Clodovaldo Hernández
Sin el control hegemónico de los organismos diplomáticos multilaterales, de la industria cultural, de la maquinaria mediática y de las llamadas organizaciones no gubernamentales, la derecha global ya habría perdido buena parte de sus enclaves.
Esas cuatro estructuras, actuando siempre en concierto, sostienen el tinglado de un capitalismo que cada día enriquece más a los que ya son ricos y excluye más a los que ya están excluidos. Con semejantes armas jugando a su favor, procuran siempre aplastar a los países o a los sectores dentro de ellos que pretendan desafiar su poderío.
La burocracia diplomática les permite
hacer y deshacer impunemente
Los organismos internacionales supuestamente sirven para garantizar la paz, la justicia y el respeto a la autodeterminación de los pueblos, pero el capitalismo hegemónico controla ese poderoso aparato y se permite utilizarlo para todo lo contrario: la guerra, la iniquidad y la injerencia.
En el nivel planetario, la poderosa camarilla dominante encuentra a veces algunas dificultades porque existen otras potencias que les impiden hacer completamente su voluntad. Este papel lo hacía principalmente la Unión Soviética en tiempos de la Guerra Fría. Luego del terrible tiempo del mundo unipolar, el rol de contrapeso ha vuelto a manos de Rusia, China y de las naciones que se han rebelado contra las arbitrariedades de la corporatocracia.
En escenarios más circunscritos, como la deplorable Organización de Estados Americanos, el dominio imperial se facilita porque EEUU, como cabeza de la élite mundial capitalista, ejerce el control incluso financiero del ente multilateral.
El comandante Hugo Chávez siempre tuvo clara la importancia del factor de la diplomacia multilateral en el juego geopolítico y por ello puso todo su empeño en crear organizaciones alternativas como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América- Tratado de Comercio de los Pueblos ( ALBA-TCP), la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). No es extraño que, tras la muerte de Chávez y la caída de varios gobiernos progresistas en la región, el imperio se haya afanado tanto en destruir esas iniciativas, con el apoyo de las oligarquías y clases políticas conservadoras nacionales de cada país.
La industria cultural trabaja dentro de nuestras cabezas
Tal vez no sea el armamento más notorio, pero es muy posible que sí sea el que hace el trabajo más efectivo para mantener el statu quo mundial: es la industria cultural del capitalismo, que está presente en todas partes, en especial dentro de nuestras cabezas.
El cine, la televisión de entretenimiento, la música comercial y su mundo asociado de alfombras rojas y oropeles; la moda, los videojuegos, la publicidad y el mercadeo soportan la estructura imperial y legitiman los genocidios, las invasiones, los golpes de Estado, los bloqueos y las discriminaciones por motivos étnicos, religiosos y políticos.
La canalla mediática, que ahora es más “enredática” y global
Otra de las patas de la mesa capitalista mundial son los medios de comunicación. Es muy repetitivo decirlo, pero nunca serán suficientes las denuncias al respecto porque su labor es diaria y corrosiva.
Por los avances tecnológicos, los medios ahora son más globales y están totalmente casados con las redes sociales, con las que operan orquestadamente. Esa maquinaria mediática y “enredática” magnifica cualquier hecho ocurrido en países como Venezuela para presentarlos como gravísimas violaciones a los derechos humanos, muestras de un Estado fallido y casus belli para iniciar invasiones, conflictos y guerras, mientras ocultan o maquillan situaciones similares o peores que ocurran en EEUU y sus aliados.
La alianza medios-redes ha potenciado las posibilidades que siempre tuvieron los órganos informativos de manipular y mentir. De allí que ahora se hable de la posverdad y de las fake news y se diga que, con base en estos fenómenos, se quitan y se ponen gobiernos, incluso en el mismo país imperial.
Las ONG creadas o cooptadas por gobiernos: ¡qué paradoja!
Componente fundamental del dominio capitalista global son las organizaciones no gubernamentales, tanto las que han sido creadas intencionalmente para formar parte del tinglado imperial, como las que surgieron del seno de la sociedad pero han sido cooptadas por el poder mundial.
Este control sobre las ONG significa la total desnaturalización de ellas, pues en sentido estricto dejan de ser “no gubernamentales” al ser sostenidas por entidades ligadas a gobiernos como el de EEUU y los de potencias europeas.
Las ONG financiadas de esa manera alimentan tanto a los medios de comunicación y las redes sociales como al aparato diplomático generando una centrífuga de datos, opiniones, medias verdades y mentiras abiertas mediante las cual se montan expedientes contra países y se justifican los ataques, los despojos y las medidas coercitivas.