Por: Fernando Bastidas Calderón
@ferbastidasc
En la edición anterior de este título, comentábamos sobre el capitalismo rentístico petrolero como característica estructural de la economía venezolana, y la génesis de este proceso en el rol asignado a Venezuela —históricamente— desde el exterior; por parte de los centros hegemónicos de desarrollo capitalista. Asimismo, referíamos sobre tres dimensiones o procesos que sustentan el funcionamiento del capitalismo rentístico petrolero; a saber: dependencia de las cadenas mundiales comerciales y financieras del petróleo, dependencia de los recursos provenientes del exterior como contraprestación a la venta de crudo, y dependencia de los bienes de consumo importados; para satisfacción del mercado doméstico con los recursos recibidos de la renta petrolera.
De igual forma, referíamos sobre la ruptura de estos tres procesos a partir de la política de bloqueo criminal perpetrada por el imperialismo norteamericano contra nuestra Patria; hecho que ha inducido a una crisis del capitalismo rentístico petrolero en los términos conocidos en nuestra economía. Siendo esta situación obligante, por razones de supervivencia, a trascender la dependencia generada por el carácter rentístico sin prescindir del recurso petrolero y energético fósil en general (petróleo, gas y carbón) respecto al cual poseemos importantes reservas de interés planetario.
Simultáneamente con esta circunstancia, (que, aunque tiene una razón externa, surte efectos esencialmente hacia lo interno) observamos un proceso de reacomodo geopolítico mundial a partir de la consolidación de economías emergentes con visiones alternativas sobre la interacción de las naciones en el escenario internacional; tal es el caso de bloques multilaterales como los BRICS y otros más, cuya presencia desafía los monopolios de diverso tipo desarrollados por EE. UU. y los países satélites de su política exterior.
Este último aspecto, permite ampliar el horizonte de relaciones económicas internacionales de nuestra Patria y a su vez condiciona el reacomodo de las relaciones económicas nacionales hacia lo interno, siendo además el petróleo una fortaleza en medio de un mundo que seguirá dependiendo de su utilización como fuente energética; razón por la que el escenario actual nos enfrenta a una encrucijada histórica respecto a la cual debemos hacer grandes esfuerzos para lograr las aspiraciones de larga data que hasta hoy, a pesar de importantes avances, sigue siendo un asunto por resolver: una economía diversificada, estable, robusta y soberana.
En este orden de ideas, consideramos que la estrategia para el desarrollo de una economía con las últimas características referidas, parte de nuestra principal fortaleza económica: los recursos energéticos. Siendo esto el punto de inicio para la desagregación del desarrollo de otros sectores de la economía, teniendo por objetivo la configuración de una economía petrolera diversificada, distinta de una economía petrolera dependiente, tal como la hemos conocido hasta ahora.
Es importante acotar que, si bien en la redefinición del rol económico internacional de Venezuela, el carácter de oferente de recursos energéticos debe mantenerse, tal condición no se asume como una limitante; sino en perspectiva de ser una fuerza motriz que permita la expansión de otras potencialidades productivas nacionales. Así mismo, esta redefinición del rol económico de nuestra Patria abre las puertas para plantear el tránsito al socialismo, mas no es “per se” ese proceso; lo cual es un debate de otra naturaleza.
Dicho lo anterior, se asume que el reacomodo económico hacia lo interno en las circunstancias actuales, —de cara a la edificación de una economía petrolera diversificada— es un desafío que convoca a todos los sectores del país más allá de una posición ideológica determinada; lo cual no significa que dicho reacomodo no pueda ser una plataforma base para orientar los esfuerzos hacia la transición al socialismo; que desde las fuerzas revolucionarias tenemos como gran objetivo histórico.
Encadenamientos de la industria petrolera
El tema energético va más allá de lo estrictamente petrolero; sin embargo, entendiendo al petróleo como el principal recurso de interés energético, y teniendo Venezuela un referente histórico en esta materia; abordaremos el macroproceso industrial de aprovechamiento del petróleo como variable independiente que puede condicionar positiva o negativamente los demás procesos industriales nacionales. En tal sentido, el aprovechamiento del petróleo comprende un conjunto de procesos, —aguas abajo— que podríamos resumir en tres grandes momentos: extracción, refinación y comercialización.
En el caso venezolano, por las características de nuestro crudo ubicado en la Faja Petrolífera del Orinoco, identificado como crudo pesado y extrapesado, toma importancia el proceso de mejoramiento para aumentar los grados API (unidad de medición de densidad, adoptada por el American Petroleum Institute), y de esta forma llevar el crudo extraído a un nivel de densidad que facilite su colocación en mercado internacional.
Estas superficiales referencias de los procesos que se involucran en el aprovechamiento del petróleo, nos permiten tener una idea básica del conjunto de bienes y servicios que demanda esta industria, de forma directa e indirecta. En torno al proceso petrolero existen cientos de empresas de carácter industrial, públicas y privadas, que participan en aspectos medulares; sin los cuales sería imposible la colocación de nuestro crudo en el exterior.
Estas industrias en torno al aprovechamiento del crudo, generan bienes, servicios y “know how” (conocimientos); cuya demanda trasciende al propio sector petrolero, y cuyas aplicaciones pueden contribuir a otros sectores de la economía, y en lo específico a las llamadas industrias de procesos (petroquímica, metalurgia, eléctrica, electrónica, entre otras); las cuales a su vez son generadoras de importantes niveles de valor agregado que inciden positivamente en el crecimiento económico nacional.
De tal forma que, las necesidades de equipamiento y servicios de una empresa como PDVSA derivan en la expansión de procesos conexos que deben aprovecharse y dirigirse a sectores productivos clave para el desarrollo nacional; especialmente en una circunstancia en la que el funcionamiento de las referidas industrias de procesos, se ve severamente impactado por el bloqueo e imposibilitado de acceder, en muchas ocasiones, al suministro de partes, piezas, bienes de capital, tecnología y “know how” provenientes del exterior.
Particularmente en el ámbito de los servicios públicos, existe una importante relación de interdependencia entre la industria petrolera y las empresas prestadoras de servicios básicos (agua, electricidad y gas). Siendo que, a su vez, las condiciones de los servicios públicos no sólo impactan en la vida cotidiana del pueblo; sino que además son un aspecto clave para el desarrollo de las dinámicas productivas del territorio, tenemos que la incidencia del sector petrolero en este sentido adquiere un doble carácter.
Otro sector que tiene una incidencia fundamental en la economía nacional y que se deriva de forma directa de los procesos petroleros y gasíferos, es la petroquímica; la cual juega un rol determinante en la capacidad del sector productivo primario agrícola; siendo ésta una de las dinámicas de mayor interés para nuestra Patria, en correspondencia con el gran objetivo de generar las máximas condiciones de soberanía agroalimentaria.
Al respecto, valga decir que se han dado pasos importantes para el fortalecimiento de los procesos de PEQUIVEN, evidenciándose los resultados en un mayor acceso de las y los productores agrícolas a los insumos provenientes de nuestra industria petroquímica; lo cual no significa que aún sigan existiendo grandes desafíos en torno a la producción de otros bienes necesarios para este sector primario.
A modo de consideración
Visto lo anterior, y en el entendido de la necesidad de expandir la capacidad industrial nacional como forma esencial de diversificación económica; se hace imprescindible avanzar en una política que identifique de forma precisa los encadenamientos industriales vinculados al sector petrolero en Venezuela; especialmente los tendientes a desarrollar subsectores de la industria que van más allá del ámbito energético, y que pueden contribuir de forma portentosa al crecimiento económico de nuestra Patria.
Este propósito implica un importante esfuerzo de diversa índole: por una parte, requiere de un gran levantamiento estadístico que permita obtener datos precisos de cara a la planificación de las políticas correspondientes. Tal ejercicio estadístico, requiere a su vez la utilización de niveles tecnológicos que se traduzcan en recursos orientados a esos efectos. Por otra parte, la posibilidad de identificar procesos vinculados a la industria petrolera con alto impacto en otros sectores; también conlleva a seguir fortaleciendo los espacios de articulación con los sujetos productivos del país: públicos, privados y de propiedad social o comunal, considerando el aporte que cada uno tenga capacidad de realizar en la expansión de la producción nacional.
Otro aspecto que también es esencial tener en cuenta, es el referido al talento humano y los procesos formativos. En este ámbito, es imprescindible estimular a la juventud a la formación técnica profesional, especialmente en las áreas vinculadas a la ciencia y la tecnología, las cuales contribuyen al desarrollo de los procesos de innovación productiva, necesarios para el aprovechamiento del potencial industrial que posee nuestra Patria.
Así mismo, es necesario tomar en cuenta la incidencia de los procesos logísticos en cuanto a las dinámicas de transporte y almacenamiento, no sólo en lo interno, sino de cara al comercio exterior. Valga señalar en este punto que un factor absolutamente estimulante de la expansión industrial, de cualquier nación, está directamente vinculado a la expectativa de captación de ingresos provenientes del exterior a partir de las exportaciones. La experiencia histórica nos muestra que, desde la primera revolución industrial en el siglo XVIII, fue el comercio exterior el elemento convocante de la innovación tecnológica industrial y la expansión de las capacidades productivas en la Europa de aquel entonces, siendo esta misma lógica un hecho vigente para una economía como la venezolana.
Respecto a lo anterior, cobra significativa importancia el proceso de transformación geopolítica que hoy vive nuestro planeta; razón por la cual insistimos en las oportunidades que se presentan, en el escenario actual, en función de lograr avances significativos, con impactos de futuro próximo pero sostenibles en el tiempo, que permitan nuevas y mejores condiciones materiales para nuestra Patria; lo cual es únicamente viable bajo una dirección política soberana, nacionalista y decidida a hacer historia, tal como lo ha demostrado el Presidente Nicolás Maduro Moros.