Solo un Estado soberano puede establecer una exitosa Zona Económica Especial
El capitalismo, históricamente ha impuesto su hegemonía mundial persiguiendo, atacando, asediando y bloqueando; a todo proyecto alternativo.
Venezuela desde la llegada al poder de la Revolución Bolivariana en 1998, liderada por el Comandante Hugo Chávez, implementó un modelo que denominó socialismo bolivariano, el cual resultó incómodo para los intereses capitalistas, y desde entonces el país con las mayores reservas de petróleo del planeta ha enfrentado una guerra multiforme en cuyo arsenal se cuentan invasiones fracasadas, un magnicidio fallido, intentos de golpe de estado, esfuerzos por imponer un presidente paralelo, ataque a la moneda, 763 sanciones contra Venezuela, 24.000 millones de dólares congelados en cuentas del exterior y un bloqueo financiero que ha afectado las operaciones de su principal industria generadora de divisas: Petróleos de Venezuela (PDVSA).
En un esfuerzo por atraer inversiones nacionales y extranjeras, y fortalecer un modelo de desarrollo integral, en julio de 2022 el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, oficializó la creación de las primeras cinco Zonas Económicas Especiales (ZEE). La medida, no obstante, encontró adversarios, quienes desde la izquierda y la derecha cuestionaron su creación en territorio venezolano. El diputado Fernando Bastidas, miembro de la Comisión Permanente de Economía, Finanzas y Desarrollo Nacional de la Asamblea Nacional, reflexiona sobre los motivos que justificaron la promulgación de la Ley Orgánica de Zonas Económicas Especiales.
“Quienes han buscado avanzar en una dirección diferente al capitalismo para alcanzar sus objetivos económicos se han visto obligados a establecer mecanismos excepcionales sobre su territorio que permitan, resguardando la soberanía, que su modelo de desarrollo se inserte en la economía mundial. Bajo esta estrategia, a nivel mundial surgieron las Zonas Económicas Especiales (ZEE)”; argumentó el parlamentario.
Génesis y referencias
China en 1978 emprendió un proceso denominado “Aperturas y Reformas”, impulsado por Deng Xiaoping, cuyas políticas incluyeron la creación de las ZEE, destacando la creada en Shenzhen, en la provincia de de Guangdong, en lo que se conoce como Cantón.
Deng Xiaoping lideró el proceso de modernización de la economía china, permitiendo un gran avance de sus capacidades productivas a partir de la implementación de las ZEE.
También en los años 80 Vietnam implementó las Políticas de la Renovación «Doi Moi», entre cuyos postulados se establece la creación de las ZEE como uno de los instrumentos para avanzar en un modelo de desarrollo alternativo.
“Las ZEE han servido como bisagras para que proyectos alternativos puedan insertarse en la economía global, pese a la hegemonía de un modelo que se ha impuesto con violencia, saqueo, guerras, genocidio, que es el capitalismo”, expone Bastidas.
El parlamentario enumera cinco aspectos que fundamentan la aplicación de Zonas Económicas Especiales en Venezuela: fortaleza político institucional, un modelo alternativo, ventajas territoriales, generación de conocimiento local y el establecimiento de un marco jurídico.
I. Fortaleza Político Institucional
Bastidas es enfático: no puede haber Zonas Económicas Especiales exitosas sin una política soberana.
En las ZEE se establecen criterios especiales, pero no son homogéneos, o estándares, no fueron iguales los establecidos por China o por Vietnam; u otros países, tampoco los que adopta Venezuela deben ser los mismos.
Su objetivo ─argumenta─ es ajustarse a la realidad concreta, tanto histórica, social, económica y geográfica; para alimentar la propuesta de modelo alternativo. En un territorio se implementan un conjunto de políticas especiales y específicas; pero no son medidas homogéneas, fijadas o prefabricadas porque no existe un molde previo. Hay aspectos generales que se pueden referenciar; como por ejemplo que se circunscribe a un territorio, condiciones internacionales de intercambio comercial las cuales hay que evaluar para determinar las favorables para la creación de las cadenas de valor internas; pero las particularidades las tiene que definir cada país, por lo que implican un alto grado de soberanía y autodeterminación para el país que las aplica. Todo lo contrario a lo que intentan señalar, establecerlas requiere un Estado fuerte, con capacidad institucional, política y operativa.
“Una ZEE necesita un Estado fuerte, autónomo, soberano. Nosotros tenemos hoy en Venezuela un Estado independiente que se rige por la voluntad soberana del pueblo”.
La Revolución Bolivariana ha demostrado ser capaz de superar las más adversas circunstancias, gracias a la solidez de la Constitución; basada en el proceso histórico de la conformación del nuevo Estado”.
II Modelo de desarrollo alternativo al capitalismo, por lo tanto soberano
Un segundo aspecto tiene que ver con el modelo de desarrollo que se intenta impulsar. “Nosotros estamos en el desafío de trascender el modelo capitalista, para avanzar en el gran proyecto histórico que es el socialismo bolivariano del siglo XXI, con características venezolanas”.
A diferencia del capitalismo que se desarrolló en los centros hegemónicos de poder, a Venezuela se le asignó un rol periférico, dependiente y ha sido el petróleo el principal rubro de articulación con la economía global. A la neocolonia le fue asignado el rol de proveedor barato de crudo para alimentar la maquinaria industrial neoliberal y desde entonces ha sido el papel que ha cumplido.
Con la llegada de la Revolución Bolivariana este rol comenzó a revertirse gracias a la lucha del Comandante Chávez por sostener precios razonables en el mercado petrolero global. Con su gesta logró el fortalecimiento de la OPEP y un marco jurídico más favorable.
Venezuela, poseedor de las mayores reservas de crudo del planeta, juega un papel crucial en la dinámica petrolera, no obstante, requiere transcender hacia un modelo no dependiente que ha degenerado en una atrofia en las capacidades productivas, que se ha sustentado en la renta petrolera. Este modelo rentista, que se ha prolongado por más de un siglo, desestimuló a los otros sectores de la economía que se hubiesen desarrollado para aportarle al país riquezas para su sano desarrollo.
Por esta razón, hay atrasos en ciertos sectores de la economía en las técnicas de producción, la tecnología a implementar, el desarrollo de las fuerzas productivas particularmente en el ámbito industrial; porque a causa del rentismo Venezuela desarrolló dos grandes aristas: la extracción de materias primas (principalmente petróleo) y de dicha renta emergió una economía de puertos dependiente de las importaciones pagadas con la factura petrolera, que se expresaron en cadenas comerciales que han hecho vida históricamente en el país, las cuales se han complejizado a medida que el llamado gran capital evoluciona.
Atrofiado por el impulso importador, el sector industrial nacional quedó rezagado.
El socialismo bolivariano implica la creación de riquezas y su distribución equitativa. A diferencia del capitalismo que supone creación de riqueza con concentración en pocas manos. Para lograr la distribución de las riquezas de manera equitativa se requiere un Estado fuerte.
Con Chávez, el modelo de desarrollo viró hacia un socialismo con características propias, que tiene como uno de sus pilares la maduración de las capacidades productivas industriales. A causa de las deformaciones que generó el rentismo, toda la infraestructura comercial se concentró en una sola área territorial, la franja norte-costera de la región centro-occidental (Distrito Capital, Miranda, La Guaira, Aragua, Carabobo). Ese eje fue el que tuvo mayor nivel de desarrollo industrial. También hubo un eje territorial en la zona donde están ubicadas las empresas básicas y la actividad petrolera.
Como efecto de esta deformación sucedió un éxodo rural que pobló con cinturones de miseria las periferias urbanas en estas zonas con precario desarrollo industrial. Se le dio la espalda a casi el 80% del territorio nacional que posee grandes y diversas capacidades.
III Ventajas geográficas comparativas
Venezuela posee potencialidades que permiten condiciones para acelerar ciertas dinámicas dentro de la perspectiva de desarrollo. Hasta el momento solo se han fijado 5 ZEE (Península de Paraguaná, Nueva Esparta, La Guaira, Puerto Cabello y La Tortuga), pero existen múltiples lugares con grandes ventajas para el desarrollo industrial.
Las 5 primeras por su ubicación y características tienen ventajas comparativas que permitirán avanzar de manera más acelerada hacia un modelo no rentista. No hay recetas prefabricadas, cada una tiene sus peculiaridades, por lo que tienen políticas de desarrollo específicas.
IV Conocimiento
Se requiere desarrollar el conocimiento local para la expansión soberana de las capacidades productivas. A diferencia de la base industrial trasnacional, donde nunca habrá transferencia tecnológica, ya que supone solo la apropiación de los recursos y del talento humano que tratarán incluso de llevárselo del país.
Bajo un modelo soberano, la investigación y la generación de conocimiento son cruciales. Con las ZEE existe un gran desafío, porque se debe promover que el conocimiento se especialice de acuerdo a las necesidades productivas de cada zona, lo que implica grandes retos, pues históricamente, como el rentismo se ha expresado en aspectos económicos, también ha tenido manifestaciones culturales y académicas. La economía es un elemento transversal a la dinámica social que se entrecruza con la cultura y la educación.
Por tanto, es necesario asociar la formación a un nuevo modelo productivo, lo que requiere una nueva perspectiva educativa dirigida a que el conocimiento tribute a la expansión de las capacidades productivas. Habrá que estimular áreas como la eléctrica, metalmecánica, de sistemas, química; en fin lo relacionado con los procesos industriales.
V Marco Jurídico
Se expresa en la Constitución y las leyes en general, pero específicamente en la Ley Orgánica de Zonas Económicas Especiales recientemente aprobada por la Asamblea Nacional; paso fundamental para fortalecer la seguridad jurídica estableciendo criterios.
Las zonas con criterios especiales, aunque tienen un antecedente mundial, en Venezuela el Comandante Chávez en 2001 propuso, a través de una Ley Habilitante, las llamadas Zonas Especiales de Desarrollo, las cuales formaban parte de las 41 leyes por las que el 11 de abril de 2002 se dio un golpe de estado en castigo a un líder revolucionario que pretendía avanzar en un modelo económico autónomo, no rentista.
A pocos meses del fallido intento hubo un paro-sabotaje petrolero. En el 2014 el presidente Nicolás Maduro retoma esta política y a partir de la Ley de Regionalización para el Desarrollo Socioproductivo de la Patria se crean unas zonas económicas especiales que se frenaron por la agresión económica contra el país, que se profundizó en 2015 cuando EEUU emitió el Decreto Obama, que calificó a Venezuela como “una amenaza y extraordinaria”; y se formaliza en 2017 con la aparición de las llamadas sanciones o medidas coercitivas unilaterales. Este asedio contra Venezuela, además se aprovechó de un ciclo petrolero de precios bajos. El objetivo era simple: estrangular la economía venezolana para acabar con la Revolución Bolivariana.
Con la imposición de las sanciones, se crean condiciones económicas diferentes donde las Zonas Económicas Especiales adquieren mayor relevancia. Con la llegada de un parlamento con mayoría chavista, se promulgó la Ley Orgánica de Zonas Económicas Especiales que se ajusta al nuevo momento de mayor agresión.
Dos grandes objetivos
El primer gran objetivo de las ZEE es la industrialización para trascender el rentismo a partir del desarrollo armónico de la industria nacional, generando capacidades productivas eficientes. Las ZEE constituyen esa bisagra que ayuda al proceso de industrialización, aunque algunas no estén vinculadas al proceso industrial como las zonas destinadas a promover el turismo. El segundo objetivo, planteado en el contexto de guerra multiforme, es contribuir a superar el bloqueo.
El imperialismo tiene como decisión acabar con la Revolución pero hasta la fecha su estrategia ha fracasado, lo que no significa que haya desistido, por tal motivo las sanciones continúan vigentes.
Nuestro modelo de desarrollo debe, por tanto, por un lado superar el rentismo, pero en lo coyuntural debe ir dirigido a superar las sanciones.
Venezuela enfrenta un escenario bélico y las sanciones son un arma de guerra cuyo epicentro es el bloqueo financiero, que se manifiesta en la imposibilidad de usar los activos venezolanos en el exterior y generar pagos desde la economía venezolana a otros países.
Por estas razones, se plantea la industrialización, no solo para satisfacer las necesidades del mercado interno; también apuntando a un modelo exportador para generar divisas con miras al establecimiento de mecanismos financieros que no dependan de la hegemonía del imperialismo.