ambiental existente en su sitio residencial, construir refugios ante potenciales desastres y organizar a la comunidad para realizar evacuaciones, aunque, repito, sí actúa rápidamente para atender la tragedia una vez sucedida.