1. El Nuevo Mapa Estratégico. La pandemia del Covid-19 ha colocado en evidencia la crisis multidimensional del capitalismo. El fraude humanista del modelo imperante es irrefutable. La recesión económica mundial afecta a la humanidad. EE.UU y la Unión Europea, según el FMI, padecen una contracción del PIB de -8,3 y -10,3 respectivamente. En América Latina y el Caribe la recesión económica será la más grave sufrida en su historia, cuestión que se traduce, entre otros aspectos, en 11.5 millones desempleados y un decrecimiento de 5.3 de su PIB para el año 2020, según estimaciones de la CEPAL. Estamos en una nueva etapa de agudización de las contradicciones.
2. Elecciones en Estados Unidos. Demócratas y Republicanos se enfrentan electoralmente. Las élites en pugna representan a los globalistas y los americanistas. Los primeros defienden la globalización neoliberal tal como la conocemos, y los segundos abogan por la relocalización del capital en Estados Unidos para replantear el neoliberalismo en condiciones más ventajosas. En la política exterior esto se expresa en alianzas inter-imperialistas para mantener la supremacía estadounidense vs. unilateralismo para recuperar espacios geopolíticos perdidos. En consecuencia, en Estados Unidos colisionan dos estrategias de dominación mundial. Estamos en una transición hacia una definición que redundará, inevitablemente, en una mayor ofensiva estadounidense para mantener su supremacía.
3. Ofensiva de EE.UU. en América Latina y el Caribe. El año 2009 marca el inicio de la contraofensiva de Estados Unidos orientada a recuperar el control del continente que le fue arrebatado con el surgimiento de gobiernos progresistas, el fortalecimiento de las corrientes revolucionarias y el creciente acercamiento político, económico y militar de las potencias emergentes con la región. La Doctrina del Poder Inteligente de Obama permitió avances de la Casa Blanca en América Latina y el Caribe. Trump continuó la ofensiva para consolidar el terreno político recuperado y derrotar a los revolucionarios en Bolivia, Nicaragua, Cuba y Venezuela. La batalla estratégica será en torno a Venezuela.
4. Venezuela y la Disputa por la Hegemonía. En el país colisionan la Doctrina Monroe y el Ideario Bolivariano, neocolonialismo e independencia, neoliberalismo e inclusión social. Ante los dogmas neoliberales la propuesta del socialismo bolivariano irrumpió para cuestionar el libre mercado, la industria cultural del capitalismo con sus verdades sacrosantas, los axiomas tecnocráticos sobre la política y el individualismo como manera de entender la existencia. Se trata de una rebelión ante la racionalidad fundada en el pensamiento único, la homogeneización cultural y una “historia universal” que legitima el actual modelo socio-económico. El rescate de la memoria histórica fundamenta la conformación de una subjetividad alternativa que cuestiona el orden. La disputa por la hegemonía en Venezuela es en esencia una subversiva batalla cultural que proyecta una nueva manera de vivir.
5. La Nueva Hegemonía. Superar el entramado de la dominación o el sentido unidimensional de las relaciones humanas supone reconocer la diversidad. La nueva hegemonía que garantiza la viabilidad del proyecto socialista concebido desde Venezuela, requiere potenciar las múltiples identidades (clase trabajadora, mujeres, juventudes, pueblos originarios, afrodescendientes, etc.) para forjar con su participación un espacio político donde convivan en una identidad compartida y compleja erigida en alternativa frente al modelo de convivencia humana forjado desde la modernidad eurocéntrica. Abordar la realidad desde este enfoque es superar la vieja cultura política. La creación de un bloque histórico capaz de sumar a los excluidos, explotados y oprimidos implica articular demandas, organizar los disensos y conquistar a los inconformes. Impugnar el capitalismo remite a una crítica fundada desde otro entramado teórico, político, cultural y epistemológico acorde con una insurgente forma de vivir. Esto revitalizaría al chavismo.
6. Partido Político, Poder Popular y Movimientos Sociales. La transformación del mundo de hoy requiere nuevas formas de practicar la militancia. La cotidianidad política evidencia la existencia de identidades múltiples que no se agotan en la militancia en los partidos políticos. El Comandante Chávez explicó que la fuerza del partido radica en la unidad en torno a su programa, su esfuerzo por potenciar la participación política de los sectores populares, forjar su unidad desde abajo y fundamentar sus decisiones en una profunda cultura democrática. En efecto, la Revolución Bolivariana se fortalece con la estrategia de la participación, acercando la política a la gente, redimensionando su sentido al calor de la interpelación del orden y presentando la sociedad comunal como una nueva manera de ejercer el poder. La hegemonía estable que el chavismo necesita implica fortalecer al máximo, desde el partido, al Poder Popular y los Movimientos Sociales.
7. Lecciones Electorales de la ANC. La gran lección del proceso electoral de julio de 2017 fue contar con una pluralidad de clases y fuerzas sociales que refrendaron la propuesta constituyente con su participación. La elección de Constituyentes Territoriales junto a un mecanismo de elección de Constituyentes Sectoriales (comunas, la clase trabajadora, pueblos originarios, entre otros,) permitió una identidad colectiva que, sin desconocer las luchas peculiares de cada sector, se tradujo en una mayoría indiscutible, unidad política superior y victoria política perfecta. Solamente un pueblo unido e identificado con una propuesta política puede vencer al imperialismo.
8. La Unidad Perfecta. La unidad perfecta es política, gira en torno a ideas, concepciones y un proyecto de sociedad compartido. La unidad perfecta es una voluntad política colectiva amalgamada en un enfoque antisistémico. La unidad electoral viene por añadidura. Ante un enemigo poderoso lo ideal es trabajar permanentemente por la unidad política. Un revés táctico-electoral puede conducir a derrotas político-estratégicas.
9. Participación y Legitimidad. El imperialismo en el marco de su Doctrina de Guerra No Convencional atacará la legitimidad del proceso electoral venidero, de la nueva Asamblea Nacional y de la revolución en su conjunto. Este es el argumento central para desconocer las instituciones, promover la tesis del Estado Forajido y desencadenar la violencia encaminada a derrocar el Gobierno Bolivariano. La legitimidad de origen es fundamental para apreciar la fortaleza de la democracia participativa. Por ello, una masiva votación el próximo 6 de diciembre es de vital importancia. Construir mayorías en torno a una concepción refrenda la legitimidad de un proyecto de sociedad.
10. Victoria Perfecta. La victoria del 6 de diciembre será el fruto de la incorporación del pueblo como sujeto protagónico del rescate del parlamento venezolano. La victoria perfecta para la Revolución Bolivariana significa ganar electoralmente, potenciar la legitimidad de nuestro proyecto mediante una amplia participación popular y mantener la unidad política que permita vencer al imperialismo. Con Bolívar decimos: “Vacilar es perdernos. Pongamos sin temor la Piedra fundamental de la Libertad Suramericana”.
Fernando Rivero @friveroosuna